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La mala di-gestión del éxito

Así como a algunos les sienta mal tomarse tres copas, a otros se les atraganta haberlas ganado. Muchos se podrán identificar con el primer caso, yo incluido, pero en el segundo destaca el señor Joan Laporta.

El presidente del Barcelona se está empeñando en ver fantasmas donde no los hay y semana tras semana nos deleita con sentencias impropias del cargo que ostenta.  La llegada de Florentino Pérez al Real Madrid ha puesto a Laporta de los nervios.

El mandatario culé saltó a las primeras de cambio cuando Florentino recordó que las clausulas están para pagarlas. Laporta contrarrestó advirtiendo al nuevo presidente blanco que no se le ocurriera tocar a ningún jugador del Barça.

Después llegaron los fichajes de Kaká y Cristiano Ronaldo. En lugar de alegrarse por la llegada de dos Balones de Oro a la Liga española, tachó de imperialista, prepotente e improvisado el modelo madridista. Laporta ha estado insistiendo en que los casi 150 millones pagados por el brasileño y el portugués han alterado el mercado futbolístico y han reforzado a dos rivales europeos. Debe ser que Laporta no recuerda las cifras que ha desembolsado el Barça en su historia por traer a estrellas.

Pero lo último ha sido la promulgación de una teoría conspiratoria desde Madrid para minimizar el triplete histórico del Barça. Definitivamente, Laporta ha perdido los papeles. La espléndida campaña cosechada por el equipo de Guardiola no la puede discutir absolutamente nadie, ni en Madrid, ni en Roma, ni en la Cochinchina.

Pero lo que no entiende Laporta es que la temporada ha terminado y en tiempos de fichajes cualquier medio intenta vender lo que cree que interesa a su público. Ni hay conspiraciones, ni hay canguelos, ni hay ganas de fastidiar a nadie. Así que debería preocuparse más por alabar y felicitar a sus jugadores por el trabajo realizado durante el curso y dejar de mezclar churras con merinas.

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