Dominio público

¿Es posible una gran coalición?

Tertulias de la Lluna Nova

TERTULIAS DE LA LLUNA NOVA
grancoalicionblog.jpgLas elecciones generales han tenido un claro ganador. Aun sin mayoría absoluta, José Luís Rodríguez Zapatero ha formado un nuevo Gobierno para la próxima legislatura. El PSOE ha optado por el apoyo externo de otros grupos, excluido el PP, por supuesto. ¿Por supuesto? A menudo pasamos por alto opciones que están delante de nuestras narices y de las que casi no se habla. Quizás sea el bosque que no deja ver los árboles.
Las elecciones generales deciden el Gobierno de España y no se deberían leer en ninguna otra clave. Ya va siendo hora, después de una larga transición, de que el Estado se defina en todos aquellos aspectos globales básicos, que no deberían depender de situaciones o presiones coyunturales. Y una vez definido el modelo, corresponde a las partes sentirse cómodas o no, así como decidir cuál es su papel y hacia donde caminan pensando en el futuro.
Alemania es el motor de Europa, de la Europa unida y de la que no lo está. Perdedora en la II Guerra Mundial, de alguna manera, salió ganando en el viejo continente. Por eso hoy es líder continental, no sólo en el campo de la economía sino también en el de la generación de ideas, rememorando el viejo romanticismo; y su liderazgo sería mayor si no fuera por la hegemonía de la lengua inglesa que, mejor o peor hablada, domina el Mundo. Así, los Verdes primero y la Gran Coalición después se han convertido en modelos que ofrecen alternativas en muchos otros estados europeos.
La Gran Coalición es un modelo que no debería subestimarse en las contiendas electorales contemporáneas. Tampoco en España. Los resultados de las pasadas elecciones autonómicas de Catalunya ya hicieron surgir este modelo como una de las posibilidades para formar Gobierno. Aunque ni se planteó el encuentro sociovergente, todavía hoy aparece como un telón de fondo, como una especie de fantasma en cada crisis de la fórmula del tripartito. Pero la gran coalición catalana PSC-CiU no fue posible porque los partidos no estaban preparados para ella. Una gran coalición, casi anti natura, no puede surgir de una coyuntura más o menos impensada, sino que debe responder a una estrategia muy bien diseñada por parte de los grandes protagonistas de la vida política de un país. Por esta razón, justamente, la non nata gran coalición catalana ofrece
elementos de reflexión de cara a una gran coalición española, si no de manera inmediata, en un futuro no muy lejano.
Esta reflexión es más oportuna por el interés de motivar la participación de los ciudadanos que cada día se sienten más alejados de la vida política general. Como alguien decía, el monopolio de las cuatro P ha generado una exclusión creciente de la ciudadanía que no presagia nada bueno. La P de los Parlamentarios ("parlamentarios mafiosos o corporativos" los llamaríamos irónicamente para no confundirlos con los añorados parlamentarios con nivel y oficio), que ya no son merecedores del calificativo de políticos, sino de empleados de los parlamentos; la P de los Periodistas de todos los medios de comunicación que del cuarto poder han saltado, al menos, al segundo, dado el monopolio actual de los medios; la P de los Publicistas que organizan y deciden las campañas de imagen y electorales de todos los partidos y que conforman también un entramado de intereses; y, finalmente, la P de los Parodiadores, que ha substituido a los propios protagonistas de la vida política en el imaginario colectivo de los ciudadanos. Cuatro P que se interrelacionan en un círculo vicioso y cerrado, excluyente del verdadero debate de ideas y de la participación abierta y creativa.

¿Por qué damos por supuesto que no es factible una gran coalición española entre el PSOE y el PP que se propusiera cerrar el período constituyente que no sabemos cuando empezó, pero que resulta urgente acabar de definir por lo que respecta a la configuración del Estado de las autonomías y de los derechos fundamentales de las personas y de los órganos jurídicos que los administran, así como de las líneas básicas de la política económica y territorial? La anterior legislatura ha sido de tal enfrentamiento que la propuesta parece más utópica de lo que realmente es. El modelo de las dos Españas ya es suficientemente conocido y no interesa a nadie ni alargarlo ni profundizarlo. Por otra parte, como en el caso alemán, el mantenimiento de unos gobiernos autónomos y locales fuertes permite sostener la lucha política de intereses a escala regional y local, sin comprometer el posible pacto a nivel estatal y europeo.
Hay que tener presente que las elecciones generales son parlamentarias y no presidencialistas, como pueden inducir a pensar las campañas; por tanto, no son los líderes actuales, que han mostrado y escenificado una y otra vez su incapacidad para el acuerdo, para cualquier acuerdo, los que necesariamente deberían protagonizar el compromiso. Los partidos deberían prever en este sentido unas personas, no necesariamente parlamentarias, con capacidad para el diálogo y el acuerdo, con generosidad para asumir un subliderazgo si conviene, con solvencia para representar a nivel estatal e internacional la profundidad y convicción del acuerdo. Conviene recordar que en la legislación española el Parlamento puede escoger cualquier ciudadano o ciudadana de presidente, no siendo preciso que tenga la condición de diputado (lo cual no es posible, por cierto, en el Parlamento catalán).
Se impone saber si cerrar el período constituyente que de una manera u otra los nuevos estatutos han abierto (pactando un camino político para el conflicto de Euskadi) pasa por delante de las diferencias en políticas sociales y educativas o no; si diseñar una geopolítica mundial es prioritario a favorecer los intereses de unas u otras empresas, españolas o extranjeras; si se aspira a dignificar la vida parlamentaria con el asentamiento de unas grandes mayorías que eviten la arbitrariedad y el escándalo y que devuelvan el prestigio a una institución básica que debe de fomentar el debate; y por último, si cuatro años serán suficientes para una tarea histórica como la que planteamos o hay que prever una estrategia a dos legislaturas.
Nosotros creemos que sí es factible la alternativa de una gran coalición en España y estamos convencidos de que en el camino de pensarla y discutirla pueden aparecer otras vías que a la larga resulten alternativas incluso a la gran coalición.
No sabemos si ésta, de llevarse a cabo, nos acabaría gustando, pero por lo menos permitiría saber dónde estamos.

Tertulias de la Lluna Nova es un colectivo de reflexión política

Ilustración de Mikel Jaso 

Más Noticias