Del consejo editorial

Elecciones económicas y coaliciones políticas

ALFONSO EGEA DE HARO

Profesor de Ciencia Política

Los Países Bajos podrían regresar, tras cien años, a tener un primer ministro liberal. El partido liberal conservador (VVD) de Mark Rutte ha conseguido el mayor número de escaños en las recientes elecciones generales de los Países Bajos, seguido de cerca por el partido laborista (31 frente a 30 escaños). Los resultados abren así un período de complejas negociaciones para la formación de una nueva coalición de gobierno. Una coalición de centro-derecha con los cristiano-demócratas del primer ministro saliente Jan Peter Balkenende sería la más lógica. Sin embargo, estos partidos no alcanzarían los 76 escaños necesarios para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento neerlandés. Se abre así la puerta a otros socios, como el partido de la libertad de Geert Wilders. Una coalición alternativa, de unidad nacional, sería la formada por liberales y laboristas junto a cristiano-demócratas, que obtendría una mayoría de 83 escaños.

El que un partido que se haga llamar de la libertad, precisamente en los Países Bajos, y esté basado en un discurso xenófobo, no es el único contrasentido. Son tiempos extraños para la política. Tiempos en los que las coaliciones de gobierno, como ocurriera en Bélgica o en los Países Bajos, se desmoronan por cuestiones políticas (la cuestión de la circunscripción electoral de Bruselas-Halle-Vilvoorde en el primer caso y el plan de retirada de las tropas neerlandesas de Afganistán en el segundo), pero se forman en función de los votos de protesta y descontento provocados por la situación económica.
No sorprende que el tema principal del debate electoral haya sido la crisis económica y que el partido ganador haya apostado por una drástica reducción del gasto público. Tampoco que la personificación de la crisis en la inmigración haya sido rentabilizada en votos.
En las segundas elecciones generales, tras las británicas, que se producen en países de la Unión Europea en plena crisis de la deuda pública, se observan varias coincidencias. Primero el ascenso de nuevos candidatos como Mark Rutte, en los Países Bajos, o Nick Clegg, en Gran Bretaña, que recogen el cansancio del electorado de los grandes partidos. Segundo, la formación de coaliciones que no siguen necesariamente un patrón ideológico. Tercero, la incertidumbre sobre la capacidad de estas coaliciones de agotar la legislatura una vez superada la crisis económica que les dio la fuerza inicial.

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