Del consejo editorial

560 personas vivas

CARMEN MIRALLES 

El año 2008 nos ha dejado una muy buena noticia. 560 personas seguimos vivas.
Podrías haber sido tú, yo, el vecino, nuestro colega del trabajo o algún familiar. Pero no, no son ninguno de ellos, porque estas 560 siguen ahí, al lado de sus hijos, de sus padres, de sus amigos y de sus vecinos. Y felicitamos a los responsables técnicos y políticos por ello. Aunque, ¿cuántos cientos de miles muertos en los últimos 50 años habrá habido en Europa a causa de los accidentes de trafico? Es como una guerra difusa y de baja intensidad, donde las armas de fuego son los propios automóviles, nuestros medios de transporte.
Pero, más allá de esta cifra, hay dos preguntas cuyas respuestas nos harían entender un poco más los accidentes de tráfico. ¿Dónde se producen estos accidentes? Y ¿cuáles son las personas más afectadas? En relación a las características del entorno, se diferencian dos territorios donde se producen los accidentes: la carretera y la zona urbana. Es en esta última donde ocurren más siniestros y, además, donde el número de muertos ha disminuido menos. Desde 2003, el número de accidentes con víctimas se sitúa alrededor de 50.000, con un ligero descenso en 2005 y un pequeño aumento en 2007, con una cifra por encima de 51.000. Accidentes que provocaron 740 víctimas mortales y poco más de 6.000 heridos graves. Y ahí sí que las cifras han descendido desde 2003, cuando las primeras se situaron más allá de los 900 muertos y las segundas sobrepasaban los 7.000 heridos.

A pesar de nuestra percepción, en nuestras ciudades también hay accidentes de tráfico y víctimas graves de ellos. No es un fenómeno que ocurra sólo en las carreteras y autopistas, por lo que no se puede corregir sólo con reformas de infraestructuras viarias, al ser estas de vital importancia en los puntos negros de nuestras carreteras. Las medidas están directamente relacionadas con nuestros modos de conducir y muy especialmente con la velocidad a la que circulamos.
En las ciudades deben convivir distintas velocidades, desde el peatón, con sus 4km/h, a los automóviles y motocicletas, con sus 30/40/50km/h. Estas disparidades y la distinta naturaleza de los vehículos hacen que las diversas velocidades se manifiesten como desigualdades, donde los más débiles son los peatones. Esta debilidad se revela en cifras de víctimas, pues los atropellos son la primera causa de muerte en la ciudad y constituyen el 40% de las muertes por accidente de tráfico en zona urbana y el 14% de las lesiones. A 70km/h un atropello es mortal, mientras que a 50km/h la probabilidad de mortalidad se reduce un 75% y a 30km/h se pueden evitar tres de cada cuatro víctimas mortales. El peatón es el elemento más vulnerable del sistema y es en la ciudad donde las políticas para protegerlo son más importantes.
Por ello, las medidas para reducir la velocidad en las ciudades son fundamentales en la seguridad vial. Zonas 30, donde solo se puede circular a esta velocidad; zonas de prioridad invertida, donde los peatones tengan la preferencia en el uso del espacio público; calles peatonales, donde sólo puedan circular las personas en buena parte del día son, todas ellas, medidas no sólo necesarias, sino imprescindibles.
2.181 personas han fallecido en el año 2008. Esperemos que el año que empezamos sean muchas menos.

Carme Miralles-guasch es profesora de Geografía Urbana

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