Del consejo editorial

Dudas por un Gobierno de coalición

ALFONSO EGEA DE HARO

Profesor de Ciencia PolíticaConforme se acerca el día de la votación, la pregunta preferida de los electores británicos es qué partidos formarán la coalición de gobierno. La irrupción en la campaña electoral de los debates televisados ha dado una nueva dimensión al debate político, alejando el pragmático discurso de los candidatos de los problemas concretos de sus circunscripciones y mostrando la ausencia de diferencias notables entre los principales partidos. La necesidad de realizar ajustes económicos y reducir el déficit público es igualmente remarcada por los contendientes que, no obstante, y ante el impacto que tendría en el futuro crecimiento económico del país, moderan ulteriormente sus posiciones.

En esta partida a tres, ni siquiera el traspié del primer ministro, Gordon Brown, la pasada semana al llamar intolerante a una simpatizante de su partido parece haber provocado importantes consecuencias en la intención de voto.

Los sondeos preelectorales sitúan a los conservadores con una ventaja que, sin embargo, no serviría para alcanzar la mayoría de escaños en el Parlamento. De otro lado, laboristas y liberal-demócratas mantienen su particular pugna por el segundo puesto en número de votos. Una pugna caracterizada por la reticencia del líder de los liberal-demócratas a formar una coalición de gobierno con los laboristas si estos son dirigidos por Gordon Brown.
El resultado electoral más probable apunta hacia un Parlamento no mayoritario, en un país no habituado a ello. Las experiencias pasadas de un Parlamento de estas características son excepcionales y están asociadas a la inestabilidad de los Ejecutivos, como ocurriera en 1974, cuando el Gobierno en minoría de Harold Wilson duró menos de un año. De otro lado, la formación de coaliciones se percibe en ese país como una opción no deseada porque se interpreta que sustituye el debate parlamentario por concesiones e intercambios de votos.

Cualquiera que sea el resultado de este jueves, los partidos habrán de sopesar los riesgos de la inestabilidad de un Gobierno en minoría y la dificultad de alcanzar pactos de gobierno cuando se pretende acometer reformas profundas. Una posible coalición entre laboristas y liberal-demócratas tendría que salvar importantes escollos, como la pretensión de los segundos de modificar el sistema electoral británico.

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