Desde lejos

Horteras

No sé ustedes, pero si yo tuviera que administrar dinero público, si tuviese que conceder obras de infraestructura, grandes edificios, organizaciones de actos de mi partido, nunca me fiaría de todos esos tipos imputados en las tramas de corrupción que enlodan en estos momentos al PP. Ni, mucho menos, si tuviese que votar a alguno de ellos para que me representase.

Y es que Matas, Bárcenas, Correa, Pérez el Bigotes y compañía no son sólo presuntos corruptos, sino que además se les nota. Y mucho. Entre las cosas que tienen en común todos ellos, una de las más evidentes es la atracción por la ostentación y la horterada. Son de los que compran (a golpe de talonario negro, por supuesto) chalets y pisos millonarios, seguramente provistos de bodegas con climatización, mucho mármol del más caro en los baños, dorados por todas partes y decoración suntuosa, o sea, horrenda. De los que se pasean con coches lujosísimos y un punto macarras. Y de los que encargan trajes a medida de 2.000 euros que llevan con gemelos y relojes de oro macizo. Todo bien a la vista.
Me imagino cómo serían las cenas en sus casas, quizá con servicio uniformado y botellas de vino carisísimo, las vacaciones en los yates, los viajes a hoteles de 20 estrellas, los encuentros en restaurantes famosos... ¿Y quieren hacernos creer que nadie del entorno de su partido sabía nada? Espero por el bien del país que finalmente no resulte ser cierta la financiación irregular del PP. Pero de ahí a tragarnos que los notorios fajos de billetes de los imputados no apestaban a podredumbre, hay todo un tramo difícil de superar.

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