Dominio público

Cambio por el clima

Miguel Ángel Moratinos

Copresidente de REDS (Red Española de Desarrollo Sostenible) y exministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación

Miguel Ángel Moratinos
Copresidente de REDS (Red Española de Desarrollo Sostenible) y exministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación

Como es sabido, nunca llueve a gusto de todos; y así lo confirman las tormentas de opiniones a favor y en contra que han seguido a los resultados de la Cumbre del Clima de París. Es cierto que es un acuerdo que no conforma a todos y cada uno de los actores, algunas veces por inconcreto y ambiguo, pero es un gran paso hacia adelante y, como ha señalado el Presidente Obama, demuestra lo que es capaz de hacer la comunidad internacional cuando une sus fuerzas. El texto incorpora buena parte de los elementos que han defendido los países en vías de desarrollo y la Unión Europea, al tiempo que introduce elementos novedosos en el ámbito del derecho internacional e incluye obligaciones vinculantes y un sistema de transparencia para el seguimiento de los acuerdos; éste ofrecerá garantías de cumplimiento de las acciones, así como la obligatoriedad de los 195 países firmantes de presentar informes cada dos años.

La Cumbre del Clima de París aleja los nubarrones de los reproches y desacuerdos que se produjeron en la Cumbre de Copenhague (2009) y que se formaron en Kioto (1997), porque esta vez el acuerdo fue posible. Tanto los Estados como las organizaciones de la sociedad civil hemos respirado aliviados pues, sobre el papel, hemos alejado los ciclones de una crisis ecológica provocada por el calentamiento global. Ahora el objetivo es que la temperatura media del planeta no ascienda más de 2ºC sobre los niveles preindustriales a finales de este siglo y el compromiso de hacer un esfuerzo para que se estanque en 1,5ºC, con el fin de alcanzar un equilibrio entre la capacidad de absorción de la Tierra y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Entre las cuestiones más relevantes de la Cumbre de París está la posibilidad de arbitrar un sistema de doble velocidad para el cumplimiento de los compromisos adquiridos; algo que reclamaron los países en vías de desarrollo, por las características propias de cada uno de ellos. Así pues, las exigencias serán mayores para los Estados industrializados, grupo al que se incorporarán China e India en un futuro próximo. Tanto la adopción efectiva de los acuerdos como la creación de un fondo verde, que contribuya a la lucha contra el cambio climático en los países menos desarrollados, son logros de esta Cumbre que establece también compensaciones para los efectos adversos.

La flexibilidad y el diálogo en los acuerdos y su aplicación han resuelto la ecuación del futuro del clima. Y han traído también vientos de renovación para los modelos económicos, que deberán basarse en la promoción de energías limpias y potenciarán fórmulas como la economía circular. Las energías fósiles convivirán aún en el mix energético de los países a lo largo del siglo XXI, pero perderán importancia en favor de la sostenibilidad del planeta.

Los acuerdos de París marcan un antes y un después en la lucha contra el calentamiento global, que será analizado nuevamente en el COP de Marrakech y, sobre todo, sientan las bases para un diálogo constructivo y universal que implica un cambio de actitud para evitar una crisis climática. La Cumbre del Clima representa un avance del punto 13 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y, desde la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS), animamos a impulsar un mundo más sostenible y a desarrollar los 16 objetivos restantes.

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