Del consejo editorial

Najwa y el velo educativo

ANTONIO IZQUIERDO

Catedrático de Sociología

Una inflación de identidades sobreentendidas recorre el caso de Najwa. Subrayemos que se trata de un caso, no de una plaga. Najwa no es uno de los 750.000 nacionales de Marruecos que residen en España, ni se incluye entre los 200.000 alumnos extranjeros que cursan la ESO. Es una española de religión musulmana y de origen marroquí. Ignoramos cuántos alumnos de ESO se declaran musulmanes, pero sí que sabemos que musulmán no equivale a inmigrante ni a extranjero.

En realidad, las lecturas que se están haciendo del velo nos dicen más de quiénes las formulan que del caso en sí. Porque, en lo que a ella respecta y como enseña el manual de la adolescencia, no hay ni sumisión al padre ni fundamentalismo religioso. Ha sido ella y no su progenitor quien ha decidido seguir estudiando en otro instituto.
Najwa tiene 16 años y desde hace dos meses lleva el pañuelo. Según parece tiene una colección de velos y quiere ir a la universidad para estudiar matemáticas. En otras palabras: es una joven que consume y está interesada por las ciencias tanto como por las creencias. Está forjando sus identidades como mujer, musulmana, futura matemática y profesora, entre otras varias que irá añadiendo a lo largo de su vida.
En realidad, Najwa es un ejemplo para los miles de muchachos inmigrantes o no. Un caso de superación de los dos principales déficits que presentan los alumnos de origen marroquí: el aprendizaje del idioma y la determinación de llegar a la universidad. En otras palabras: se trata de vencer el obstáculo lingüístico y la desventaja de la clase social. La inferioridad en el dominio del castellano es de carácter temporal y leve y se compensa con las competencias en su otra lengua. La rémora del origen social la comparten con los nativos de su misma condición y requiere la implicación a fondo y a largo plazo de Gobierno y profesores.
Y es en la contribución para que prosiga sus estudios hasta la universidad donde suspenden los dos institutos que la han marginado. Descentrar a una alumna al final del curso no es un ejemplo de buenas prácticas de integración. Podrían haber esperado dos meses. El velo no dificultaba su rendimiento ni el de sus compañeros, y la tarea principal de la enseñanza pública no es la de marcar a los alumnos con categorías que no son propias del sistema educativo tales como el lugar de nacimiento, la nacionalidad o la religión.

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