Dominio público

La educación ambiental: la clave del progreso de la sociedad

Nieves Rey

Directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes

Este sábado celebramos el Día Mundial de la Educación Ambiental. Una fecha muy especial para todos los que amamos la naturaleza y nos preocupamos por el cuidado del medioambiente. En un momento en el que aspectos como el cambio climático, la basuraleza, la escasez de agua y la contaminación del aire copan las noticias de nuestro día a día, se hace más imprescindible que nunca reivindicar una educación ambiental de calidad a todos los niveles.

Sabemos que hay un claro consenso social sobre la importancia de la educación ambiental y se han dado grandes pasos en torno a esta cuestión, pero debemos reconocer que aún queda mucho camino por recorrer. Tenemos que entender que la educación ambiental debe ser el motor que impulse la protección del medio ambiente, un punto clave para que la sociedad en su conjunto –desde los gobiernos a las empresas, pasando por la ciudadanía y las organizaciones sociales- se implique para construir un mundo mejor y asegurar el futuro de nuestro planeta que, al fin y al cabo, es la casa de todos.

La educación ambiental: la clave del progreso de la sociedad

Hablamos, por tanto, de una herramienta transversal con una triple perspectiva: social, ambiental y económica. Un instrumento que debe llegar a todos los sectores y públicos, desde los más pequeños hasta los adultos, ya que son ellos los encargados de trasladar los valores a los más pequeños.

Aunque consideramos la escuela como una segunda casa, la educación debe comenzar en el hogar. En este sentido, debemos admitir que hemos visto un cambio en las familias. Son cada vez más los hogares que reciclan, que apuestan por utilizar el transporte público o por hacer un consumo responsable. Pequeños gestos que, sin darnos cuenta, contribuyen a cuidar el medioambiente.

Por eso tenemos que estar orgullosos. Además de las familias, hay que destacar el papel tanto de los educadores ambientales como de aquellos profesores que luchan y se implican día a día por inculcar grandes valores a los más pequeños.

Y es que son muchos los beneficios de la educación ambiental. No solo permite formar niños con un mayor pensamiento crítico y creativo, sino que, además, permite un aprendizaje experiencial al hacer que estén en contacto con la naturaleza, algo primordial para su crecimiento.

Diversas investigaciones relacionan este contacto con el medio ambiente con una reducción de los trastornos por déficit de atención, del estrés y de la depresión. Así, un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), publicado en 2018 con la colaboración del Hospital del Mar y la UCLA Fielding School de Salud Pública, demostró que crecer en zonas verdes tiene efectos positivos en el desarrollo cognitivo de los niños. El estudio prueba, por primera vez, que la exposición a zonas verdes en la infancia está vinculada con cambios positivos en las estructuras cerebrales.

De la misma forma, el periodista y escritor estadounidense Richard Louv en su libro Last Child in the Woods (El último niño de los bosques) hablaba del "trastorno por déficit de naturaleza" y describía los efectos negativos de esta carencia en la salud física y psíquica, no solo en los niños, sino también en los adultos. Y es que el alejamiento del mundo natural durante la infancia puede impactar en las capacidades creativas de los niños o en su facultad de aprendizaje.

Todo esto cobra más importancia si tenemos en cuenta el vertiginoso ritmo con el que las nuevas tecnologías avanzan en nuestra sociedad. Observamos a niños que desde muy pequeños son capaces de desenvolverse con un móvil o una tableta, cómo se abstraen de todo su alrededor, centrando su atención en una pantalla. Por eso, es necesario que padres y educadores ayuden a volver a establecer el vínculo con la naturaleza, a disfrutarla, a pasear, a correr en el campo, porque solo así serán capaces de amarla y de cuidarla.

En Ecoembes somos defensores de la necesidad, por un lado, de "ambientalizar" el currículo escolar y por otro, fomentar un mayor contacto directo de los niños con la naturaleza. Creemos que para que la educación ambiental tenga el papel que se merece, tiene que estar plenamente integrada en el discurso público. Y para que los niños se sientan parte de la naturaleza, y estén motivados para cuidar el entorno que los rodea, es imperante que estén conectados con ella. Solo así conseguiremos una sociedad más comprometida, justa, concienciada y sostenible.

¿Cómo lo hacemos? Desde un enfoque global, universal e integral. Se trata de aprender, por ejemplo, estadística a través de datos sobre biodiversidad; trabajar los contenidos de lengua con textos que hablen sobre cambio climático; estudiar la revolución industrial analizando su impacto ambiental o estudiar el aparato respiratorio explicando cómo la contaminación del aire afecta a nuestros pulmones.

Unos recursos que van acompañados de otro tipo de actividades, como salidas que permitirán enseñar los contenidos curriculares aprovechando las posibilidades que ofrece su entorno más cercano para que los niños puedan acercarse, experimentar y sentir la naturaleza. Ya estamos en marcha en la Comunidad de Madrid y La Rioja, donde hemos llegado a 200 profesores, y el próximo curso lo extenderemos a nivel nacional para que cualquier centro de Educación Primaria pueda integrarse en el proyecto.

Porque para nosotros, la educación ambiental supone otra manera de vivir, de concebir el mundo. De hecho, según la empresa de investigación de mercados Hamilton, la sociedad ve a Ecoembes como la organización que más trabaja para concienciar sobre la sostenibilidad y medio ambiente en España. Un reconocimiento a nuestro trabajo durante 20 años para sensibilizar los ciudadanos e introducir el reciclaje en las escuelas.

Hoy es un gran día para todos los que, con nuestro granito de arena, tratamos de fomentar esta forma de educar y creemos que un futuro mejor es posible, por eso, para todos ellos ¡feliz día mundial de la Educación Ambiental!

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