Dominio público

Cinco apuntes más antes del examen de Castilla y León

Sato Díaz

El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, acompaña a Alfonso Fernández Mañueco en el primer mitin del PP de la campaña electoral de Castilla y León.- Manuel Ángel Laya / Europa Press
El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, acompaña a Alfonso Fernández Mañueco en el primer mitin del PP de la campaña electoral de Castilla y León.- Manuel Ángel Laya / Europa Press

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, bromeaba este viernes en Salamanca, donde participaba en un acto de la campaña de Alfonso Fernández Mañueco: "¿Tú sabes cuando un estudiante tiene una prueba y está nerviosito perdido... y le dice al compañero: venga, pasa tu primero? Pues así estoy yo".

Nerviosito perdido se encuentra el presidente andaluz por convocar elecciones en su comunidad autónoma y que la jugada le salga bien. Sabe que las urnas las puede cargar el diablo y que la política no se entiende solo desde las previsiones de despacho. Espera Moreno que, si su compañero Mañueco saca buenas notas en este examen, le pueda beneficiar a él en el suyo. ¿Pretende copiarse el alumno de San Telmo? En unas elecciones entran en juego una cantidad enorme de variables, algunas de las cuales son impredecibles y solo se llegan a comprender una vez han ocurrido.

Las elecciones de Castilla y León suponen un hito político y, como tal, es poliédrico y complejo. No se puede observar solo desde una perspectiva y entran en juego en él un sinfín de intereses en disputa. El balance de todos estos será, finalmente, el resultado del 13F, la foto de una correlación de fuerzas en un momento concreto. La campaña comienza y, tal y como están las cosas y viendo precedentes, nadie sabe cómo finalizará. De momento, de los cinco principales candidatos, uno de ellos, Francisco Igea de Ciudadanos, tendrá que desarrollar buena parte de la misma encerrado en su casa al dar positivo por covid-19.

Aportamos cinco apuntes más para el temario de esta campaña de Castilla y León. Son muchos, sin duda, los temas a estudiar. Los candidatos, los partidos y sus líderes, a examen, convocatoria de febrero.

Conflicto autonómico-estatal

La peculiaridad del adelanto electoral (examen sorpresa) de Mañueco es que aísla las elecciones de Castilla y León del resto de autonómicas y de las municipales. Buena parte del foco político estatal se situará en esta región durante toda la campaña, una comunidad que, en demasiadas ocasiones para los grandes medios de comunicación con epicentro en Madrid, pasa inadvertida.

Esto, que puede estudiarse como algo positivo, tiene una repercusión de ida y vuelta. Por un lado, es el momento propicio para que se hable de los problemas propios de la comunidad y de su ciudadanía y para que estos adquieran mayor atención. Sin embargo, la estrategia política que prevalece tras el adelanto es, precisamente, la contraria. El PP ha visto en uno de sus feudos (lo gobiernan desde el año 1987) el lugar perfecto para iniciar una estrategia que cerque al Gobierno de coalición: ir convocando elecciones en aquellas comunidades donde las encuestas dicen que van a sacar buena nota. De esta manera, suspenso tras suspenso, aspiran a desgastar al Ejecutivo de Pedro Sánchez (una devaluación continua), el cual ya está tocado en las encuestas.

Desde el PP hacen todo lo posible por situar la campaña castellanoleonesa en un marco político estatal. Paradójicamente, el partido que gobierna la región usa un discurso alejado de la misma y de su gestión autonómica y pretende presentarse a la oposición de Castilla y León desde la bronca política estatal. Desde la perspectiva de la madrileña calle Génova, la campaña es el escenario perfecto para que Pablo Casado se luzca y cargar contra el sanchismo. El bulo sobre las macrogranjas contra Alberto Garzón fue uno de los mejores ejemplos. De hecho, el PP ha intentado volver a crear bulos contra el ministro de IU en diferentes ocasiones. No lo ha conseguido, le han pillado copiando.

El éxito de la izquierda para llevarse estas elecciones podría pasar, sin embargo, por romper con esta tendencia y llevarse el marco, precisamente, al terreno castellanoleonés, hablar de los problemas cotidianos de la región, de las carencias que tres décadas y media de gobierno del PP han desarrollado. En definitiva, no dejarse encerrar en la confrontación contra Sánchez que quiere el PP. Es decir, tal y como reconocen desde el equipo del candidato socialista Luis Tudanca: "Que los castellanoleoneses sintieran que se habla de sus problemas cotidianos fue lo que nos llevó a ganar en 2019". El PSOE ganó, aprobó, pero no gobernó.

El desarraigo de la ciudadanía castellanoleonesa con el debate político dominante es tal que, precisamente, una de las novedades de estos comicios es la proliferación de candidaturas provinciales reclamando el foco para las zonas olvidadas por los libros de texto imprimidos en Madrid.

Partida entre Casado y Sánchez

Las elecciones de Castilla y León inician un ciclo electoral que, con casi toda seguridad, proseguirá con las andaluzas, después con autonómicas y municipales y, si Sánchez cumple su palabra de acabar la legislatura, culminará con las elecciones generales a finales del 2023. Todo un examen de Geografía Española.

Casado llegó al frente del partido en el verano del 2018, tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Desde entonces, la obsesión del líder popular ha sido derrotar al sanchismo (el pacto que permite a Sánchez permanecer en Moncloa gracias al entendimiento con los soberanismos de izquierdas y Unidas Podemos). Para ello, no ha dudado en echar mano de estrategias de dudosa legitimidad, que van desde generar enormes campañas de desinformación apoyándose en un sistema mediático español que le resulta muy favorable, hasta beneficiarse de la genética derechista de algunos resortes del Estado, como la judicatura.

Para Casado, sacar buena nota en Castilla y León es un paso adelante hacia el máster de la Moncloa. Así, ha diseñado la estrategia de usar los adelantos electorales autonómicos para situar el marco de que el Gobierno de coalición se encuentra en una derrota constante. Sin embargo, la consolidación de Vox y la tendencia hacia la desaparición de Ciudadanos hace que el proyecto de Casado esté estrechamente ligado a la ultraderecha. Esto genera una paradoja. Si Casado se acerca a la Moncloa de la mano de los ultras, se darán movimientos tectónicos en la política española de gran calado, de los que hablaremos en las próximas semanas. Quizás se empiecen a visualizar antes, precisamente en Castilla y León.

Cambio de ciclo en las derechas

El examen castellanoleonés puede profundizar una tendencia que ya vimos en la repetición electoral de las generales de noviembre de 2019. La estrategia de Albert Rivera de llevar a Ciudadanos a posiciones nacionalistas próximas a la ultraderecha hizo crecer el monstruo y destruir el centro. El partido naranja se escora hacia la desaparición, Vox se consolida como fuerza política clave del actual momento político. En las elecciones madrileñas del mayo pasado, esta tendencia se evidenció con más fuerza todavía. Ciudadanos quedaba fuera de la Asamblea de Vallecas, sacó un cero patatero.

Castilla y León puede ser el punto de inflexión en un cambio de ciclo en las derechas. El PP, aún ganando las elecciones, podría salir debilitado. Si, tal y como muestran las encuestas, el ascenso de Vox en procuradores en las Cortes vallisoletanas es tan espumoso, la ultraderecha podría exigir entrar en el gobierno para que Mañueco permanezca en la Presidencia de la Junta. Entonces sí, el PP habría firmado un pacto con el diablo y su capacidad de acción política estará delimitada por los pasos que le vaya marcando Vox.

El nuevo-viejo PSOE

Sánchez llevó a cabo una maniobra de riesgo entre los meses de julio y octubre del año pasado. Una profunda remodelación de su equipo directo en Moncloa le llevó a prescindir de su mano derecha hasta entonces, Iván Redondo, retornando su confianza a Óscar López. Además, propulsaba una crisis de Gobierno en carteras clave. En octubre, en el 40º Congreso Federal del PSOE celebrado en València, el líder socialista cerraba viejas heridas con importantes sectores del partido (ejemplificados principalmente en la figura de Felipe González) y cerraba filas entorno al viejo concepto de socialdemocracia. El presidente ha cambiado de aula y de compañeros de pupitre.

Todos estos movimientos van destinados a generar una mejor sinergia entre partido y Gobierno, una acción política unificada y coherente para afrontar la segunda mitad de la legislatura marcada por la alta exigencia electoral descrita con anterioridad y por el constante acoso y derribo de las derechas políticas, sociales y mediáticas contra el Gobierno de coalición y, concretamente, contra su figura. Pasar página de la pandemia al tema "una recuperación justa".

En definitiva, el 13F es el primer examen para la nueva dirección de Ferraz, un termómetro sobre la evaluación ciudadana de la gestión del Gobierno y una prueba para la nueva estrategia comandada por Sánchez. "Vuelve el viejo PSOE", se ha escrito hasta la saciedad tras los cambios generados por Sánchez el año pasado. Las urnas se ponen por primera vez con los nuevos equipos en funcionamiento.

Lo último de lo viejo de las izquierdas

Un ciclo político para las izquierdas alternativas al PSOE finalizaba el 4 de mayo de 2021, cuando Pablo Iglesias, protagonista del mismo (el delegado de la clase), presentaba su dimisión como secretario general de Podemos y renunciaba a recoger el acta como diputado en la Asamblea de Madrid tras conocerse los resultados de las elecciones madrileñas. Previamente, en marzo, había dejado sus responsabilidades en el Gobierno del Estado. Entonces, se daba el pistoletazo de salida del momento Yolanda Díaz. Un proyecto, el de la vicepresidenta, que todavía no acaba de arrancar, aunque ya se han escrito libros sobre él.

Por la campaña de Castilla y León, Díaz pasará de puntillas, está preparando otro examen distinto. Esta campaña será la última en las que no opere el guion de la gallega, salvo giro de guion inesperado, otro examen sorpresa. Ya sabemos que tiene interés en implicarse en la creación de una candidatura de confluencia en Andalucía que solvente la división de las izquierdas actual, en estos momentos, se presentarían hasta tres candidaturas a la izquierda del PSOE. Por ello, tomen nota en sus blocs, quizás en las urnas castellanoleonesas sean las últimas en las que se pueda introducir una papeleta con el nombre de Unidas Podemos.

Se acabó la lección de hoy.

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