Dominio público

Lo que nos dicen los datos y cómo utilizarlos para diseñar políticas públicas. (Dónde estamos en la lucha contra la covid-19)

Javier Martínez Moguerza

Catedrático de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad Rey Juan Carlos y secretario de la Academia Joven de España.

Javier García Martínez

Catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Alicante, catedrático Rafael del Pino de Ciencia y Sociedad, patrono de la Fundación Gadea por la Ciencia, presidente de la Academia Joven de España y presidente electo de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada

Un médico atiende a un enfermo de coronavirus en la UCI del Hospital Infanta Sofía, de Madrid. REUTERS/Susana Vera
Un médico atiende a un enfermo de coronavirus en la UCI del Hospital Infanta Sofía, de Madrid. REUTERS/Susana Vera

Los datos, al igual que los respiradores, salvan vidas, pero solo si se utilizan de manera adecuada. En el ámbito de la economía, la salud y en otras muchas facetas de nuestras vidas usamos indicadores e índices para capturar en una cifra una realidad compleja. Gracias a estos indicadores podemos seguir la evolución de muchos fenómenos y hacer comparaciones válidas. De la misma manera que se utilizan índices como el IPC, la tasa de paro, o la prima de riesgo para definir y ajustar medidas económicas, los indicadores sanitarios sirven para diseñar, evaluar y afinar políticas públicas de salud. Además, estos indicadores nos permiten conocer la realidad diversa y cambiante de cada territorio y, por lo tanto, fijar con precisión y claridad el momento y lugar donde implantar, por ejemplo, las distintas fases de desescalada de las medidas de contención destinadas a frenar la expansión del virus Sars-CoV-2.

Todos estamos siguiendo con gran atención el estado de la pandemia causada por este virus, especialmente ahora que la relajación de las medidas de confinamiento depende de la evolución de su contagio en los territorios afectados. En las ruedas de prensa del gobierno y en los medios de comunicación se exponen a diario distintas cifras, en general, divididas en tres categorías, a saber, los casos diagnosticados, los casos recuperados y los fallecimientos. Además, con frecuencia se comparan los datos de España con los de otros países. Sin embargo, las conclusiones de este ejercicio presentan deficiencias importantes por varios motivos. La primera es que los datos de cada país dependen en gran medida de su tamaño, su densidad y su estructura demográfica. El segundo problema radica en que cada país utiliza criterios distintos para definir cada una de las categorías mencionadas. Finalmente, en muchos países se han realizado muy pocas pruebas diagnósticas, por lo que los datos son poco fiables. Por estas razones, comparar los datos brutos es poco útil y está generando confusión y desconfianza en la opinión pública. Pero esto no significa que no se puedan realizar comparaciones o que estas cifras no tengan validez alguna. Una estrategia útil y sencilla es considerar estos datos como meras muestras del estado de la pandemia, en lugar de como una medida fiel de los efectos de la misma. Esta metodología permite utilizar las herramientas de la estadística moderna para diseñar índices que capturen en una cifra una realidad compleja y cambiante como, por ejemplo, el índice de desarrollo humano o de la competitividad de un país.

Los indicadores tienen dos funciones principales. Por un lado, sirven para describir la magnitud de un fenómeno de manera que podamos hacer comparaciones entre diferentes territorios y, por otro, nos permiten evaluar su evolución. Estas herramientas son especialmente útiles para las autoridades, ya que les permite evaluar la efectividad de sus políticas públicas y de monitorizar el impacto de las medidas que han puesto en marcha y compararlas con las que han utilizado otros países. Pero para que todo esto sea posible es necesario diseñar indicadores que describan el fenómeno a estudiar de manera adecuada, sin sesgos ni arbitrariedades.

Lo primero que debemos pedirle a un buen indicador para comparar territorios es que se comporte de manera similar en todos ellos. Otro requisito ideal es que su rango de posibles valores sea el mismo independientemente del tamaño de la muestra. Esto enlaza con la conveniencia de que el indicador esté acotado en sus valores de modo que permita ver el final del camino. Esta es una característica que no tienen los datos brutos ya que, en el caso que nos ocupa, no sabemos cuál será el número final de casos diagnosticados, recuperados y fallecidos.

La Academia Joven de España ha participado, junto con los grupos DSLAB y methaodos.org de la Universidad Rey Juan Carlos, en el diseño de un Indicador de Suficiencia Sanitaria (ISS) que se define como el porcentaje de curados más fallecidos sobre el total de casos diagnosticados. Este cociente es por lo tanto una medida de los casos que abandonan el sistema sanitario en relación con el total de diagnosticados en cada momento. El ISS cumple las características ideales que hemos fijado y nos permite evaluar en qué momento estamos de la lucha contra la pandemia. Valores bajos del ISS indican que existe una falta de medios en el sistema sanitario -y por tanto se deberá prever la dotación de recursos adicionales-, mientras que valores altos del ISS señalan que el sistema tiene medios suficientes para atender a los enfermos de COVID-19. Es decir, el ISS mide la capacidad de los territorios para responder a la enfermedad.

Usando este indicador estamos en condiciones de comparar la situación de los distintos países y de entender realmente dónde está España en el contexto mundial de la pandemia. Este no es un ejercicio meramente orientativo, sino que nos permite definir el momento adecuado para la relajación de las medidas de confinamiento que tanto impacto están teniendo sobre la economía, el empleo y la calidad de vida de los ciudadanos de nuestro país. Esta comparativa nos permite también, y esto es muy importante, conocer en qué momento han empezado a desescalar otros países las medidas de contención y qué impacto han tenido éstas sobre la evolución de la pandemia en sus territorios.

Figura 1. Evolución del ISS para los países más afectados por la pandemia desde el día en que cada país superó los 100 casos diagnosticados. Fuente: Academia Joven de España.
Figura 1. Evolución del ISS para los países más afectados por la pandemia desde el día en que cada país superó los 100 casos diagnosticados. Fuente: Academia Joven de España.

En la Figura 1 se muestra la evolución del indicador para los quince países más afectados por la pandemia desde el día en que cada uno de ellos superó los 100 casos diagnosticados. Se puede observar perfectamente como el indicador se comporta de manera similar en todos los países y que cada uno de ellos se encuentra en una etapa diferente de la pandemia. Por ejemplo, Estados Unidos está en un momento temprano de la evolución del brote, con un valor del indicador cercano al 25% y, por lo tanto, con mucho camino por recorrer hasta llegar al 100% de suficiencia sanitaria, que casi ha alcanzado China, el país donde se originó la enfermedad. Es interesante recordar que este país asiático comenzó a relajar sus medidas de confinamiento cuando su ISS alcanzó un valor del 93%, después de que hubieran pasado 62 días desde que cruzó la barrera de los 100 casos diagnosticados. Por otra parte, Corea del Sur comenzó a relajar sus medidas de contención el 7 de mayo, con un ISS del 90%, tras 76 días desde que se superaron en este país los 100 primeros casos. Estos niveles del indicador, alrededor del 90%, dan suficiente margen para que, si volviera a repuntar la pandemia tras finalizar el confinamiento, los sistemas de salud de los países que hayan alcanzado estos valores de ISS puedan atender con los medios necesarios a los nuevos casos.

El indicador de suficiencia sanitaria de nuestro país es aproximadamente del 77% ¿Quiere eso decir que España no puede comenzar a relajar las medidas destinadas a detener la extensión de la pandemia? No necesariamente. Como ya están haciendo algunos países de nuestro entorno, se puede hacer una desescalada gradual y por territorios a medida que el índice se vaya acercando al valor de seguridad que está en torno al 90%.

Figura 2. Comparativa del valor del ISS en las comunidades autónomas. Fuente: Academia Joven de España.
Figura 2. Comparativa del valor del ISS en las comunidades autónomas. Fuente: Academia Joven de España.

La Figura 2 muestra una comparativa del valor del indicador en las distintas comunidades autónomas. Se distingue claramente que la pandemia sigue diferentes ritmos de evolución. Así, aquellos territorios cuyos valores del ISS superan el 95%, como por ejemplo Murcia, el País Vasco, Cantabria o las ciudades autónomas, están más cerca del final de la pandemia que otros en los que el indicador toma valores en torno al 50%, como es el caso de Castilla-La Mancha o Castilla y León. Esta realidad diversa se manifiesta también entre las distintas provincias dentro de las propias comunidades autónomas. El ISS es una herramienta especialmente útil para definir y monitorizar las mejores políticas públicas para cada territorio. La salida progresiva del confinamiento no sólo permite una desescalada más ajustada a la realidad de cada comunidad autónoma, sino que la experiencia de los territorios en las fases más avanzadas de desconfinamiento nos permitirá analizar el impacto de las distintas medidas sobre la evolución de la pandemia. Este análisis será especialmente útil a la hora de decidir si se pueden adelantar o retrasar las fases de salida del confinamiento en cada territorio. Y esta no es una cuestión baladí. Llevar a cabo una desescalada simultánea y homogénea en todo el país implica poner en riesgo el sistema sanitario de los territorios que presentan valores de ISS más bajos y retrasar innecesariamente la vuelta a la actividad económica en aquellas comunidades autónomas que ya han superado los índices de seguridad. El Indicador de Suficiencia Sanitaria es una herramienta muy útil para determinar qué comunidades autónomas tienen la capacidad para reaccionar con éxito ante un rebrote y, por lo tanto, pueden avanzar más rápidamente hacia el desconfinamiento y evitar así que tengan paralizada su economía sin necesidad.

Como ciudadanos, es importante que conozcamos los criterios que están guiando las medidas que condicionan la forma en que vamos a vivir las próximas semanas y el nivel de seguridad que implican las decisiones que toman nuestras autoridades. Solo a través de un indicador fiable podemos entender por qué los habitantes de unos territorios podrán bañarse en la playa o comprar en las tiendas antes que los de otras zonas. Es fundamental que la población conozca cuándo un territorio puede pasar a una fase posterior de desconfinamiento, por ejemplo, al superar valores concretos de indicadores, como el de suficiencia sanitaria, que dan un margen de seguridad suficiente para avanzar hacia medidas menos restrictivas. Los datos salvan vidas porque nos permiten conocer en qué etapa de la pandemia nos encontramos y diseñar mejores políticas públicas de salud, pero también son esenciales para que todos conozcamos los criterios que se utilizan para determinar el momento y la forma en la que se van superando las fases del desconfinamiento, algo que a día de hoy no está claro.

Los grupos DSLAB y methaodos.org de la Universidad Rey Juan Carlos, en colaboración con la Academia Joven de España, remiten diariamente un informe al Ministerio de Ciencia Innovación con recomendaciones y análisis de la evolución de la pandemia provocada por la enfermedad COVID-19.

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