Dominio público

El Padre Ángel: picaresca, mitomanía, negocio y caridad

Antonio Gómez Movellán

Presidente de Europa Laica

El líder indiscutible del márquetin de la caridad católica en las últimas décadas en España, el popular cura Ángel, cada cierto tiempo publica biografías y hagiografías redactadas por personas a su servicio (José María López Vidal, Jesús Bastante o Lucia López) cuyo valor es el propio de la hagiografías y libros de encargo: es decir son muy útiles para corroborar la personalidad narcisista y soberbia del biografiado, pero no sirven para adentrarnos en la realidad de un personaje. Recientemente se ha publicado una biografía no redactada al dictado y a la mayor gloria de este mediático personaje, bajo el título Padre Ángel: caridad, soberbia e indisciplina (editorial Círculo Rojo), de Ángel Mario Carreño Rodríguez Maribona. La biografía, redactada de forma neutra e imparcial y con cierta ironía, aporta documentación y datos con los cuales el lector puede configurar una radiografía que aproxima a este personaje al de muchos limosneros históricos del catolicismo que rayaban en la picaresca.

Quizás el rasgo más característico del personaje es la mitomanía: son tan contundentes las historias que ha ido contando, del tal o cual manera, a lo largo de la vida que parece que el mismo haya caído en cierto ensimismamiento fantasioso.  Así, por ejemplo, como en la última década ha cambiado su imagen a la de un cura reformista ha reinventado, con ayuda de sus hagiógrafos, su origen hasta los tuétanos. Así ha dado a entender su simpatía por los curas obreros y progresistas de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y otros movimientos populares católicos del final del franquismo, pero la verdad es que fue muchos años capellán voluntario del Frente Juventudes y de la OJE (organizaciones juveniles del fascismo español) por lo cual recibió medalla de plata de la juventud. Además, en el momento de la efervescencia de los curas obreros y del compromiso social, este cura Ángel estaba codeándose con el mismísimo Franco y con Carmen Polo de Franco y con las mujeres de los generales; para más inri, en aquel momento, él estaba, y no sabemos si lo continúa estando, en la Sociedad Sacerdotal de la secta católica del Opus Dei muy alejada de todo el espíritu de reforma y fundada por el también mitómano patológico Escrivá de Balaguer.  El autor de la biografía recoge un testimonio de alguien que conoció al personaje desde el inicio y que le espetó: "Por qué vas siempre de corbata y bufanda roja si tú siempre fuiste azul".

La utilización de los menores para la construcción de su imperio limosnero fue una constante hasta que los combinó con los abuelos y los mayores. Uno de los éxitos de esta biografía no autorizada es el relato del tesón de este cura en la recaudación de fondos para una obra que, bajo la apariencia de la caridad, no deja de ser una obra meramente mercantil con un entramado barroco, de formas jurídicas diversas, difícil de seguir la pista.  Su habilidad política para financiar los pisos tutelados de menores pone también en evidencia como las autoridades públicas, alegremente, ceden esta función a las entidades privadas y religiosas.

Portada del libro 'Padre Ángel: caridad, soberbia e indisciplina' (editorial Círculo Rojo), de Ángel Mario Carreño Rodríguez Maribona.
Portada del libro 'Padre Ángel: caridad, soberbia e indisciplina' (editorial Círculo Rojo), de Ángel Mario Carreño Rodríguez Maribona.

Otro éxito de la biografía es el relato del tempo histórico de la expansión de los negocios del cura Ángel que se corresponde, sobre todo, a los años noventa, donde va construyendo residencias de ancianos por doquier (solo en Castilla-La Mancha tiene 32), a través de formas diversas que incluyen desde pelotazos urbanísticos hasta implicación íntima con la política. En efecto, uno de los éxitos de este cura ha sido la gestión de residencias a través de formas más que rentables, derivadas de la obtención de fondos públicos por su conexión con los presidentes, alcaldes y políticos de alto nivel de las Comunidades Autónomas y sus esposas, particularmente de Castilla-La Mancha o Catilla y León, algo que ya hizo con los políticos del ultimo franquismo y después también con los primeros socialistas. Su relación con el Partido Popular fue más que íntima, y como dijo la presidenta, durante años, de Mensajeros de la Paz, Ana Botella, y esposa del presidente Aznar: "El padre Ángel tiene más talento que bondad", añadiendo después, a modo de justificación de su paso por la presidencia de esa Fundación: "... aunque también tiene bondad".

La llegada a Madrid desde Asturias, en los ochenta, la apertura de algunos pisos de menores, la constitución de Heráldicas AGAR (Ángel Garcia Rodríguez) SA -otra actividad desconocida del padre Ángel (¡la supuesta venta  por correspondencia de escudos heráldicos¡)- y su transformación posterior en  Residencias AGAR  SL -o como promueve la declaración de utilidad pública de algunas de sus fundaciones para después renunciar a la misma y su asociación con empresarios vinculados a sus sociedades-, son ejemplos de la complejidad y del barroquismo jurídico que se utiliza para, en definitiva, huir de la transparencia  y resguardarse en  la opacidad que proporciona ese barroquismo jurídico de sus entidades y que en esta biografía queda neutralmente retratado.

Mención aparte merecen las operaciones del teléfono Dorado y la expansión internacional de Mensajeros por la Paz. Aquí la biografía, a través de una minuciosa investigación, deja más que dudas sobre el destino de las recaudaciones de dinero público y privado que AGAR impulsa por doquier en operaciones publicitarias, como la de propia Iglesia de San Antón o los comedores Robín Hood, y sobre todo en la utilización de catástrofes para impulsar la maquina recaudatoria como fue, por ejemplo, su asociación con la secta-iglesia REMAR, en el caso de la crisis de refugiados en Lesbos.

Esta biografía, repleta de anécdotas e ironía, es una aproximación a un personaje que, entre la mitomanía, la picaresca y el negocio parece querer alcanzar la santidad en nombre de la caridad y todo ello a cuenta de los fondos públicos y quizás, de la buena fe, de algunos patrocinadores.

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