El Partido Popular está hasta el tejado de la sede de la calle Génova de que las cosas no le salgan bien, por eso se ha atrincherado en el Senado con su mayoría absoluta y este martes aprobó la reforma del artículo 133 del reglamento para alargar hasta el infinito y más allá, si pudieran, la aprobación de la propuesta de ley de amnistía del PSOE y sus socios parlamentarios, que según todos los portavoces consultados, tiene la mayoría absoluta asegurada y, por tanto, luz verde para su entrada en vigor.
La reforma choca frontalmente con el artículo 90.3 de la Constitución Española, de la que PP y Vox se declaran únicos-y-máximos defensores, pero, oigan, que si no han querido reformar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en cinco años y en contra de la Carta Magna para mantener a sus próceres en mayoría, ¿qué tontería es ésa de ese punto de nada de un reglamento de una Cámara Alta a la que nadie presta atención? Pues pelillos a la mar: lo que se tenía que aprobar en 20 días si era declarado urgente por el Gobierno o el Congreso, saldrá ahora en el tiempo que le salga de los escaños al PP diga lo que diga la Constitución: exactamente lo contrario. El PSOE ya está preparando el recurso ante este Tribunal Constitucional, que -a los hechos me remito- el PP considera Inconstitucional. Y verán que no ha tenido pudor en proclamarlo a los cuatro vientos.
A las pocas horas de producirse esta reforma en el Senado, Bruselas enviaba un mensajito a Fejóo; algo así como, "Mire, en la propuesta de ley de amnistía del PSOE y sus socios ni se habla de lawfare ni se va a perjudicar el reparto de los fondos europeos (¡¿!?), así que, aunque la estudiaremos a fondo, ocúpense ustedes de su país y no solo de su partido, que aquí tenemos mucho trabajo". Tienen la versión formal primera de mi interpretación en Europa Press. Me parece que en la Comisión Europea no están muy contentos con que el PP les engañe diciendo lo que iba a haber o no en un texto que no conocía nadie. Pero es que, comentando hoy esta plumilla los vaivenes con un alto cargo del PP, reconocía que "va a ser muy difícil encontrar fisuras en el texto propuesto de la ley de amnistía para apreciar la inconstitucionalidad".
Obviamente, mi interlocutor(a) no era Esteban González Pons, que ha tenido a bien decir que "Pedro Sánchez is the Viktor Orbán from the South" y, claro, Vox, muy ofendido por ese ataque gratuito de su socio nacional a su ídem internacional, ha explicado a través de su web de cabecera que el vicesecretario del PP "se ha hecho un lío", que Orbán es de los suyos. Esta salida a lo "a ver quién suelta la más gorda" no fue la única de Pons, que, a pelo y sin anestesia, nos ha recordado lo siguiente en un vídeo de previa para calentar el debate de investidura que comienza este miércoles: "El Tribunal Constitucional tendrá que decidir de qué lado está: del de los constitucionalistas o del de los enemigos de la Constitución".
Ya estaría, pues: el PP, que ha no ha logrado los apoyos parlamentarios para acceder al Poder Ejecutivo con Feijóo a la cabeza y la ultraderecha a su vera, se ha erigido ya como Poder Judicial y Tribunal Constitucional. Lo único que tienen legitimado por las urnas es la mayoría absoluta del Senado, así que solo les falta echar al Papa Francisco del Vaticano y poner a Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, y ya estaría. El PP, en el país de una siniestra fantasía.