Del consejo editorial

¿Energías renovables? Sí, gracias

CARMEN MAGALLÓN 

En el marco del cambio climático, el problema de la evolución que ha de seguir el modelo de suministro de energía en este país está al rojo vivo. Frente a quienes piden que se reabra el debate sobre la energía nuclear, otras voces autorizadas están centrando la cuestión en torno a las energías renovables. Es el caso de la Fundación Ideas, que en su estudio Un nuevo modelo energético para España, ofrece datos, argumentos y propuestas para un futuro energético capaz de cubrir, en 2050, el 100% de las necesidades de energía del país con fuentes renovables. En la misma línea, Greenpeace y la Asociación de Productores de Energías Renovables han presentado un anteproyecto de ley para el fomento de las energías renovables, uno de cuyos objetivos es lograr que este tipo de energías cubran el 30% del consumo final bruto de energía, en 2020.

Es importante asentar que aunque sólo fuera por el hecho de que la fuente de energía nuclear por excelencia, el uranio, es limitada, si se quiere un modelo de desarrollo sostenible –en realidad, esto no es una opción, pues a la larga la sostenibilidad es una necesidad– la energía nuclear no puede ser el centro del debate. Sin olvidar la problemática clásica del uso de esta energía: qué hacer con los residuos; los posibles accidentes, es decir, la seguridad; el aumento de la proliferación de armas nucleares con su correspondiente peligro para todos y, sin duda, los elevados costes. Sin olvidar tampoco que las resistencias ante las nuevas tecnologías, en todos los campos, siempre surgen del deseo de rentabilizar económicamente las tecnologías conocidas, aunque estén obsoletas. El enfoque de futuro es, por tanto, dejar atrás los lastres nucleares, ir cerrando las centrales existentes, empezando por Garoña, y abordar directamente las posibilidades que ofrecen las energías renovables para cubrir las necesidades energéticas de este país.

Hay que decir que la opción por uno u otro modelo energético, desde hace ya tiempo, es cuestión de voluntad política. Las tecnologías de uso de energías renovables existen y, si se combinan adecuadamente con el aumento de la eficiencia de los procesos industriales y los productos de consumo cotidiano, así como con la educación para la responsabilidad y el ahorro energético de empresas, administración y ciudadanía, pueden ir sustituyendo sin traumas las fuentes fósiles en la satisfacción de la demanda. El proceso a seguir se ha mostrado en España con la energía eólica, que hoy cubre el 12,5% de la demanda eléctrica, llegando en determinados momentos de pico a cubrir el 30 y el 40%.

Por sus condiciones y experiencia, España puede ejercer un liderazgo importante en la implantación de energías renovables, además de ser esta una vía –sólida, sostenible, con gran capacidad para generar empleos cualificados– para dinamizar su economía. Para ello, el Gobierno tendrá que superar la incoherencia entre sus declaraciones y sus políticas, incoherencia que ha denunciado Greenpeace, en especial en lo que respecta al Ministerio de Industria, y hacer caso de las recomendaciones surgidas de uno de sus espacios de pensamiento.

Carmen Magallón es  doctora en Físicas y directora de la Fundación Seminario e Investigación para la Paz.

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