Dominio público

La izquierda putera

Nerea Sanchis
Comisión Ejecutiva Partido Feminista de España

En España tenemos una cultura putera tan extendida que nos permite contar por millares a los hombres que van de putas, casi el 40% de nuestra población masculina. Entre los que contamos con aquellos machos, que bajo su fachada revolucionaria y republicana en el mejor de los casos, defienden a capa y espada la legalización de la prostitución.

Disfrazan de libertad sexual y sindicalismo la violación brutal hacia las mujeres. Ven en la prostitución el anclaje perfecto de su supremacía y la legitimidad absoluta para abusar de nuestros cuerpos. El feminismo y la abolición de la prostitución, les produce urticaria en lo más profundo del alma, ¿o de sus genitales?... Lo que pretenden es poder violar con seguridad, con calma, que a ellos nada les ocurrirá porque la ley los amparará (más aun). La industria del sexo es muy potente, ha calado fuerte en las izquierdas, lo que defienden es el derecho del putero y la libertad de este para que después de un largo jornal, después de un examen, de una fiesta, en una despedida de soltero, tras una comida de empresa o cuando le plazca pueda consumir sexo a un precio barato, y dar rienda sueltas a su superioridad natural. Perpetuando de esta manera la alianza criminal que existe entre el patriarcado y el capital, a base de la explotación y la opresión de las mujeres en todos los ámbitos de su vida.

Cuando las feministas irrumpimos con valentía y argumentos en los espacios puteriles de la izquierda, el despliegue patriarcal no se hace de esperar y la caza de brujas comienza de nuevo, somos mojigatas, reprimidas, porque no respetamos la libertad sexual, la autonomía de las mujeres. Queremos reventar los movimientos sociales, tan bien edificados en su machismo, porque cuestionamos con conocimientos, porque luchamos por los derechos humanos y la libertad, por defender nuestros cuerpos y el de nuestras hijas, hermanas, amigas, compañeras...

Con esto nos encontramos las mujeres que desde el feminismo intentamos formar parte de los movimientos sociales actuales, descubrimos que a un importante sector masculino, nuestra dignidad no les importa, porque la dignidad la definen y defienden desde el púlpito machito. No hay reto, no hay transformación real, hay un grupo de machirulos con un séquito detrás dominando y acallando las voces realmente revolucionarias, aquellas de mujeres y hombres, que luchan contra la explotación sexual y el control extremo de nuestra sexualidad. Qué falsedad más bien montada, tanto es así que hasta las mujeres nos la creemos y pensamos que los hombres "luchan desde el feminismo" para que nosotras podamos "elegir" ser violadas hasta 30 veces al día, sin rechistar, con tolerancia y gusto, porque ellos van a lograr que estas 30 violaciones se den en unas condiciones "dignas", con horarios "dignos", con seguridad social, con contratos "dignos", con convenios colectivos y sindicatos para trabajadoras del sexo, eso sí regentados y representados por puteros y mafiosos, sindicatos-burdeles diría yo, donde a la carta puedes disponer de las mujeres. Resulta perverso poner a un tipo de esclavitud la etiqueta de trabajo.

Me pregunto cómo será el plan de prevención de riesgos laborales. ¿Incluirán terapias para superar el miedo que te produce cada violación? ¿Cómo afrontar y tolerar la penetración no consentida de tu cuerpo y la tortura, los golpes, el sadismo, la humillación, el riesgo de ser descuartizada, asesinada? ¿Cómo se cubrirán estos daños irreversibles...? ¿Desarrollarán programas de intervención para el adiestramiento en la disociación?, ya que no te queda otra si quieres sobrevivir, que dejar de ser tú, desvincularte de tu cuerpo y ponerte al servicio del hombre que paga por ti. El es quien garantiza tu salario (que horror de cultura tenemos, el putero salvador). Me imagino bien una unión sindical de puteros y clubes de alterne, defendiendo el derecho de hombres a abusar de las mujeres, disfrazando la explotación y el abuso, con profesión, trabajo, servicios prestados...

Solo en nuestro país más de medio millón de mujeres al año son traficadas, de las cuales un porcentaje muy alto son menores de edad. Millones de niñas al servicio del turismo sexual en países como la India o Camboya. Las mafias especializadas a lo largo y ancho de todo el mundo, que mercadean con cuerpos cada día, el 85 % de las personas traficadas y tratadas en el mundo son mujeres y niñas, existen verdaderos campos de concentración repartidos por Asia, donde las mujeres son las esclavas sexuales de los militares estadounidenses y de todo los hombres que paguen por ello. Las mujeres son secuestradas, vendidas por sus propias familias, adiestradas desde niñas para servir a los puteros de todas partes. A esos hombres que sin escrúpulos y llenos de misoginia toman a una niña de 10 años para que le haga una felación sin rechistar. Centenares de clubes de carretera y de casas de citas en España, con mujeres confinadas para su consumo, con precios para todos los bolsillos, mega prostíbulos en Alemania, con tarifa plana y barra libre para el consumo de cuerpos. Siendo los hombres, puteros y proxenetas los únicos beneficiarios, a la par que los Estados y sistemas prostituyentes, gobiernos que dan la espalda a las mujeres y a los derechos humanos con total impunidad y alevosía.

La necesidad, la extrema pobreza, la marginación, los abusos sexuales prolongados a lo largo de la vida de las mujeres, las empujan sin otra opción posible a las garras del sistema prostituyente. De todos los estudios analizados, casi en todos los países cerca del 99% de las mujeres en prostitución son inmigrantes y pobres. Otra prueba más de que el patriarcado feroz es la piedra angular de la prostitución

Centrémonos en recuperar a las mujeres, en restituir el daño, volcar los medios en generar vida y libertad y no en crear macro burdeles para puteros, con sindicatos de mafias proporcionando una violación segura al hombre y arruinando la vida de mujeres y niñas.

La izquierda será feminista y abolicionista de la esclavitud sexual y la prostitución o no será.

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