Desenredando

Cómo crear (más) alarma social relacionando criminalidad e inmigración

Cómo crear (más) alarma social relacionando criminalidad e inmigraciónFoto de Markus Spiske en Unsplash

 
Lo de la criminalidad este verano en Barcelona ha sido de escándalo. Julio dejaba varios asesinatos en las calles de la ciudad condal y las declaraciones del concejal de seguridad del consistorio barcelonés tardaban en llegar. Eso inquieta a cualquiera.
En este clima raruno, veraniego y criminal, que vivía la ciudad de Barcelona, solo se necesita un artículo como que publicaba Mayka Navarro en La Vanguardia para disparar la alarma social entre la población. El artículo establecía un ránking al más puro estilo Most wanted y, conscientemente, he decidido no poner el enlace porque no quiero darle más lecturas.
En el ranking de criminalidad los tres primeros puestos se los llevan personas extranjeras de las cuales se detalla la nacionalidad. Después del tercer puesto, se salta al sexto, del que también se da la nacionalidad, lo cual invita a suponer que los puestos cuarto y quinto están ocupados por personas autóctonas; sin embargo no se explica en ningún momento qué han hecho para estar en la lista, a diferencia de los tres casos anteriores en los que sí se detalla el lugar de origen, el tipo de crímenes cometidos y el número de detenciones por parte de los cuerpos de seguridad. ¿Tendencioso, no?
La nacionalidad juega un rol importante cuando se informa sobre crímenes
Me parece todavía incluso más tendencioso cuando en un par de casos se explicita que los criminales son personas que llegaron a la ciudad como menores no acompañados: uno, el año pasado; otro, hace diez años, pero se le sigue endilgando la etiqueta de MENA. Muy fuerte.
Tras el sexto puesto del ránking, se detalla la nacionalidad de los criminales de los puestos séptimo y octavo. Y, por primera vez, en el noveno puesto, se dan datos de un criminal de origen español; pero, para cuando llegamos a este puesto, ya nos han hablado de personas de cinco países diferentes y nos han detallado su actividad criminal. ¿Por qué nos íbamos a fijar en el único español del que nos dan datos?
Después de presentarnos al décimo criminal, también extranjero, la periodista da un salto hasta la posición número 20 de la clasificación, ocupada por un exmena (sic): edad, país de origen, número de detenciones y tipología de delitos cometidos.

¿Pero es necesario informar del origen o de la etnicidad de las personas que cometen crímenes?

En principio, la nacionalidad de una persona solo debería mencionarse si es relevante en la noticia que se trata. O, si desde la prensa se decide informar de la nacionalidad de las personas que cometen crímenes, que se informe de la nacionalidad de todas las personas que comenten crímenes, porque ahora solo se enfatiza el origen de criminales de otro origen y se omite cuando se trata de personas españolas y blancas, ya que, si tienen nacionalidad española pero tienen ascendencia de otros países también se señala.
Señalar la etnicidad de quien comete crímenes —solo para remarcar que se trata de personas racializadas— incrementa los estereotipos y las afirmaciones discriminatorias en el conjunto de la sociedad, que se ven legitimadas porque la prensa refuerza esas creencias. Y así se da carta blanca a que la audiencia con opiniones racistas o antiinmigración siga creando discursos que incitan al odio.
Si eres periodista y quieres crear más alarma social relacionando criminalidad y migración o etnicidad, aquí tienes la fórmula. Con estas noticias estarás respaldando los mensajes populistas de corte de extrema derecha que culpan, como siempre, a quien viene de fuera de cometer los crímenes, de llevarse ayudas y subvenciones y hasta de bajar el nivel educativo de los centros escolares.

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