Del consejo editorial

15.000 millones de impuestos

Juan Francisco Martín Seco

El Gobierno, por boca del ministro de Fomento, comenzó anunciando que iba a subir los impuestos a los ricos y, "aunque todos los tributos están en revisión", ya sabemos que no se va a elevar la tarifa del IRPF ni a los que ganan más de 120.000 euros anuales, ni siquiera a los que tienen ingresos al año por encima de los 600.000 euros. Sabemos también que está descartado retomar el impuesto de patrimonio y reformar el impuesto de sucesiones para gravar las grandes fortunas. Se nos ha dicho igualmente que el impuesto de sociedades, es decir, el gravamen sobre las empresas, lejos de incrementarse, va a reducirse, porque de acuerdo con el discurso imperante hay que apoyarlas. Claro que las empresas que van a salir beneficiadas no son las que están en dificultades y tienen pérdidas, esas no pagan el impuesto. Las que tributan por él son las que tienen ganancias y también los contribuyentes de elevados ingresos que, tal como han repetido todos los gobiernos, tienen su dinero oculto en sociedades. ¿No es ese el argumento que se ha empleado para reducir en el pasado las tarifas del IRPF y que se utiliza para no incrementarlas en el presente?

Parece confirmado, asimismo, que las rentas de capital no van a incorporarse a la tarifa general, aunque para dar cierta apariencia de progresismo se va a elevar el tipo en algún punto. Ahora bien, la injusticia del tratamiento fiscal de las plusvalías no está tanto en que el tipo sea bajo o alto, sino en que es proporcional, esto es, se grava con idéntico tipo al pensionista que recibe 200 euros anuales por un pequeño depósito que tiene en la caja de ahorros de su barrio que al multimillonario que obtiene un millón de euros al año por dividendos y plusvalías. En realidad, el IRPF ha dejado de ser personal y el gravamen sobre el capital se ha convertido en un impuesto indirecto.

¡Ah!, se me olvidaba que los verdaderamente ricos tienen su dinero en las Sicav. Pero también se nos ha confirmado que no sólo no va a desaparecer esta forma de inversión colectiva, sino que se va a seguir permitiendo que las grandes fortunas, con evidente fraude de ley, continúen utilizándolas. Es verdad que, tal como afirmó la vicepresidenta, su implantación fue obra del PP; lo que ya no es tan cierto es que el PSOE, en 2005, cambiase su régimen para un mayor control. Todo lo contrario, mediante una medida inaudita quitó la competencia a la Inspección de Hacienda para entregársela a la CNMV, que, como es lógico, está muy poco interesada en si pagan o no pagan impuestos. Su finalidad, si es que tiene alguna, es que el mercado de valores funcione con neutralidad y transparencia.

Y después de todo esto, y aunque todos los tributos están en revisión, hay que preguntarse: ¿a qué ricos se les van a subir los impuestos? Desde el Gobierno arguyen: "El capital viaja a la velocidad de la luz". Cabría responder que nadie garantiza que los recursos de las Sicav estén invertidos en títulos españoles. Pero es que, además, puestos en esta tesitura, por lo menos dejemos de hablar de subir impuestos a los ricos y de políticas sociales.

Economista

Más Noticias