Del consejo editorial

El Padrón en un año de crisis

ANTONIO IZQUIERDO

Catedrático de Sociología

Al Padrón se le ataca por dar malas noticias. Si nos atenemos a los últimos datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE), no parece que los derechos de empadronamiento tengan un gran poder de atracción cuando los mercados rechinan.
En primer lugar es relevante que no haya menguado el volumen total de extranjeros empadronados en un año de intensa crisis económica. En realidad, el crecimiento ha sido tan elocuente como escaso. Hay 60.000 extranjeros más que el año anterior y los 5.700.000 empadronados suponen el 12,2% de la población. La conclusión que se extrae es que la mayoría de los que estaban aquí no se ha rendido a la adversidad.

Sabemos que no son exactamente los mismos. En primer lugar porque se fueron muchos, aunque sean algunos más los que han entrado. Se estima que, durante 2009, llegaron más de 450.000 extranjeros y que otros 400.000 se marcharon.
El Padrón dice que ha crecido la cantidad de extranjeros comunitarios, mientras que los de "países terceros" han disminuido. En concreto han aumentado los rumanos, y ello pese a que a lo largo del año se repitió que retornaban. Es muy probable que muchos se fueran pero para volver al poco tiempo. Sea como fuere, las cuentas dicen que hay 30.000 más que el año anterior. Sí que sabemos que los ciudadanos rumanos son los que se han dado más prisa en traer a la familia.
Entre los extranjeros no comunitarios, los marroquíes son los que han aumentado en mayor cantidad, y los ecuatorianos los que se habrían marchado en mayor número. Hay 30.000 marroquíes más y 26.000 ecuatorianos menos. Pero, con toda probabilidad, el número de inmigrantes de origen marroquí y ecuatoriano es mayor porque serán varios los miles de uno y otro país que se hicieron españoles durante ese año. Sin ir más lejos, en 2008, fueron 25.000 los ecuatorianos y 8.000 los marroquíes que se nacionalizaron.
En el fondo de estas variaciones late la distinta estrategia de los migrantes comunitarios y no comunitarios para enfrentarse a la crisis sin abandonar su proyecto de instalación. Unos atraen a los familiares más empleables y otros devuelven al origen a los menos colocables. En esta tesitura, es probable que sean las mujeres que trabajan en los servicios las que lleven la voz cantante de la estrategia familiar y los maridos, acompañados de algún hijo, los que estén dando vueltas.

Más Noticias