Dominio público

Feijóo y “a nosa cousa”

Ana Pardo de Vera

El presidente del PP de Galicia y de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, en una comparecencia ante la prensa, en Santiago de Compostela. EFE/Xoán Rey.
El presidente del PP de Galicia y de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, en una comparecencia ante la prensa, en Santiago de Compostela. EFE/Xoán Rey.

Varios medios de comunicación y cargos del PP de todo nivel dan por sentado ya que Alberto Núñez Feijóo será el próximo candidato del Partido Popular a la Presidencia del Gobierno a finales del año próximo si Pedro Sánchez cumple su compromiso de agotar la legislatura. Yo no les digo que no, pero tampoco que sí. De momento.

El presidente de la Xunta de Galicia tiene las ideas tan claras como Pablo Casado enredadas: no vendrá a Madrid si no es por aclamación, como único candidato de consenso y con todo el PP a sus pies, incluida Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha asegurado públicamente que no se presentará al Congreso del PP que ratifique o elija a un nuevo líder, sea extraordinario o el cónclave ordinario de julio que tocaba. Después de las elecciones generales de 2023, si el Partido Popular llega entero, Ayuso ya verá. Es joven y resistente, por ahora.

El Partido Popular nació en Galicia vía Manuel Fraga y se financió ilegalmente desde Galicia ("Aún recuerdo a Javier Arenas y Juan Carlos Vera, en un autobús, recaudando dinero por tierras gallegas en sus primeros tiempos", me contaba Pablo Crespo, exsecretario de Organización del PPdeG, antes de entrar en la cárcel). Fue Don Manuel quien dio la vez a José María Aznar como líder del PP (hasta entonces AP) y éste, a otro gallego, Mariano Rajoy, no muy del gusto personal de Fraga, pero a quien dio el aprobado para el Gobierno de España. Rajoy nunca fue capaz en Galicia de aunar a las dos almas del PP, la rural y la urbanita, "la de la boina y la del birrete", se dice. Le incomodaba incluso ir a su tierra, a los mítines verbeneros, no solo por no hablar gallego, sino porque allí esta división era más evidente.

Mal que bien, y no sin esfuerzo y años de traiciones internas mutuas, Feijóo ha conseguido que el PP gallego esté unido y, sobre todo, pletórico y tranquilo con sus cuatro mayorías absolutas, encima, sin la amenaza de Vox, que ni asoma la nariz por Galicia. El presidente gallego siempre ha tenido un ojo puesto en Madrid, independientemente de que haya batallas de sucesión o no. Se ha erigido a sí mismo como líder moral y supremo del Partido Popular nacional, como Fraga lo fue en sus tiempos presidiendo la Xunta, y está contento con ese papel: los grandes medios de Madrid lo tratan bien, con respeto a su auctoritas construida con esmero gracias a una prensa de papel bien regada de publicidad y subvenciones. Cada vez que en el PP entraba en polémicas, incluso en la etapa de Gobierno de Rajoy, Feijóo desembarcaba en Madrid para sentar cátedra y fijar la posición del partido. Y se volvía a su cómoda gestión en Galicia lleno "de orgullo y satisfacción". Ni siquiera lo de su foto con el narcotraficante Marcial Dorado le afectó electoral ni mediáticamente en Galicia, tampoco demasiado en Madrid. Sus amistades con empresarios gallegos imputados por corrupción que le regalaban botellas de Vega Sicilia por valor de miles de euros por Navidad apenas tuvieron hueco en Público. Nada de nada le hace daño, aunque quizás la clave está en seguir en Galicia, con todo bajo control.

Renunciar a un sillón tan cómodo en Compostela y a una posición de mandato fáctico sobre el PP nacional desde allí parece difícil de creer en este momento de Vox, trumpismo y débil oposición parlamentaria en Madrid, aparte del osado componente ayusista, que conviene no perder nunca de vista. Que Feijóo y Ayuso hayan pactado que éste lidere el PP, al menos, hasta el congreso extraordinario no garantiza que el gallego vaya a presentar su candidatura a liderar al partido. Solo si el PP se lo pide por aclamación y sin fisuras es posible que lo haga, valorando pros y contras, que en la capital de la cerveza y el libertinaje son bastantes.

Un político gallego de larga trayectoria, cuyo nombre omito por razones obvias, ilustra con retranca el poder que aglutina Feijóo sobre el Partido Popular de España, sin más cargo (que es mucho hoy en día) que una baronía con mayoría absoluta por cuatro veces: "El PP nació en Galicia y desde Galicia quiere seguir teniendo el control, político y económico. Y lo que se salga de la ruta molesta. En Italia existe la Cosa Nostra, en Galicia tenemos a nosa cousa". Veremos.

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