Del consejo editorial

Barcelona-Madrid: acción vecinal

CARME MIRALLES-GUASCH

Estos días se ha inaugurado en Barcelona y en Madrid una exposición sobre el trabajo que las asociaciones de vecinos han desarrollado en los últimos 40 años para mejorar sus barrios y, con ellos, toda la ciudad. El objetivo es reivindicar el
protagonismo, muchas veces ignorado, en la construcción de la ciudad actual y en la defensa de la democracia del movimiento vecinal.

La exposición, la misma en las dos ciudades y en la red, repasa los distintos ámbitos donde se ha centrado la reivindicación vecinal: servicios públicos, vivienda, urbanismo, cultura, transportes, derechos de las mujeres, fortalecimiento de la democracia, etc. Cada eje temático está subdividido en las distintas demandas y reivindicaciones que las asociaciones de las dos ciudades han llevado a cabo a lo largo de estos años. Desde la colocación de un semáforo hasta la erradicación del chabolismo, desde las reclamaciones al derecho al descanso hasta la creación de las Mujeres vecinales en Madrid. Desde las fiestas populares hasta el deporte de base. Todas y cada una comentadas y enmarcadas históricamente y acompañadas de un reportaje fotográfico que las visualiza.

También se detallan sobre el mapa de cada ciudad las acciones concretas que, barrio a barrio, calle a calle, han conseguido variar lo que estaba previsto desde las administraciones públicas. Es lo que han definido como "acciones vecinales" que han cambiado la ciudad, que han trasformado Madrid y Barcelona. La remodelación de la plaza de la Luna, la construcción de equipamientos públicos en los cuarteles de Daoiz y Velarde, la llegada del metro a La Elipa o la defensa de la sanidad pública y del Severo Ochoa son algunas de las muchas acciones vecinales marcadas sobre el mapa de Madrid. La lucha contra las basuras y la aluminosis de El Polvorín, el centro cívico de la Farinera en el barrio del Clot, de la Masía Torrellobeta en Noubarris y de la casa Golferichs en el Ensanche son algunas de las que se detallan en Barcelona. Todas ellas, las casi 200 acciones, forman parte de nuestro paisaje urbano y cotidiano y no estarían allí sin el trabajo, el esfuerzo y la solidaridad de muchos hombres y mujeres que, a lo largo de estos años, se han comprometido con la ciudad y con sus ciudadanos.

Pero, además, y tal como subrayan sus organizadores, la exposición reivindica el paralelismo en la historia urbana reciente de las problemáticas y reivindicaciones urbanas de Barcelona y Madrid. Y aunque los modelos de crecimiento urbano de las dos ciudades y la organización municipal son distintos y la participación ciudadana diferente, en el transcurso de estas cuatro décadas los vecinos y las vecinas han sido protagonistas de la transformación de su ciudad. Un protagonismo que en su acción y estrategias cotidianas las une y las libera de enfrentamientos y rivalidades estériles.

Hay que agradecer el trabajo y el esfuerzo anónimo de todos estos años y felicitar la iniciativa de la muestra. No es una muestra nostálgica, al contrario, las ciudades de futuro requieren de las acciones vecinales.

Carme Miralles-Guasch es profesora de Geografía Urbana

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