Dominio público

Eutanas... ¡¡VENEZUELA!!

Ana Pardo de Vera

En una entrevista de Inés Martín Rodrigo publicada este lunes en ABC, Margaret Atwood, explica con una apabullante claridad, avalada por el conocimiento ("Soy lo suficientemente mayor para recordar las dictaduras y los totalitarismos del siglo XX"), el resurgir global de esa forma de (no) hacer política que consiste en introducir el miedo en la población y darle respuesta, al mismo tiempo, con promesas populistas (soluciones fáciles para problemas muy complejos) que conducen, en todo caso, a la (falsa) seguridad de pueblos y países. "Cuando la gente tiene miedo -señala la autora de 'El cuento de la criada'- y se siente amenazada, se vuelve más conservadora y está dispuesta a sacrificar derechos a cambio de una falsa seguridad. Siempre es mentira, pero es lo que la gente piensa".

En España tenemos un buen ejemplo de los mensajes populistas de la ultraderecha (Vox) y sus derechitas falderas (PP y Ciudadanos) para ilustrar la reflexión de Atwood. Por citar algunas bien conocidas, estos admiradores de Trump, Bolsonaro, Salvini u Orban trabajan noche y día por instalar el miedo a los migrantes que nos quitan el pan, el miedo a los independentistas que nos rompen España, el miedo a los LGTBI que nos corrompen, el miedo a las feministas 'comehombres' y 'mataniños',... y así un largo etcétera.

Este país ha vivido 40 años postdictadura creyendo que la democracia quedaba resuelta tras la oscuridad franquista. Creyendo que la democracia no hay que cuidarla

También, por supuesto, el miedo al "ilegítimo" Gobierno de coalición, que aparte de un PSOE podemizado, tiene a un Podemos bolivariano que manda y está dispuesto a convertir a España en Venezuela. Y no en la Venezuela que tristemente es en una complejidad imposible de desentrañar con la perspectiva europea, sino en la Venezuela que ellos quieren que sea. Esa Venezuela dictatorial que no acepta la 'generosa y desinteresada' ayuda de EE.UU. ni a un presidente que un día decidió que lo era por mandato divino (en su conciencia, esto es mandato norteamericano y -vergonzosamente- europeo).

¿Qué tenemos instalado entonces? De momento, un apoteósico comienzo de sesiones parlamentarias este mismo martes, donde el PSOE lleva como primera propuesta de ley la de la eutanasia, es decir, el derecho a decidir sobre nuestra propia vida sacudiéndonos de una vez por todas el olor a incienso y cera del poder católico sobre las decisiones que competen a la vida o a la muerte de cada uno/a. Progreso. Dignidad. Libertad. Derecho. Llámenlo como quieran, porque como país, nos sitúa en la vanguardia y da el pistoletazo de salida para convertir a España en un referente mundial de derechos fundamentales.

Y mientras tanto, en las cavernas... Perdón: en los escaños de la ultraderecha y las derechitas falderas, ¿qué proyecto de país nos traen? ¿Con qué medidas revolucionarias liberales pretenden sorprendernos para transformar el capitalismo en un sistema justo para todos? ¿Cuáles de las políticas de su otrora líder Macron van a traernos para mejorar esa España suya, que es la más grande de las concebidas en mente política del siglo 21, dicen?

La consigna de la oposición de ultraderecha y derecha ultra es instalar el miedo en un contexto de incertidumbre global que obliga a replanteárselo todo; también las democracias

¡¡VENEZUELA!! Ése es su proyecto para España. Preguntar todos (Ciudadanos, Vox y PP) por Venezuela en la sesión de control al Gobierno del miércoles. Varias veces, además, por partido. Créanme, puede parecer un chiste, pero tiene más de tragicomedia en el Congreso, un escenario solemne y robado a los ciudadanos para estas sesiones de chichinabo, donde la consigna de la oposición de ultraderecha y derecha ultra es instalar el miedo en un contexto de incertidumbre global, de cambios vertiginosos que obligan a replanteárselo todo; también las democracias.

Democracias que cambian

Este país ha vivido 40 años postdictadura creyendo que la democracia quedaba resuelta tras la oscuridad franquista. Creyendo que la democracia no hay que cuidarla, vigilarla, pulirla, mimarla y actualizarla cada día que pasa, con elecciones y otros sistemas de control democrático más cercanos, con procesos constituyentes, consultas, etc. La democracia no se consigue, se asienta y ya está. De hecho, tenemos el mejor ejemplo ahora, en España y fuera de ella: la falta de atención y seguimiento a nuestra incipiente democracia, con todos los agujeros negros que quedaron por limpiar en la transición, son el origen del problema llamado intolerancia, racismo, xenofobia, machismo... que busca su solución en la anulación de un miedo inoculado a golpe de bulos y manipulaciones delictivas de la realidad.

"Los agujeros negros que quedaron por limpiar en la transición son el origen del problema llamado intolerancia, racismo, xenofobia, machismo... que busca su solución en la anulación de un miedo falseado a golpe de bulos"

Hoy toca seguir concentrando una base ciudadana que sea culturizada con hechos y no con falsas amenazas. Para ello, hay que abstraerse del ruido ensordecedor del patio autoritario y reaccionario, evitar las provocaciones y los complejos de otra época y seguir para delante, cultivando el país de justicia social y recogiendo los frutos del bienestar, la modernidad cívica, la convivencia y la libertad de todos los españoles, nazcan donde nazcan, sean lo que sean, elijan lo que elijan.

"Se eligen los gobiernos, no los pueblos", advertía Daniel Innerarity en El Suplement de Catalunya Ràdio este domingo, hablando de su último libro, Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI (Galaxia Gutenberg). Al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias le ha tocado gobernar a este pueblo, a todo este pueblo que es España, lleno, a su vez, de pueblos y más pueblos. En ese pueblo están todos los que les han elegido pero los que les han elegido no son todo el pueblo, ni mucho menos. Hechos, convicción, seducción, política, cultura democrática... y buena suerte.

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