Justicia y leyes no son lo mismo. Tampoco son lo mismo la justicia y la aplicación de las leyes por los Tribunales. Es algo evidente e incluso "aceptado". La primera es un fin imprescindible para los sistemas democráticos, y las leyes y su aplicación son o deben ser, en ese tipo de organización política, un instrumento para llegar a la justicia. Según mi experiencia cuanto más grande es la justicia que conseguimos más sentido de utilidad y humildad tienen las leyes y quienes trabajamos con ellas. Cuanto más artesanal, detallado, cuidadoso y sin adornos es nuestro trabajo, más justo es nuestro resultado. Y viceversa. Cuanto más grande nos creemos en nuestros roles procesales, más alejado está nuestro trabajo de la justicia.
En un estado democrático vivir la experiencia de un procedimiento judicial, y por tanto de las leyes en acción, debería acercarnos a la justicia y ayudarnos a mejorar como individuos y como sociedad. Las leyes y los procedimientos judiciales deberían servir de modelo de cumplimiento de los derechos humanos. Pero no siempre es así. Es más, no pocas veces el procedimiento judicial aporta escasa claridad a quieres intervienen y genera un efecto de confusión, impotencia e ira. No pocas veces las personas que pasan por los procedimientos judiciales padecen a una o varias personas, profesionales del derecho, que les tratan sin respeto, con autoritarismo, con prejuicios, sobre todo de género, o con superficialidad. No pocas veces dentro del procedimiento judicial hay comportamiento ajenos a los derechos humanos, sin que haya una reacción pública contra algo tan grave: la renuncia a los derechos humanos dentro del propio sistema judicial.
El verdadero poder de la justicia no es el miedo sino la claridad, porque la justicia nos lleva o acerca a la verdad de lo que ha sucedido y de lo que nos corresponde a cada persona por nuestros actos en nuestras circunstancias. Pero en los procedimientos judiciales no pocas veces hay más imposición que claridad, algo que causa malestar entre la ciudadanía y también en ocasiones entre quienes trabajamos en este mundo.
Cuando el sistema legal o judicial, o ambos, renuncia a garantizar los derechos humanos, renuncia a la justicia. Es bueno no olvidarlo.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>