Cuando te saltas las normas no escritas de una institución obsoleta y machista; cuando te conviertes en reina y esas mismas normas no escritas te obligan a ser la mujer del rey 24 horas sobre 24, a callar, a obedecer, a estar perfecta por fuera y sonreír o a parir un heredero -bueno, si son dos hijas, al menos, no está el problema constitucional de la impresentable sucesión misógina- ... pasa lo que pasa; y está pasando.
Toda la carcunda monárquica, de (ultra)derecha y juancarlista se ha echado encima de Letizia porque el rey no ha querido (no puede, que no es lo mismo) abortar la operación amnistía, la operación Pamplona, la operación Bildu, la operación Puigdemont, la operación ETA, la operación comunista, la operación romperEspaña, la operación Lucifer, ... y otros nombres similares que se le están dando al resultado de la formación democrática de un Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar con apoyos parlamentarios nacionalistas canarios y vascos (Coalición Canaria y PNV) e independentistas catalanes (Junts y ERC) y vascos (Bildu); de izquierdas (ERC y Bildu), pero también de derechas (Junts, PNV y CC). En total, ya saben, 179 votos para la investidura de Pedro Sánchez como presidente y 178 para la amnistía (todos los citados menos CC)
Ustedes dirán: "Ya está la (ultra)derecha inventándose conspiranoias o negacionismos varios", en este caso, un pacto entre Pedro Sánchez y la reina Letizia (una plebeya, divorciada, hija de una sindicalista, nieta de un taxista ...) para acabar con la España que esos ultraconservadores quieren y que, a la vista está en el Congreso pero también en la calle, no es la real: una España de elites, de privilegiados (sobre todo, ellos), monárquica porque sí, clasista impenitente, católica, homogénea con el dominio del castellano y el centralismo madrileño por encima de todo. Y no es que lo digan ustedes, ni yo: es que lo dicen ellos estos días, sus terminales mediáticas, sus redes groseras, sus cómplices anacrónicos, los que quieren ser como ellos: sus sicarios.
A la carcunda no le gusta que el rey no haya dado un golpe sobre la mesa más allá de su discurso de Nochebuena -que es a lo máximo a lo que puede aspirar- para acabar con Pedro Sánchez y sus pactos de investidura y gobierno. Y como esa panda calcada del Medievo es cobarde hasta el tuétano y misógina hasta los calzones, la toman con Letizia gracias a la ayuda de un sujeto, un esperpento patriotero que escribe tuits más cursis que Jesús Aguirre embozado con el ducado de Alba, que intercala a Letizia y a Pedro Sánchez en sus hilos de X con menos sutileza que Javier Ortega Smith en el pleno del Ayuntamiento madrileño. ¿De verdad el único argumento que tiene la (ultra)derecha casposa para presionar al rey y que se levante contra el Gobierno -algo imposible- es meterse en la cama de Felipe y Letizia? ¿Se dan cuenta de la excentricidad y del disparate de esta institución, donde lo personal y lo profesional se mezclan hasta la ridiculez más delirante en pleno siglo 21?
A la carcunda, monárquicos, juancarlistas, aprovechados varios, ... y a los que quieren ser como todos los anteriores, les gustaba la reina Sofía, con su silencio, su sonrisa congelada, su mal castellano, su pasito por detrás de Juan Carlos, su sangre azul, su sufrimiento, sus cuernos de ankole y su humillación agazapada; "su profesionalidad", repetían hasta el sonrojo los carcas, muy satisfechos. A Letizia, aun en su discreción forzosa, le sale el mangoneo por los ojos, la chulería del poder por los brazos y eso no lo soportan los machistas; he de decir que con razón, porque es lo que se les ha dado siempre.
Las feministas lo somos para reivindicar la igualdad de derechos y oportunidades de todas las mujeres con respecto a los hombres, de todas; y por eso, si la monarquía nos resulta indefendible en cualquier contexto, en España es la representación más viva de lo que pasa cuando una institución utiliza a las mujeres como florero y como felpudo, llegado el caso. Resulta imposible apoyar a una institución que tiene el concepto de las mujeres que estamos viendo; resulta imposible siendo demócrata, pero no digamos, siendo feminista. "Ella se lo buscó", dicen en algunos foros, y con razón, pero no estamos aquí para juzgar a una mujer sino para recordar que sus derechos son los mismos que los de un hombre siempre, incluso para ser malas, interesadas, trepas, meapilas y hasta reinas. Y estamos aquí para ratificar en último término el sinsentido de una institución como la monárquica y el machismo patológico de quienes dicen defenderla y la atacan por ello.
Si yo fuera Letizia, que es imposible y por eso escribo lo que escribo con la libertad de la que ella carece, daría una patada al tablero de la forma que fuera; e intuyo que ella, que como periodista sabe que, no siendo demasiado ahora mismo, es el mejor activo que tiene la Casa Real, algo está tramando. Ojalá un referéndum para el reinado (o no) de Leonor (pero qué escribo ...)
Comentarios
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