Dominio público

Madrid: presupuestos, pandemia y reconstrucción

Paloma Vega

Secretaria Organización CCOO Madrid

El consejero de Hacienda y Función Pública, Javier Fernández-Lasquetty, habla con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Asamblea de Madrid. E.P./Eduardo Parra
El consejero de Hacienda y Función Pública, Javier Fernández-Lasquetty, habla con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Asamblea de Madrid. E.P./Eduardo Parra

A finales de 2018 comenzaron a elaborarse los que serían los presupuestos de la Comunidad de Madrid para 2019... y para 2020, y de momento también para 2021. Eso significa que nuestra región lleva casi un año luchando contra esta pandemia con las cuentas de un gobierno interino como el de aquel año, tras la dimisión de Cristina Cifuentes y la presidencia accidental del entonces ‘popular’ Ángel Garrido.

El pasado 29 de diciembre el Gobierno de la Comunidad de Madrid decidía prorrogar para el año 2021 los presupuestos de 2019. Era la segunda prórroga de las cuentas de aquel año por parte del Ejecutivo de coalición de PP y Ciudadanos con el necesario e inestimable apoyo de Vox. En casi dos años de legislatura han sido incapaces de elaborar unos presupuestos, un hecho con consecuencias para la población madrileña, ya que el 80 % del gasto se destina a sanidad, educación, servicios sociales y transportes. Pero resulta más grave aún que ya en septiembre de 2019, el Ejecutivo de Díaz Ayuso excusase la prórroga de las cuentas anteriores alegando la inestabilidad política del Gobierno Central y la incertidumbre ante la falta de Presupuestos Generales del Estado. Madrid y Castilla y León fueron las únicas comunidades que no presentaron sus respectivas cuentas entonces.

Esta semana la coalición PP y Ciudadanos ha anunciado un principio de acuerdo sobre los presupuestos para 2021 que deberá ser negociado con el resto de fuerzas en la Asamblea de Madrid. Es evidente que será la ultraderecha de Vox, el partido que apuntala a Ayuso, quien actuará como socio preferente –o más bien exclusivo- a la hora de sacar adelante la mayoría necesaria para su aprobación. Sin embargo, a pesar del anuncio del preacuerdo, falta por saber cuándo verán la luz definitivamente esos presupuestos, lo que nos obliga a continuar enfrentando esta pandemia con los recursos económicos de un 2019 en el que la situación socioeconómica estaba muy alejada de la que sufrimos hoy. La desidia y el abandono del Gobierno Ayuso agravan una de las mayores crisis sanitarias de nuestra historia, ante la que urge tener los instrumentos económicos adecuados para afrontarla.

Hablamos de unos presupuestos que son imprescindibles para paliar y superar los efectos de esta crisis sobre la ciudadanía madrileña: el aumento del paro, el descenso de los ingresos, la insuficiencia de recursos en los servicios públicos para cubrir necesidades que ya existían y que ahora con la pandemia se han multiplicado, son algunos de ellos. Esas son las prioridades y no es asumible seguir soportando un gobierno manifiestamente incompetente, en conflicto constante entre sus miembros, que solo ha sido capaz de aprobar dos leyes en los casi dos años que llevamos de legislatura: una para crear otra universidad privada y otra para impulsar una ley del suelo que favorece la especulación. Nada nuevo bajo el sol.

Por otra parte, han mantenido y aumentado las rebajas fiscales a la mayores rentas y patrimonios, y han continuado con las adjudicaciones "a dedo" a empresas afines con la justificación de la pandemia. El sobrecoste del Hospital Isabel Zendal, que casi ha triplicado el presupuesto inicialmente previsto, es un magnífico ejemplo de su pésima gestión. Además, Ayuso ha dedicado buena parte de su actividad a convertirse en ariete contra del Gobierno de España, exaltando y exagerando la confrontación para tapar y desviar la atención sobre su incapacidad.

Madrid necesita con urgencia unos presupuestos expansivos, que garanticen el funcionamiento y calidad de los servicios públicos, que sean salvaguarda de los derechos básicos de los colectivos más vulnerables, y que además contribuyan a la inversión y financiación para convertirse en el motor que impulse la actividad económica, algo esencial para recuperar el empleo perdido.

Necesitamos unas cuentas que, además, se verían reforzadas por la llegada en los próximos años de los Fondos Europeos de Recuperación, más de 1.000 millones en 2021, dirigidos principalmente a aliviar las consecuencias económicas y sociales producidas por la pandemia, y a incentivar la transformación del tejido productivo hacia un modelo más sostenible social y medioambientalmente. Mientras que otras regiones ya han presentado sus proyectos para destinar estos fondos, el Gobierno de Madrid se mantiene sin pronunciarse al respecto.

Todos los grupos de la Asamblea de Madrid –salvo Vox- acordaron 214 medidas para el refuerzo de la sanidad pública, la reactivación de la economía y el tejido productivo, la educación y las universidades, el fortalecimiento de los sistemas de protección social y la posición de Madrid ante España y Europa. Sin embargo, por lo escuchado a la presienta Ayuso, parece ser que este no será el camino elegido para la elaboración del presupuesto de 2021. El papel protagónico concedido a la extrema derecha de Vox a buen seguro frustrará el camino recorrido hasta ahora.

Esperamos y deseamos que el Gobierno Regional abandone la estrategia de crispación y polarización llevada hasta ahora, y que no se lo jueguen todo a una sola carta, la de Vox. El futuro de la Comunidad de Madrid no puede quedar en manos de la ultraderecha, sino en el acuerdo y la participación del resto de fuerzas políticas, agentes sociales y de la sociedad madrileña en general. Los próximos presupuestos deben servir para facilitar la reconstrucción de nuestra región desde la solidaridad y la igualdad social.

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