Del consejo editorial

El Nobel de Economía

ALFONSO EGEA DE HARO

Profesor de Ciencia Política

La concesión del premio Nobel de Economía a Diamond, Mortensen y Pissarides por su investigación sobre los mercados de trabajo lleva a pensar de inmediato en su aplicación a la situación actual. No es la primera vez que esta distinción se dirige a investigadores que han puesto de manifiesto las deficiencias de los modelos económicos que basan el equilibrio en el libre funcionamiento de la oferta y la demanda. Ya en 2001, Stiglitz, Spence y Akerlof recibieron el premio por su análisis de la información asimétrica, o el que la información para operar en el mercado no sea igualmente disponible por todos los individuos. Una investigación que posteriormente se revelaría de máxima actualidad al constatar cómo el funcionamiento de los mercados financieros sería el detonante de la crisis actual.

El modelo Diamond-Mortensen-Pissarides (DMP) apunta también a la existencia de imperfecciones en el funcionamiento de la oferta y la demanda, en este caso, en los mercados de trabajo. La existencia de costes y externalidades en el proceso de búsqueda de trabajo hace que nos podamos enfrentar a situaciones en las que convivan un alto desempleo con la dificultad de ocupar nuevos puestos de trabajo. También es posible que nos podamos encontrar con altos salarios y altas tasas de ocupación.
Es cierto que, en el momento actual, la aplicación de las teorías económicas puede provocar una cierta insatisfacción al dar pie a recomendaciones en sentido opuesto. El modelo DMP puede ser utilizado tanto por defensores de políticas activas de empleo como por los detractores de los subsidios al desempleo. Piénsese, de otro lado, en el debate sobre la necesidad de mantener o no las políticas de estímulo fiscal.
Pero, en todo caso, lo que aflora es el contraste entre la capacidad de la investigación para someter a revisión sus planteamientos y el determinismo económico que la política se autoimpone. Precisamente uno de los premiados, Pissarides, en su evaluación de la estrategia europea para el empleo señalaba el exceso de atención en el empleo altamente cualificado. Por el contrario, el empleo en sectores más intensivos en trabajo, la necesidad de incrementar la tasa de ocupación femenina o la potenciación del trabajo a tiempo parcial quedaban arrinconadas. Una revisión y evaluación constante que contrastan con el determinismo en el debate político anclado en la rigidez de los mercados de trabajo.

Más Noticias