Del consejo editorial

Disciplina

Jorge Calero
Catedrático de Economía Aplicada

Como en el cómic de Manel Fontdevila, podríamos decir que "la crisis está siendo un éxito" en un sentido: sentar las bases para una mayor "disciplina" de trabajadores y ciudadanos (no ricos). Sin necesidad de acogerse a teorías de la conspiración, parece claro que un efecto colateral de la crisis es la difusión (¿imposición?) de una ideología con dos elementos básicos. Primero, la crisis viene provocada porque durante mucho tiempo habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades. Segundo, la solución a la crisis pasa por disciplinar a los trabajadores y a los ciudadanos, sometiéndolos a condiciones más estrictas y expuestas al mercado.

Por lo que respecta al primer elemento, ¿habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades? La deuda acumulada nos permite comprobar que, en relación con el sector público, no lo habíamos hecho más que otros países europeos como Alemania, Francia o Reino Unido. Si nos referimos a la deuda privada, esta había ido a parar, mayoritariamente, al sector inmobiliario, lo que en absoluto redundó en que los ciudadanos viviéramos mejor. Pasamos a vivir, eso sí, en pisos que valían mucho dinero sobre el papel.

En relación con el segundo elemento, proliferan las reformas (en el mercado de trabajo y en el Estado del bienestar) que se plantean como la única salida posible a la crisis. Estas reformas se acompañan de argumentos disciplinarios: se trata de un justo castigo a los excesos anteriores; es necesario disciplinar a la fuerza de trabajo, hacerla trabajar más y durante más años, hacer que los ciudadanos paguen directamente, y no sólo con impuestos, por los servicios del Estado del bienestar, dejarlos, en suma, más a la intemperie y a solas con los mercados.

Detrás de este proceso hay un cierto error. En realidad, quien necesitaba más disciplina era sobre todo el sector financiero. Quien debería habérsela impuesto, el Banco de España específicamente, no lo hizo. Una buena forma de reducir los riesgos de crisis es, antes que disciplinar a los trabajadores, disciplinar al sector financiero. La mayor disciplina a los ciudadanos en general y a los trabajadores en particular difícilmente nos va a ayudar a salir de la crisis ni a evitar crisis futuras.

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