Del consejo editorial

Armas nucleares y galletas

PERE VILANOVA

Catedrático de Ciencia Política

No cabe duda, los titulares se los ha llevado estos días Wikileaks, y quizá por ello ha pasado desapercibida otra noticia muy importante, vinculada a su vez a otra que sólo atrajo la atención de algunos especialistas.

El general (retirado) Hugh Shelton, antiguo jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos, acaba de publicar un libro de memorias en el que revela un dato a su juicio "inédito": la Administración Clinton perdió durante "varios meses" una "galleta". Y me dirán, con razón, ¿y qué pasa con una galleta? En realidad, la "galleta" es el mote informal con el que en el entorno del presidente se designa una pequeña tarjeta digitalizada en la que se guardan todos los códigos secretos necesarios para el lanzamiento de las armas nucleares de Estados Unidos. Sin "galleta" no hay "destrucción mutua asegurada", y la anécdota es tan absurda que no la compraría ni el menos imaginativo de los productores de Hollywood. La "galleta" se verifica cada mes, y se renueva (se cambian los códigos) cada tantos meses, de modo aleatorio. Un colaborador del presidente la custodia, y se ocupa de que se haga dicho ejercicio mensual.
Al cabo de varios meses sin el ejercicio mensual alegando diversas excusas, el general Shelton quiso saber por qué y casi le da un ataque (no nuclear, de pánico), tuvo que explicárselo al secretario de Defensa, entonces William Cohen, y parece que consiguieron que el presidente no se enterase del asunto. Se cambió el chip (nunca mejor dicho) y ya está.
A su vez, los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza Atlántica, reunidos esta pasada primavera en el Báltico, debatieron sobre la necesidad de reducir a cero las Armas Nucleares Tácticas (ANT), ya que se acababa de firmar el Tratado Start entre Estados Unidos y Rusia para reducir los arsenales estratégicos, una de las mejores noticias del año. ¿Para qué conservar 300 ANT en suelo europeo, de pocos centenares de kilómetros de alcance, en ese contexto? Alemania, Noruega y otros quieren simplemente retirarlas, no tienen uso verosímil, o entonces es que apuntan a Rusia. Pues bien, hace pocos días se filtró que en la próxima Cumbre de la OTAN de noviembre, donde se aprobará el Nuevo Concepto Estratégico, se confirmará el mantenimiento de dichas armas de corto alcance. ¿Por qué y para disuadir a quién? Si hasta acudirá Medvédev y se debatirá con él de un "escudo antimisiles conjunto".

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