Del consejo editorial

Fortaleza o flaqueza económica

JOSÉ MANUEL NAREDO

Economista o estadístico

Qué ha ocurrido con la alardeada fortaleza de la economía española para que llegara a ponerse en duda su solvencia, incluyéndola entre los países europeos con más problemas? ¿Se trata de un complot internacional contra España que ha obligando a nuestro presidente a salir al quite? ¿No es la economía esa ciencia cuantitativa que –se supone– permite diagnosticar inequívocamente la situación de países y empresas?
El hecho de que se descubriera que el déficit presupuestario griego era más del doble del que se venía diciendo, o de que al ser intervenida Caja Castilla-La Mancha se le descubrieran cuantiosas pérdidas cuando declaraba un notable beneficio, muestra que los diagnósticos económicos distan mucho de ser inequívocos. Pues, si bien existe una disciplina –la metrología– que se ocupa de velar por el rigor de las medidas de la verdadera ciencia cuantitativa, no hay metrología económica alguna que acote los márgenes de error de los agregados contables utilizados por el análisis económico. Lo cual abre la puerta a estimaciones impunemente insolventes, sesgadas y hasta intencionadamente manipuladas. En este contexto es normal que no haya un diagnóstico inequívoco sobre la solvencia de la economía española.

Como se hizo ver por el Gobierno, la situación de la economía española no tiene nada de alarmante si se enjuicia atendiendo a la importancia del déficit presupuestario y de la deuda pública con relación al PIB. Pero no es la deuda pública sino la privada la que plantea interrogantes en España. Pues el riesgo de la economía española tiene que ver con la distinta calidad de los activos y pasivos generados durante el auge: mientras el valor de sus sobredimensionados activos inmobiliarios se derrumba con el pinchazo de la burbuja, sus pasivos exigibles se mantienen, planteando problemas de liquidez y de solvencia.
El hecho de que se hayan devaluado los activos de las empresas inmobiliarias, que estaban valorados en 385.000 millones de euros en sus balances a 31-12-08, cuando el crédito otorgado por las instituciones financieras a estas empresas ascendía a 324.000 millones de euros en septiembre de 2009, nos muestra un sector al borde de la quiebra.
Es difícil saber hasta cuándo las instituciones financieras podrán seguir sosteniendo al sector inmobiliario sin que se vean arrastradas en su caída. El gran pacto de silencio de todo lo relacionado con estas cuestiones va unido al empeño de las empresas de tasación, dependientes de cajas y bancos, en minimizar la caída de los precios inmobiliarios. Se ha divulgado a bombo y platillo que el índice oficial de precios de la vivienda elaborado a partir de esas tasaciones sólo había caído un 10% y que ya parecía tocar fondo, mientras se silenciaba que el índice de precios elaborado por Fotocasa, a partir de los anuncios, acumula una caída del 20% y sigue cayendo. Y la caída de los precios de mercado se sitúa por encima de la de los anuncios, como señalan las agencias y evidencian las subastas inmobiliarias.
Es obvio que el oscurantismo y la confusión sobre temas tan claves dilatan innecesariamente situaciones de ajuste, dando pie a males mayores.

Más Noticias