Desenredando

Cuidado, que se acerca Halloween otra vez

Cuidado, que se acerca Halloween otra vez
Día de Muertos, celebración mexicana.- Pixabay

Estamos a las puertas de Halloween y, como cuando se acerca Carnaval, hoy quiero aprovechar este espacio para recordar a todas las personas que se disfrazarán este fin de semana que pongan de su parte para que sus disfraces no caigan en la apropiación cultural ni en el racismo.

Lo de la apropiación cultural

Te puedes disfrazar —o disfrazar a tu descendencia— de infinidad de cosas, pero intenta no disfrazarte con elementos que representen la cultura de otras comunidades.

Usar como disfraces la vestimenta o los accesorios propios de otras culturas no es disfrazarse en realidad. Es descontextualizar algo que para otras personas tiene un significado muy específico. Así que nadie debería usar artículos relacionados con otras culturas para salir a divertirse durante una fiesta o durante el carnaval. Y, cuando digo ninguna cultura, me refiero a ninguna cultura. El tema se complica cuando hablamos de culturas que pertenecen a territorios del sur global.

Durante la colonización, las potencias europeas invadieron los territorios del sur global y se los repartieron a su antojo. Las potencias colonizadoras consideraban que los países colonizados estaban habitados por gente asalvajada y, por lo tanto, inferior. Y, desde esa creencia, consideraban que la ocupación europea les traería el progreso. Parte de ese progreso estuvo relacionado también con la evangelización.

Con este proyecto se impuso la religión occidental, y esa imposición se hizo gracias a un trabajo muy concienzudo de instaurar la creencia, en la comunidad colonizada, de que su idioma no era más que un dialecto y que sus prácticas espirituales eran solo supersticiones y poco más. Este proyecto evangelizador se aseguró de que las conductas occidentales se aceptaran dejando claro que la práctica antiguas iban a ser perseguidas y castigadas, incluso con la muerte.

Respeto a las culturas ajenas

La colonización no supuso para los territorios colonizados el progreso que Europa ha vendido para justificar la invasión y el expolio. Las consecuencias de la invasión, a nivel de coste cultural y tradicional, han sido devastadoras.

Cuando una persona blanca se disfraza de africano, mexicano o indio, lo que suele hacer es utilizar elementos que cree que forman parte de esa cultura, aunque no sabe qué significan ni cuándo ni por qué se usan... pero decide utilizarlos igualmente. Y, como eso no es suficiente, durante la utilización de esos elementos, se llevan a cabo bailes o actuaciones que (se supone) representan a esa cultura, exagerándolos.

Cuando las personas que forman parte de culturas minorizadas dicen "nuestra cultura no es un disfraz", lo hacen pidiendo respeto por sus representaciones culturales y tradicionales.

No es nada de ofendiditos

La gente (blanca) que cree que todo esto de reclamar el respeto de las culturas de las minorías es una estupidez; que somos unos ofendiditos y que lo de las cuestiones identitarias se nos está yendo de las manos, no entiende la magnitud del problema. Esa gente se queja de que ya no se puede bromear con nada, y que la gente que se ofende tiene que entender que no ser foco de ofensa no es un derecho.

Aquí el problema es que las personas que vivimos situaciones racistas no nos estamos ofendiendo por nada. Las personas racializadas vivimos situaciones racistas que no tienen nada que ver con ofenderse por todo. La cuestión es que lo que estamos reclamando es respeto a nuestras culturas, unas culturas que fueron masacradas y llevadas a la extinción porque la supremacía blanca que justificó la colonización creía que no valían nada.

Así que cuando tú, como persona blanca, utilizas esos elementos culturales por los que nuestros antepasados se jugaron la vida, los exageras hasta el ridículo, los usas para salir una noche de fiesta, y cuando te llaman la atención por estar haciendo algo inapropiado, te burlas y te amparas en tu libertad de expresión, lo que haces es perpetuar tu privilegio blanco, el que te legitima para que sigas pensando que no hay nada de malo en hacer lo que haces.

La supremacía blanca te ampara

El hecho de que creas que no hay nada de malo en que te disfraces de otras culturas está amparado por la supremacía blanca. Y para que entiendas de qué hablo, te propongo que veas, en Netflix, el documental de la monologuista Chelsea Handler Hello, privilege. It's me, Chelsea, en el que la protagonista explora, entre personas blancas, qué significa el privilegio blanco, y muchas de ellas ni siquiera creen que exista.

Por lo tanto, y aunque esto de la supremacía blanca suene como una completa ficción para ti, tienes que entender que el hecho de que a ti no te afecte se explica porque eres una persona blanca y que, por lo tanto, el racismo no impacta en tu vida. Así que, disfrázate, pero de cualquier otra cosa que no tenga implicaciones racistas.

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