Del consejo editorial

¿Agenda oculta en Turquía?

LUIS MATÍAS LÓPEZ

Periodista

Muchos árabes que, con mayor o menor fortuna, luchan por la libertad, ven en el modelo turco el paradigma de que democracia y progreso son posibles en un país musulmán. Bajo el Gobierno del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), elegido limpiamente en las urnas, Turquía ha soslayado la crisis, crece a ritmo de vértigo, ejerce un papel moderador en la región, remueve obstáculos para entrar en la UE y, entre sobresaltos, relega a los militares a los cuarteles.

Se entiende que la formación del primer ministro, el ferviente musulmán y pragmático líder Recep Tayyip Erdogan, sea favorita para conservar el poder tras las elecciones del domingo, pese a las sospechas de que tiene una agenda oculta que emergería si logra la mayoría de dos tercios necesaria para reformar sin pactos la Constitución.
Los temores de los defensores del Estado laico, seña de identidad turca durante casi un siglo, es que Erdogan, si se ve fuerte, intente islamizar la sociedad (sin llegar a los extremos iraníes) e implante un régimen presidencialista que recorte libertades y silencie las voces críticas. El periodismo es ya profesión de alto riesgo, con más de 50 informadores encarcelados y miles acusados de conspirar con los militares para derribar el Gobierno.
Turquía necesita cambiar su Constitución, surgida de un golpe en 1980 al que siguió una implacable represión, pero el texto debería surgir del consenso entre el islamismo moderado y el laicismo heredero del sueño modernizador de Atatürk. Eso exige frenar al AKP. Las encuestas le dan el 45% del voto popular, pero podría alcanzar su objetivo gracias a la barrera del 10% que debe superar un partido para tener representación. Esta queda sólo al alcance del AKP, el socialdemócrata y heredero del atatürkismo Partido Republicano del Pueblo (CHP), y el derechista Partido Nacionalista (MHP).
La difusión por internet de escandalosos vídeos sexuales protagonizados por políticos deja limpio al AKP y castiga al CHP y –sobre todo– al MHP que, con su cúpula dinamitada por las dimisiones, corre peligro de quedar fuera del Parlamento. Muchos de sus votos podrían caer en el saco del AKP. Oficialmente, se ignora el origen de la filtración, pero está claro a quién beneficia.

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