Del consejo editorial

Hay vida más allá de un ministerio

CARMEN MAGALLÓN

Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz

La remodelación del gabinete ministerial ha eliminado uno de los emblemas de la política de igualdad del Gobierno de Zapatero: el Ministerio de Igualdad. En aras de la austeridad, y seguramente para sacar del primer plano a una ministra que era objeto de una política de acoso y derribo emanada desde más ángulos de los esperables, se da un paso atrás y se recolocan estas acciones en el nivel de una Secretaría de Estado.

Indudablemente, es un paso atrás. Aunque no conozco los entresijos de la Administración, seguramente lo es en el nivel práctico, pero, sobre todo, visto desde la ciudadanía de la calle donde me sitúo, lo es en el nivel simbólico. La importancia de este ministerio radicaba en gran medida en que, por primera vez en este país, al ancestral problema de la desigualdad por razón de sexo –no confundir con diferencia–, se le asignaba el rango de máximo nivel entre los asuntos de Estado. Si se tiene en cuenta el peso de las relaciones entre hombres y mujeres en la vida cotidiana, se convendrá que el asunto lo merecía. Ahora esto deja de ser así. Y es una pérdida. Más allá de esta evidencia y de los sentimientos que genera, nunca desdeñables, es momento de reconocer los logros de quienes estuvieron al frente. Además de las leyes, en el haber de Bibiana Aído hay que anotar que inició una línea de universalización del problema de la igualdad dando espacio a los hombres en él, condición necesaria para avanzar, y colocando al frente de los asuntos de violencia de género a un experto de la valía de Miguel Lorente.
Pero hay vida más allá de un ministerio. Y sobre todo hay vida más acá: en la calle, en la red, en los grupos de mujeres organizadas, y ahora también en los grupos de hombres por la igualdad que van a seguir trabajando por conseguirla. Miremos desde otro plano. Sin desdeñar los avances que supuso la institucionalización, la lucha por conseguir iguales derechos fue siempre impulsada por las principales damnificadas de la mentalidad machista, personal e institucional: las mujeres organizadas en el movimiento feminista.
Desde una perspectiva histórica, el asunto que nos concierne no deja de ser una pequeña piedra en el zapato. El feminismo, el único movimiento social que va logrando sus objetivos a través de una revolución no-violenta, sigue. Hoy, más plural y diversificado, el feminismo global va a seguir. Dentro y fuera de las instituciones.

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