Dominio público

Joe Biden, el candidato ausente

Roberto Montoya

Periodista y escritor

El exvicepresidente de EEUU y aspirante a la candidatura demócrata a la Casa Blanca, JOe Biden, un un acto de campaña en Iowa. REUTERS/Scott Morgan
El exvicepresidente de EEUU y aspirante a la candidatura demócrata a la Casa Blanca, JOe Biden, un un acto de campaña en Iowa. REUTERS/Scott Morgan

¿Dónde está Joe Biden, qué está haciendo el candidato de facto del Partido Demócrata para las presidenciales de noviembre?

Después de que Bernie Sanders anunciara a inicios de abril que abandonaba la batalla por la nominación como candidato de los demócratas, y diera públicamente su apoyo a la candidatura de Biden, este se convirtió de hecho automáticamente en el candidato oficial.

La confirmación formal tendrá que salir de la Convención Nacional Demócrata, que en principio tendrá lugar en agosto próximo, pero a todos los efectos Biden es ya el seguro candidato al que tendrá que enfrentar Donald Trump.

Pero hace varias semanas que Biden no aparece en las portadas de los medios de comunicación y hay que buscar en las noticias menores de la sección de Política para encontrar alguna información sobre él.

La irrupción del Covid-19 en EEUU alteró completamente la campaña electoral que estaba en curso. Inicialmente Biden se benefició del hecho que el duelo que mantenía con Bernie Sanders en las primarias demócratas acabaran con los debates y mítines presenciales, en los que su rival lo aventajaba.

Sin embargo, una vez que Sanders decidió retirarse Biden quedó solo en la arena frente a Trump, y el presidente pasó a ocupar todo el escenario político.

Donald Trump comenzó a protagonizar ruedas de prensa diarias junto a las autoridades sanitarias federales y otros colaboradores, y a pesar de sus constantes delirios y peligrosos consejos, se convirtió en la principalísima y casi única referencia política.

El presidente está omnipresente, en la televisión y en las redes sociales, diciendo barbaridades sobre temas científicos -como ya es habitual en él-, echando a colaboradores que no lo aplauden; ofreciendo ayuda a gobernadores que elogian su gestión de la crisis, negándoselas a quienes lo critican; atacando y boicoteando a los medios de comunicación que lo cuestionan. Todo gira alrededor de Donald Trump.

Varios expertos analizan que si su popularidad no ha caído más bruscamente de lo que ya lo ha hecho a pesar de su política errante y lunática, es porque en momentos críticos, peligrosos, de guerra o temor generalizado, gran parte de la población tiende a cerrar filas con el líder, con quien lleva el control del país.

Y esa tendencia, que beneficia y utiliza Trump con la vista siempre puesta en su reelección, se ve favorecida por la ausencia de un rival político que lo deje diariamente en evidencia, que lo enfrente con dureza.

Eso es lo que muchos le reprochan a Joe Biden, que no está. El candidato demócrata cumple su confinamiento en su vivienda, en Wilmington, en el estado de Delaware.

Durante los primeros días su ausencia llegó a ser total. No lograba conectarse por Internet.

El poderoso candidato avalado por el establishment del Partido Demócrata, el hombre que lleva recaudados cientos de millones de dólares en su campaña electoral, no podía conectarse a la Red.

Luego lo hizo, dedicando buena parte de su tiempo a conectarse vía Zoom con grandes donantes de su candidatura -consiguió más de 46 millones de dólares solo en marzo- ; con ayuntamientos locales, con cargos de su partido, y concediendo entrevistas a algunos medios.

Su actividad en las redes sociales y en medios de comunicación es la de un hombre moderado, extremadamente moderado, que pareciera no estar hablando en el país epicentro de la pandemia donde ya hay decenas de miles de muertos, y cuyos 320 millones de habitantes están en manos de un presidente que sugiere a los científicos que recomienden a la gente tomar lejía e inyectarse los pulmones con desinfectantes.

"No puedo creer que tenga que decir esto, pero por favor, no beban lejía", fue la respuesta de Biden a la delirante ocurrencia de su rival político electoral y presidente, que avergonzó a todos los científicos estadounidenses.

Medios afines a Biden sostienen que ese tono tranquilo y moderado para una situación tan crítica como la actual, es algo que agradece la población.

Según estos, Biden apuesta por dejar que sea el propio Trump con sus actos el que deje en evidencia su ineptitud y locura.

Muchos otros sin embargo, entienden que está desaprovechando una oportunidad única para mostrar sus opciones ante el momento actual, para dar a conocer con voz alta y clara, utilizando los muchos medios a su alcance, cuál es su postura, cuál es su alternativa para enfrentar la epidemia tanto a nivel sanitario como social y económico.

Los potenciales electores demócratas no están teniendo oportunidad de escuchar a su candidato, de saber cuáles hubieran sido sus medidas de estar en el poder.

El gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, con intervenciones televisadas matinales diarias, está teniendo mucho más protagonismo en esta crisis que Biden, el candidato presidencial del partido.

Para colmo, días atrás ha vuelto a reavivarse la acusación de una de las cinco mujeres que en el pasado acusaron a Biden de acoso sexual.

La acusadora, Tara Reade, una mujer que hoy tiene 56 años, trabajó entre 1992 y 1993 en el equipo de Biden cuando este era senador, y decidió ahora ampliar sus declaraciones y presentar una denuncia por abuso sexual contra él ante la policía de Washington.

En 2019 Biden se vio obligado a disculparse ante sus cinco acusadoras. "Los comportamientos sociales han cambiado", dijo Biden, prometiendo que en el futuro no sería "tan demostrativo" con sus colaboradoras.

Sin embargo, durante la campaña electoral hizo algunos comentarios jocosos sobre el tema, que enfadaron aún más a esas mujeres y al movimiento #MeToo.

La pasividad de Biden ante la gestión de Trump enerva sobre todo a los seguidores de Bernie Sanders.

Están convencidos de que este, el máximo precursor desde hace años del Medicare for All, de una sanidad universal pública y gratuita, sí sabría ofrecer mejores salidas a la crisis actual teniendo siempre presente los intereses de las mayorías sociales.

Sanders podría demostrar más que nunca que su programa electoral, que apuesta por lo público, por una reforma estructural del sistema y una distribución más igualitaria de la riqueza, es la única solución para enfrentar más eficazmente problemas como el actual.

Pero no es solo Biden quien mantiene esa postura 'moderada' y pasiva, sino también los máximos responsables del Partido Demócrata.

Integrantes del caucus progresista demócrata, Alexandria Ocasio-Cortez, Pramila Japayal, Rashida Tlaib, Ilham Omar y otras jóvenes congresistas, han criticado duramente a la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, por no utilizar la mayoría que ostenta el Partido Demócrata en esa Cámara para presentar propuestas alternativas a las de Trump para enfrentar la crisis actual.

Ya son muchas las denuncias de que los demócratas están respaldando acríticamente con su voto las distintas fases del plan billonario del Gobierno de ayudas económicas a empresas y familias, cuando hay constancia de que se están beneficiando especialmente bancos y grandes empresas, y se están camuflando como ayudas a pequeñas empresas lo que en un alto porcentaje de casos son partidas que benefician selectivamente a donantes de la campaña electoral de Trump.

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