"Gobernar es muy jodido". Me lo reconoció ayer un alto cargo del Gobierno en un ejercicio de sinceridad repasando temas. El poder, no obstante, lo compensa todo. Nada nuevo, en realidad: te lo reconocen casi todos cuando pasan de la oposición al Ejecutivo, y hablamos de PP y PSOE, que poco más ha habido en nuestra democracia posfranquista, salvo la coalición de los socialistas con Unidas Podemos y ahora, con Sumar. Los de Pablo Iglesias, las de Yolanda Díaz lo tienen aun peor: negociar con el partido mayoritario de la coalición para sacar adelante sus políticas supone un desgaste mayúsculo y, en la mayoría de las ocasiones, muy poco reconocimiento y bastantes tragaderas. Peor que todo esto, no obstante, son las relaciones internacionales, geopolíticas y diplomáticas para un Gobierno.
Les recuerdo, por ejemplo: China es una dictadura, pero, sobre todo, es un socio comercial; de hecho, es la segunda potencia mundial -por ahora-. Todo el mundo va (vamos) a China, y nada que decir. Acaba de llegar Pedro Sánchez de allí y al PP le parece bien: China no es Venezuela, dónde va a parar ... De hecho, aceptaron China como animal de compañía, y así actuó Dolores de Cospedal como secretaria general del PP en 2013, cuando de visita en Suzhou firmó un memorándum de entendimiento entre el Partido Popular y el Partido Comunista (COMUNISTA) de China.
Aceptamos Cuba, otra "dictadura" cuando conviene, como tierra amiga, pensó el propio Alberto Núñez Feijóo como presidente de la Xunta de Galicia cuando visitó La Habana y abrazó a Raúl Castro, como antaño había abrazado su mentor Manuel Fraga a Fidel ídem. ¿Y el ministro de Exteriores Margallo (PP), que tuvo que negociar con las autoridades cubanas el traslado de Ángel Carromero, de su partido, a una prisión española cuando fue condenado a cuatro años de cárcel por un accidente de tráfico en el que perdieron la vida el líder de la oposición a Castro, Oswaldo Payá, y su compañero Harold Cepero? Mira que Carromero, político muy cercano a Pablo Casado, que sería presidente del PP años más tarde, denunció e insistió en que fueron los servicios de la inteligencia cubana los que provocaron el siniestro donde murieron los opositores. Nada. Margallo negoció su extradición a España y calló, como calló Rajoy, entonces presidente, y calló el resto del Consejo de Ministros. Borrón y cuenta nueva: sacaron a Carromero de la cárcel cubana y el ministro de Exteriores visitó a Castro (Raúl) un par de veces; no se entrevistó allí con la oposición cubana, el PSOE tampoco se lo reprochó.
Ahora hay un ruidoso empeño en la (ultra)derecha española para reconocer al exiliado Edmundo González como presidente electo de Venezuela. Lo cierto es que las actas electorales siguen sin conocerse y eso obligaría al Gobierno de España y a los ídem de la Unión Europea a hacer un ejercicio de fe en los resultados de la votación en Venezuela, por mucho que éstos se intuyan ante la negativa de Maduro a hacer nada público. El PP, Vox y el PNV, con el apoyo abstencionista de José Luis Ábalos, han sacado adelante una proposición no de ley para instar al Ejecutivo de PSOE y Sumar a reconocer la Presidencia venezolana de González, que este jueves se reunía con Sánchez en La Moncloa y agradecía el asilo en nuestro país. Para el PP, en cambio, Edmundo González ha pasado en pocas horas de vendido a cobarde, de huido a héroe de héroes y de ahí, a presidente de Venezuela, no necesariamente por este orden, porque desconocemos la lógica del PP con Venezuela, más allá se identificar a Sánchez con el chavismo.
Semejante chifladura argumental, tal cual la cuento, nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Feijóo se cree realmente que llegará a gobernar algún día? ¿Si lo hiciera hoy reconocería a González como presidente, en contra de la estrategia de la UE, que trata de lograr la publicación de las actas antes de la investidura de enero en Caracas? ¿Cuba y Venezuela son dictaduras ahora pero no cuando él o Fraga gobernaban Galicia y decían responder a tantos intereses de tantos descendientes de emigrantes gallegos viajando a La Habana, Caracas o Buenos Aires? ¿Y ahora qué se hace si Maduro rompe todas las relaciones con España, como le ha pedido la Asamblea Legislativa venezolana por reconocer nuestro Congreso a Edmundo González presidente? ¿Qué propone el PP a las más de 60 multinacionales españolas que se verían afectadas por esta ruptura? BBVA, Hesperia, Meliá, Iberia ... ¿Y el petróleo? Porque España fue el tercer destino de las exportaciones venezolanas, con un total de 518 millones de dólares, de los que casi un 85% fueron generados por venta de petróleo. ¿Ya ha dicho el presidenciable Feijóo qué hacer con todo esto o como está en la oposición, ya tal ...?
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