Gracias a Iñaki Urangarín, duque de Palma. Él solito ha provocado al personal una de las mejores carcajadas de la temporada al echar a correr cuando descubrió a una periodista y un cámara que se le acercaban. Está claro que el yerno del Rey sigue en forma. No hay más que verlo en su estilo de carrera, con esa zancada enorme, donde el talón roza sus posaderas, enfundadas en pantalón demasiado claro para la temporada. Si como dicen, este sábado 25, el duque recorrerá a pie los 30 metros del coche a la puerta del juzgado de Palma, más les vale a los informadores entrenar para el spring.

Carcajadas y chistes sobre el yerno real aparte, conviene no olvidar lo básico. La escandalosa trama descubierta alrededor del duque es una ramificación del "caso Palma Arena", originado en la corrupción de la cúpula del PP en Baleares, con el expresidente Jaume Matas a la cabeza. Ese Matas que al presidente Rajoy le parecía un modelo a seguir como gobernante.

Casualidad o no, el "caso Urdangarín" ha desplazado de los titulares a Matas y la presunta corrupción del partido del Gobierno en Baleares, igual que Garzón y su castigo han desplazado el foco de los titulares de la corrupción en la Comunidad Valenciana. Baleares y Valencia, dos lugares donde el PP logró que oliera a podrido, dos focos que han quedado arrumbados. No sería de recibo que una ciudadanía a la que se está pidiendo sacrificios heroicos por la crisis, se topase a diario en las noticias con los rostros de quienes fueron destacados dirigentes populares, que –presuntamente- se lo han llevado crudo. Por eso ¿al glorioso Congreso de Sevilla faltaron los rostros mancillados?