Dominio público

Rubiales quiere hablar, ¿pero no le dejan?

Ana Pardo de Vera

El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, sale de declarar de la Audiencia Nacional. EUROPA PRESS/A. Pérez Meca
El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, sale de declarar de la Audiencia Nacional. EUROPA PRESS/A. Pérez Meca

El Villarejo del fútbol ha vuelto; no por la puerta grande, porque se fue por la más pequeña (expulsado por la trasera y después de repetir hasta la náusea que no se iba), pero sí se ha dedicado, en los últimos días, a dar entrevistas a diestra y siniestra y para todos y todas aquellas que crean que tiene algo interesante que decir el machista recalcitrante, presunto agresor sexual y expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

Les adelanto ya, por si quieren ahorrarse la lectura de tantos despropósitos concentrados en muy pocas líneas, que Luis Rubiales no solo no ha cambiado sus posiciones prepotentes, sino que las ha reforzado y, lo que es peor, sin que se le caiga de la boca mención a sus hijas ni un instante, a las que utiliza constantemente para reforzar su presunto y verdadero feminismo. El escándalo Rubiales ha sido de tal magnitud, ha destapado tantos excesos patriarcales y corruptos que lo mínimo que se podía exigir, aparte de las oportunas acciones judiciales que están en curso, es una comisión de investigación para ver cuántas han sido las responsabilidades políticas de la ocultación, como máximo, o la dejación, a lo menos, que se hubieran hecho de la presidencia de la RFEF, un organismo independiente, sí, pero de cuyas acciones depende algo tan importante para todo el país como es la marca España. Y el fútbol, sobra decirlo, es una parte muy importante de esa marca, que las instituciones están obligadas a proteger y contribuir en su desarrollo. Por descontado, el caso Rubiales ha sido un misil en toda la línea de flotación de la marca España.

Los socios de investidura del Gobierno presentaron a finales de diciembre una petición de comisión parlamentaria para ver qué tanto se había hecho mal para que la RFEF haya llegado adonde ha llegado y a la vista de todo el mundo (sic) Podemos, ERC, Bildu y BNG cuentan con el apoyo del socio Sumar del Gobierno para la comisión, pero les hace falta una mayoría simple para abrirla. ¿Qué podría llevar a PP y PSOE a rechazarla?

En su libro Machismo, mafia y corrupción en el fútbol español (Akal), el periodista Fonsi Loaiza cuenta con todo detalle los entresijos de poder en la elite del fútbol, que extiende sus tentáculos por todas partes, particularmente, por el poder político e institucional. Rubiales, destapa Loaiza, conocía bien la RFEF antes de llegar a presidente, sabía cómo moverse y sacar tajada de todo ese entramado corrupto, del nepotismo y la misoginia instalados en sus filas, que él mismo cultivó con alumno aventajado que fue de sus antecesores.

No se salva nadie, el libro lo detalla pero además, y porque probablemente, Rubiales se conocía a sus clásicos en la casa, grabó y guardó mensajes y conversaciones con altas instancias institucionales, de la RFEF, de integrantes organismos vinculados al poder del fútbol y el deporte, pero también de miembros de las más altas instituciones, incluido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de quien ya mostró la patita con algunos mensajes privados.

Si no se entendió (o se sospechaba) que Rubiales siguiese al frente de la Federación Española tras salir a la luz tantos escándalos de corrupción como los revelados por José María Olmo en El Confidencial; sus viajes pagados por la RFEF con presuntas amantes, las supuestas orgías con chicas, como mínimo, muy jóvenes, las comisiones de y con Gerard Piqué ... ¿Qué sabe Torrente Villarejo Rubiales que PP y PSOE no quieren que se escarbe más en una comisión y muera el cuento en los tribunales? Tal vez solo es prudencia bipartidista, histórica ya, pero desde luego, intentaremos averiguarlo.

Más Noticias