Acerca de

Cada vez que se escribe un texto se lanza una flecha al aire, con la esperanza de que, como en la leyenda zen, dé en algún blanco, alguna vez, en algún lugar, pero con el temor de pensar demasiado en el objetivo y, por lo tanto, de nunca alcanzarlo; flechas peligrosas, porque no existe un texto, por muy desprovisto de gracia, por muy elemental, o científico, o informativo que sea, que no esté compuesto por luminosas, aleatorias, flamígeras palabras. Como las pesadillas, cuando ya han saltado de la mente a la lengua. Como los mitos de los  orígenes de la civilización. Una materia muy similar a la crea también los sueños y la inmortalidad.

Se ha hablado mucho de la mística de viejo y honrado periódico impreso, del olor acre de la tinta fresca y el crujido del papel nuevo, pero aún no demasiado de la sorpresa de que una pantalla de ordenador deje paso a una noticia o una multitud de ellas. Pero un blog permite algo que logra la vida, o los clásicos, o un viaje al otro lado de la ventanilla: que cada vez que se abra veamos algo distinto, un texto nuevo, sugerencias, intercambios de ideas, actividades e imágenes. Así la concibo yo, como una extensión más del contacto con los lectores, como una vía distinta para quienes nos acerquemos por caminos poco convencionales.

Como en la leyenda zen, el blanco no es en apariencia lo más importante, pero la leyenda misma no sería posible sin el blanco. Quien me está leyendo ahora es mi blanco, a quien lees es la arquera que intenta pensar en otra cosa: bienvenidos.

Ojalá la flecha os alcance.