De lunes

Pero ¿cómo fuimos tan locos?

El comienzo de las vacaciones encierra peligros como el de ordenar armarios, hacer limpia de viejas revistas... y tener la tentación de ojear una de decoración, de las de los gloriosos años 90 y principios de siglo, tan gruesas, tan lustrosas de publicidad. Eran los tiempos en los que el sueño de una segunda vivienda y el gusto por la decoración cundían entre la clase media. Teníamos la osadía de comprar hermosas revistas con casas de ensueño para "copiar ideas". ¡Qué ilusión mirar las ofertas del campo segoviano, la cuadra en la montaña del norte, el piso en Cádiz o Denia... Copio literal: "Montaña Central, casa de 83 m con patio-mirador, a restaurar, 50.000 euros"; "Zona Maragata, impresionante casa con patio empedrado y corredor, 450.000";"Pajares, cuadra de piedra de 135 m 25.000" apartamento en la Costa del Sol, 50 m a estrenar 120.000"...Junto a estas "gangas", reportajes sobre diseñadores de interior no decoradores; paisajistas que no jardineros, nombres que nos ayudarían con el reto de decorar la nueva propiedad; diseñar la terraza del apartamento, 30 m, 12000-15.000 euros. Los apellidos de muchos de esos expertos sonaban a gran empresa, banco de toda la vida, gente guapa. Eran vástagos de viejas fortunas o de ricos del ladrillo con una sola generación.

De las revistas de entonces, por desgracia, quedan la mitad y con páginas de publicidad contadas; las cuadras en la montaña se ofertan a patadas y los carteles de "se vende" en nuestras playas son como la peste. Hasta los apellidos de grandes fortunas se han retirado a las fincas familiares,donde tienen de qué comer. ¿Pero cómo pudimos ser tan locos?

 

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