Del consejo editorial

Desigualdad

Alfonso Egea de Haro

Profesor de CIencia Política
Ahora hay que pagar la fiesta. Este lema, protagonista tanto en el plano interno como europeo, apunta a que la actual situación está producida por unas sociedades que, recurriendo al crédito, han vivido por encima de sus posibilidades. Pero esta afirmación elude analizar por qué se ha recurrido masivamente al crédito y a qué se ha debido ese gasto irresponsable por parte de gobiernos y ciudadanos. Si la situación es generalizada, no parece que el color político de los gobiernos haya sido determinante. Otra posible explicación tiene que ver con el incremento de las desigualdades. Son precisamente los países acusados de irresponsables aquellos que presentan un mayor nivel de desigualdad. En 2009, los ingresos de los ciudadanos con mayor nivel de renta disponible (quintil superior) representaban hasta 5,8 veces más que los de aquellos situados en el

quintil inferior para un promedio entre España, Italia, Portugal y Grecia (igual que hace diez años). Esta cifra era de 4,9 en el conjunto de la Unión Europea (Eurostat). Esos países presentan también unos niveles bajos respecto al salario mínimo interprofesional en paridad de poder adquisitivo.
Además, parece olvidarse que el ticket de entrada a la fiesta no ha sido el mismo para todos y que en los últimos años el crecimiento de los salarios reales ha sido inferior al aumento de la productividad, produciéndose una transferencia de las rentas del trabajo a las del capital. Si sumamos la mayor presión fiscal sobre las rentas del trabajo, obtenemos una presión a la baja en los medios disponibles por los hogares y un incentivo al recurso al crédito y al estímulo público de la demanda agregada. En algunos casos, como Alemania, la menguante contribución de las rentas del trabajo se ha compensado por el impulso de las exportaciones, mitigando así el recurso al crédito.
Hay por tanto desigualdades dentro de cada Estado y entre estados que explican mejor la distinta intensidad del recurso al crédito. Eludir estas desigualdades tiene más de irresponsable que el mismo recurso masivo al crédito, como también lo es obviar que la desigualdad es un elemento causal más del funcionamiento del actual sistema económico y no necesariamente una consecuencia más o menos tolerable.

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