Del consejo editorial

Destrucción creativa o ‘Dust Bowl’

JORGE CALERO

Catedrático de Economía Aplicada

Desde posiciones liberales se da énfasis al efecto que tienen las crisis económicas sobre la "destrucción creativa". En las crisis se intensifica el proceso de selección por el cual sobreviven sólo las actividades y empresas más aptas, las más eficientes. Este proceso de depuración contribuye finalmente al progreso de la economía en el capitalismo. No viene mal, entonces, una crisis económica de vez en cuando y, en todo caso, la propia crisis establece las condiciones para el paso a un nuevo ciclo de crecimiento.
Pero la realidad no se ajusta completamente a esa visión idealizada. A menudo las crisis generan procesos que, más que contribuir a la recuperación, la dificultan extraordinariamente. Estos procesos hacen que, de hecho, sepamos cuándo empieza una crisis pero no sepamos ni siquiera aproximadamente cuándo acabará. Quiero proponer, casi como una metáfora, el Dust Bowl, una catástrofe de enormes dimensiones que tuvo lugar en Estados Unidos durante los años 1934 a 1938 y que es relativamente poco conocida. El Dust Bowl, caracterizado por continuas tormentas de arena que arrasaron buena parte de los estados de Oklahoma, Texas, Kansas y Colorado, provocó la ruina, la migración de centenares de miles de personas y la desaparición de pueblos, pequeñas ciudades y miles de granjas. Estuvo causado por una conjunción de motivos económicos y climáticos que confluyeron en la erosión de enormes cantidades de terreno antes cultivado. Fue la sobreproducción hasta 1929, coincidiendo con precios muy elevados del grano, y el cese de la producción, a partir de 1929, combinado esto con años de sequía, lo que causó que las columnas de polvo llegaran hasta la costa este y, más allá, hasta bien entrado el Atlántico.
Por muy pesimista que se sea, resulta difícil imaginar un efecto colateral de la crisis actual de una magnitud tan inquietante como el Dust Bowl. Sin embargo, la metáfora llama la atención sobre otros efectos colaterales que sí pueden producirse y reducir las posibilidades de crecimiento en el futuro. Se podría poner una diversidad de ejemplos, pero mencionaré aquí únicamente cómo la crisis está afectando a una generación de jóvenes que, sin suficiente formación, no está incorporándose al mercado de trabajo y que tendrá grandes dificultades para hacerlo adecuadamente a lo largo de su vida. No toda la destrucción que se produce en la crisis es creativa.

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