Del consejo editorial

Un transporte de mercancías con futuro

CARME MIRALLES-GUASCH

Profesora de Geografía Urbana

Una de las asignaturas pendientes en el sistema productivo español es el transporte de mercancías. Más aún cuando nuestra situación geográfica alarga las distancias y nos convierte en lugar de paso de las mercancías que desde el norte de África tienen que llegar al resto de Europa. Sin embargo, y a pesar de la localización, hasta el momento la política de transporte de mercancías se puede definir como la "no política", pues poco o nada se ha hecho para gestionar con inteligencia una actividad crucial para nuestras exportaciones. Hasta el punto de que más del 90% de las mercancías al resto de Europa viaja en camiones por nuestras redes viarias. Sin estrategias de intermodalidad y sin la participación de otros medios de transporte. Una situación que agrava los índices de congestión y que además, en tiempo y dinero, nos aleja del continente.

Sin embargo, esto parece que está cambiando. Hace unas semanas, se inauguró la primera autopista del mar, entre el puerto de Gijón y el de Nantes. El verano próximo se pondrá en marcha otra desde Vigo que puede llegar hasta Algeciras. Son rutas marítimas que cargan camiones, entre 150 y 2.000 por barco, y que evitan que estos circulen a lo largo de más de 1.000 km por las autopistas, ahorrando tiempo, atascos y contaminación.
El concepto de autopistas del mar apareció por primera vez en el Libro Blanco de Transportes de la Unión Europea en septiembre de 2001. Y en 2004 se estableció el marco legal de ayudas, con la previsión de que en 2010 entrarán en funcionamiento. El año pasado, España y Francia firmaron una declaración común para iniciar el proyecto que hace unas semanas vio la luz. Ha sido un proceso que ha madurado a lo largo de una década, que tiene un marco territorial europeo y que, de momento, necesita ayuda pública para su desarrollo.
Si hay voluntad política para su consolidación, España puede ser uno de los países más beneficiados de esta nueva forma de transporte de mercancías. Pues es un país con grandes puertos situados estratégicamente para que puedan ser puntos de conexión de estas rutas marítimas con otras ciudades europeas. Y además puede facilitar la descongestión de los pasos viarios pirenaicos, al borde del colapso. Aunque la asignatura pendiente de nuestros puertos es el enlace con transporte ferroviario para el transporte de mercancías.

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