Dominio público

Abandono temprano de la educación

Elías Trabada

CrendeSociólogo

Elías Trabada Crende
Sociólogo

La Tasa de Abandono Temprano de la Educación y Formación constituye uno de los indicadores principales de la Estrategia Educación y Formación 2020 de la Unión Europea y se refiere a la proporción de jóvenes de 18 a 24 años que no siguen ningún tipo de educación o formación reglada y que tienen como estudios máximos ESO o, incluso, un nivel educativo inferior. Para ambos sexos, se percibe con claridad que el valor de la Tasa disminuyó en todas las Comunidades Autónomas entre 2007 y 2013, si bien con diferencias relevantes: en Galiza (-2 puntos) y Asturias (-3) menguó con contención, al contrario de Andalucía (-10 puntos), C. Valenciana (-10), Murcia (-11), Illes Balears (-14), Cantabria (-15) y, sobre todo, Ceuta y Melilla (-20 puntos), territorios donde retrocedió con notoriedad. El declive medio en el conjunto del Estado español fue de -8 puntos (de 31% a 24%), bastante superior al retroceso de -3 puntos en la UE-28 (de 15% a 12%).

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Hay que resaltar que la Estrategia Educación y Formación 2020 de la Unión Europea quiere reducir la Tasa por debajo del umbral del 10%, pero el Gobierno español debido al elevado porcentaje español, que duplica el promedio de la UE-28 en 2013 (23,5% sobre 11,9%), se ha propuesto un objetivo más modesto: rebajarla al umbral del 15%. Así y todo, el porcentaje español queda aún bastante lejos de ese objetivo estatal, pues solamente tres Comunidades Autónomas consiguen cumplirlo en 2013 (Euskadi, Cantabria y Nafarroa). Y, respecto al objetivo estratégico de la UE para 2020 (<10%), únicamente lo satisface la juventud vasca de 18 a 24 años (8,8%).

A priori, podemos pensar que las políticas y medidas implementadas por el Gobierno español han tenido éxito en la reducción del fenómeno del abandono temprano del sistema educativo-formativo entre las y los jóvenes, dada la importante reducción del valor de la Tasa. Sin embargo, en el Boletín de Educación educainee nº 14, donde se indaga sobre los factores que mayormente han contribuido a la disminución de la Tasa de Abandono Temprano de la Educación y Formación entre las y los jóvenes españoles de 18 a 24 años desde 2007 a 2012, concluyen que el declive en el valor de esa Tasa está ligado, fundamentalmente, a la crisis económica y al empeoramiento de las expectativas de encontrar un empleo, lo que implica que la juventud opte en mayor medida por continuar estudiando así que finaliza la ESO. Es decir, el sistema educativo emerge como una «institución refugio» ante el desempleo de masas y la escasa empleabilidad que padecen las y los jóvenes activos. En tal sentido, la crisis de calidad y de cantidad del empleo que afecta a la juventud contribuyen a reforzar la «estrategia familiar de reconversión» (Gil Calvo) que se centra en acrecentar el capital educativo-formativo de las y los hijos para evitar el abismo social de su desclasamiento o precarización social.

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Habitualmente, las y los jóvenes abandonan prematuramente el sistema educativo-formativo para trabajar pero esa práctica empeora su inserción laboral en un escenario de crisis capitalista con paro masivo, pues la situación de desempleo tiende a prolongarse en el tiempo. Según el Boletín de Educación educainee nº 14, en las y los jóvenes parados que No Abandonan los estudios, el paro de larga duración comprende hasta el 37%, mientras entre quienes Sí Abandonan se extiende hasta el 55%. Al mismo tiempo, la baja instrucción educativa impele a insertarse laboralmente en ocupaciones manuales y sin cualificación, las cuales se caracterizan por retribuciones bajas, mayor temporalidad contractual y menores posibilidades de carrera profesional: 66% de trabajadores manuales y 28% de no cualificados entre las y los jóvenes ocupados que Sí Abandonan el sistema educativo, con una presencia marginal de trabajos de nivel administrativo (3%) y de cualificación alta (3%). A diferencia de las y los ocupados que No Abandonan prematuramente la educación y formación reglada: los puestos de trabajo manuales se reducen al 54% y los no cualificados al 11%, a la vez que aumenta la presencia relativa de los trabajos administrativos (10%) y, sobre todo, altamente cualificados (25%).

Por otro lado, en el Boletín de Educación educainee nº 19 se expone que la Tasa de Abandono Temprano cae sistemáticamente con la capacidad económica del hogar. Según la Encuesta de Condiciones de Vida (INE) de 2010: a) en el caso de la renta per cápita, las Tasas van del 10,2% que caracteriza a los hogares más acomodados al 35% de los hogares con menor renta por persona; y b) si se considera el indicador de la dificultad de llegar a fin de mes, los hogares que llegan con mucha facilidad tienen una Tasa media de abandono del 7%, mientras que la Tasa que corresponde a los hogares que lo hacen con mucha dificultad multiplica esa cifra por seis y se sitúa en el 44,5%. En pocas palabras, el Abandono Temprano del sistema educativo es una consecuencia de la desigualdad económica y, además, contribuye a reproducirla.

Conviene que tengamos presente el impacto negativo que genera el Abandono Temprano en la economía de una sociedad y que su reducción significativa contribuirá a mejorar la eficacia y eficiencia económica. Según el Boletín de Educación educainee nº 19, basándose en la Encuesta de Población Activa (2012) y la Encuesta de Estructura Salarial (2010) del INE, las personas que abandonan los estudios se caracterizan por una peor empleabilidad: participan menos en el mercado de trabajo, tienen una inferior probabilidad de emplearse, están más expuestos a la temporalidad y obtienen menores salarios. En el mismo Boletín se nos dice que la reducción de las Tasas de Abandono Temprano de la Educación y Formación contribuiría a aumentar la tasa de actividad, reducir los problemas de desempleo, aumentar los incentivos a la formación continua y a la acumulación de experiencia laboral y, en definitiva, impulsar la productividad y el potencial de crecimiento de la economía. En este sentido, si se alcanzase el objetivo estratégico planteado por la Unión Europea de una Tasa del 10% se generarían importantes efectos positivos a largo plazo en la economía española: aumento de la tasa de actividad en 1,2 puntos, caída de la tasa de paro en -1,6 puntos y de la tasa de temporalidad en -0,7 puntos, mientras la productividad se vería impulsada un 8,3%.

El sistema educativo-formativo es una institución fundamental para el desarrollo social y económico de un país, pero adquiere aún más importancia si cabe en un escenario económico de crisis y recesión cargado de incertidumbres, desempleo de masas, paro de larga duración y subempleo, en el que la inversión en educación–formación emerge para las y los jóvenes y sus familias como uno de los valores seguros o, en su defecto, menos inseguro ante el ambiente económico de crisis e inestabilidad. No obstante, esa valorización social de la educación-formación coincide con una importante reducción de los presupuestos de las Administraciones públicas en el área de Educación entre 2010 y 2013, precisamente cuando más necesario resulta el sistema educativo para las y los jóvenes. En concreto, el gasto público en Educación del conjunto de las Administraciones públicas, incluyendo Universidades y capítulos financieros, alcanzó su cota máxima en la anualidad de 2009 con 53.092,20 millones de €, mientras mengua a 47.220,50 millones de € en 2013 (estimación del Ministerio): un decremento de -11,1% respecto a la cantidad de 2009, que ha afectado especialmente a los programas de educación compensatoria de secundaria para las y los alumnos con dificultades, las becas y Universidades. En definitiva, parece que en el Gobierno de España y sus políticas neoliberales domina una identificación de la educación y formación como un gasto, en vez de considerarlas una inversión indispensable para la cohesión y el desarrollo social y económico.

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