Del consejo editorial

Grandes alcaldes en ciudades de referencia

CARME MIRALLES-GUASCH

Profesora de Geografía Urbana

Las transformaciones urbanas y el incremento de la calidad de vida de muchas ciudades españolas es incuestionable. Sin embargo, sólo algunas –a la vez que mejoran y se reinventan– tienen la capacidad de situarse como ciudades de referencia, como urbes con un modelo urbano capaz de ser imitado e incluso copiado por otras. Son ciudades líderes que se sitúan al frente y tienen la capacidad de ejercer de estandarte para el resto. Cabe decir que no es nada fácil, ni existen formulas mágicas para ello, pero sí requiere de una condición necesaria: tener un alcalde capaz de aunar la valentía y la capacidad de trabajo para diseñar nuevos caminos colectivos, para encabezar propuestas que van más allá de los referentes habituales.

Donosti es una de ellas, y con ella su alcalde saliente. Una ciudad que, sin hacer mucho ruido y sin estar en el foco mediático, en los últimos 20 años ha dado un salto adelante y se ha situado como modelo de ciudad. Y eso no quiere decir que esté exenta de problemas, contradicciones y complicaciones. Claro que no, la ciudad, por definición, siempre es conflicto.
El espacio público y el sistema de transporte de Donosti son buenos ejemplos de política urbana acertada, y en especial el creciente protagonismo de la bicicleta en la ciudad. Un protagonismo que requiere transformaciones muy sutiles a nivel urbanístico y de cambios de usos y prioridades en el espacio rodado por parte de los distintos modos de transporte que lo ocupan. Pero también cambios sociales, mucho más complejos, que demandan complicidades ciudadanas amplias. Unas complicidades que, sin un alcalde que las teja, son imposibles de alcanzar. Un ejemplo de ello es la reivindicación que estos días hacen los comerciantes de la ciudad del uso de la bicicleta, con una muestra de ellas en sus escaparates. Un gesto nada habitual e incluso impensable en otras latitudes. Un medio de transporte en el que se realizan unos 12.000 desplazamientos diarios y que tiene 50 kilómetros de viales para su utilización.
Más allá de las coyunturas partidistas y de las circunstancias políticas puntuales, algunas ciudades han tenido la suerte de tener grandes alcaldes. La Barcelona Olímpica fue una de ellas, y Donosti es otra.

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