Dominio público

Lentejas Leonor

Sato Díaz

Pedro Sánchez es un personaje político paradójico. La historia más reciente de este país así lo demuestra. La paradoja Sánchez se ha acentuado esta semana. Si este martes el presidente del Gobierno se convertía en el máximo defensor de un futuro reinado de la princesa Leonor, los días siguientes hemos observado cómo avanzan las negociaciones para su investidura con un crisol de formaciones republicanas.

Sánchez gobernará gracias a los diputados que dejaron plantada a Leonor en el Congreso. Un presidente aupado por un impulso republicano se desvive por garantizar un futuro monárquico para el país.

Tiene la cuestión algo de disonante, como cuando dos instrumentos musicales son tocados al mismo tiempo, pero se mantienen en armonías diferenciadas. Esa combinación de republicanismo utilitarista y de folklore monárquico que se gasta el PSOE debería tender a romperse por algún lado, pero el partido de Ferraz es capaz de hacer de ella una seña de identidad. Sánchez y su capacidad de convertir la necesidad en virtud. Tiempos modernos, gastronomía sofisticada esta que combina el amargo con el dulce, el salado con la suavidad, el postre dulzón con el licor de cítricos...

Sánchez, si fuera un chef de moda en vez de presidente del Gobierno, no solo jugaría con el contraste de sabores, sino que no dejaría ningún menú cerrado. Desoiría las recomendaciones que señalan que el menú degustación es el más apropiado, pues ofrece las preferencias del cocinero. Él sería más de un menú abierto, como el menú del día, de esos en los que la clientela puede elegir entre dos o más opciones. Dos o más entrantes, dos o más primeros, dos o más segundos, bien carne o pescado, diferentes postres y cafés...

Han sido reiterativas estos meses las apelaciones por parte de los medios de comunicación de las derechas sobre los cambios de posicionamiento del hoy presidente en funciones en torno a la cuestión de Catalunya. Si en un primer momento el líder socialista negaba cualquier posibilidad de aprobación de una ley de amnistía que deje sin cargos a las personas encausadas por los acontecimientos del Procés, hoy la ley está redactada y solo faltan por cerrar algunos flecos con Carles Puigdemont en Bruselas para que la propuesta de norma esté, también, registrada en el Congreso de los Diputados para su tramitación.

"De entrantes, tienen una ley de amnistía, pero si no les gusta, pueden negarse a ella", parece decir el metre, ataviado con uniforme elegante y apretando la libreta para apuntar las comandas de las mesas. Al fin y al cabo, el propio Sánchez ha podido elegir entre amnistía o no, indultos o no, relator o no... según el apetito social del momento.

Siempre, ante todos los pasos dados hacia la desinflamación del conflicto en Catalunya, se ha generado una fuerte resistencia por parte del nacionalismo español incrustado en la derecha política, mediática, funcionarial y judicial española.

Sin embargo, la tormenta contra la amnistía tiene pinta de ser mayor. Este viernes, y con pocas horas de diferencia, la Guardia Civil aceleraba el informe final de Tsunami Democràtic mientras que la Audiencia Nacional enviaba a juicio por terrorismo a los integrantes de los CDR encausados. Este entrante de cocina catalana es denso y copioso.

De segundo, el chef Sánchez ofrece política internacional. "Condena a una invasión extranjera o aplauso al ocupante, según les apetezca", explica nuestro amigo el metre, que tras tres platos ya ha cogido confianza con la mesa. "Si les gusta, les sugiero la solución de los dos Estados para Palestina e Israel, tal y como reconocen las resoluciones de Naciones Unidas; si prefieren ir en contra de las mismas, escojan el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, ustedes mismos", añade el reputado camarero, subrayando, sin darse cuenta, la incongruencia del PSOE en política exterior, según se hable del conflicto de Palestina, del Sáhara o de Ucrania.

¿Se han dado cuenta? Hemos pasado de los entrantes a los segundos, pero no hemos mencionado los primeros. ¿Cómo un mesero tan experimentado ha podido cometer ese error? "Pues es que curiosamente en el primero no hay elección. ¡Lentejas!", responde el metre. Y es que el primer plato está reservado para la forma de Estado. Y en cuestiones de monarquía, el PSOE sigue sin abrir la mano, pese a aventurarse a una nueva legislatura con una mayoría parlamentaria de carácter republicano.

La Jefatura del Estado heredada son lentejas para el bistró de Ferraz, que si quieres las tomas y si no las dejas.

"Lentejas Leonor, las tomas tanto si te gustan como si no", repite el jefe de sala, emocionado.

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