Dominio público

Gaspar Llamazares

Jordi Guillot

JORDI GUILLOT

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Estos próximos días se realizarán, en Izquierda Unida, las elecciones primarias para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno. Los hombres y mujeres de Izquierda Unida deberán elegir entre dos candidatos: Marga Sanz, auspiciada por el PCE, y Gaspar Llamazares, coordinador federal de IU y presidente del grupo parlamentario de IU-ICV en el Congreso de los Diputados. No me corresponde, como miembro de ICV, entrometerme en los procesos internos de IU, pero sí que tengo el derecho y la obligación de opinar de todo aquello que nos afecta, como por ejemplo el balance de los trabajos del grupo parlamentario que IU e ICV hemos compartido en esta legislatura, o sobre el futuro de nuestras relaciones en las Cortes Generales, que obviamente no tienen por qué ser las mismas que ahora. Porque es evidente que en este proceso de primarias de IU se está valorando la legislatura y por extensión esto nos afecta, ya que decidimos juntar nuestras suertes parlamentarias con el acuerdo de 2004. Es fácil de comprender que ICV no va ha permitir que le hagan su balance de legislatura desde estancias externas ni en procesos ajenos.

Gaspar Llamazares ha sido un magnífico presidente de grupo parlamentario. Su personalidad serena y seria, junto con su inteligencia política y experiencia, nos han permitido convivir en un mismo grupo, en el Congreso, a dos organizaciones que partíamos con una historia reciente de conflicto y ruptura. Su liderazgo parlamentario no sólo nos ha sido cómodo a la gente de Iniciativa per Catalunya Verds, sino que nos ha permitido un trabajo útil, desde una lógica de izquierdas y ecologista. No me equivoco si afirmo que hoy Gaspar es también un referente para los hombres y las mujeres de ICV. La defensa de políticas sociales y ambientalistas y la capacidad de incidir en el Gobierno han permitido que leyes tan importantes como la de dependencia, la ley orgánica universitaria, la de educación, para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, y la de matrimonios homosexuales tengan un mayor acento de izquierdas.

Por el contrario hemos denunciado, algunas veces en solitario, las políticas fiscales de este Gobierno de cariz claramente neoliberal, o la insuficiente atención a cuestiones tan importantes como la lucha contra el cambio climático o la inversión en infraestructuras ferroviarias. Si la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, hubiera hecho caso en 2005 a las propuestas de Joan Herrera de invertir en los servicios de Cercanías de Barcelona, nos hubiera ahorrado este lamentable vía crucis que sufren los usuarios de tren en Catalunya y hoy no sería cuestionada su competencia al frente de este ministerio.

La izquierda catalana federalista tampoco puede olvidar el apoyo que dieron Gaspar y la mayoría de IU al proceso del Estatut de Catalunya. Estatuto que en su larga y conflictiva tramitación se vio sometido a un continuo fuego cruzado de la derecha del PP, sectores del PSOE y algún que otro de IU, entre otros muchos.

De bien seguro, uno de los proyectos de ley más emblemáticos de esta VIII legislatura en el que la impronta de IU-ICV se puede reconocer con mayor nitidez es en el proyecto de ley de la memoria histórica. Si uno compara el texto inicial presentado por el Gobierno del PSOE con el texto final remitido al Congreso, cualquier comparación es vana. El PSOE, tanto en la redacción inicial como en todo el proceso de diálogo para consensuar el proyecto de ley, ha mantenido una posición vergonzante, defensiva y restrictiva en la defensa de esta ley que tiene como primer objetivo restituir la dignidad de la lucha antifranquista.

El balance de Gaspar Llamazares y del grupo parlamentario es bueno. Su relación con el Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha movido siempre entre la capacidad de influir en una lógica de izquierdas y ecologista, o la denuncia cuando esto no ha sido posible. En una legislatura tan importante y en la que han pasado tantas cosas como la actual, IU-ICV ha sido capaz de dejar una huella y de imprimir un marchamo propio con solo cinco diputados y diputadas. Es por ello que no comparto bajo ningún concepto la crítica que se realiza al grupo parlamentario de seguidismo respecto al PSOE. La encuentro injusta y negativa.

Estar en un proceso electoral interno no justifica que nadie tire por la borda esta magnífica labor de IU y de ICV. Tampoco es demasiado inteligente desdeñar un capital político como el que representa Gaspar Llamazares.

En 2004, firmamos, con IU federal, un acuerdo para las elecciones generales que hemos cumplido lealmente en todos sus términos. Habrán sido cuatro años de trabajo en común, positivo y fecundo. Una labor no tan solo parlamentaria, que ha permitido acercar a ambas organizaciones y poder ir superando las heridas que dejó en IU e ICV la ruptura de 1997. Todo esto ha sido posible gracias a dos factores: el acuerdo existente en Catalunya con EUiA y la decisión y empeño de Gaspar Llamazares en abrir una nueva etapa de relaciones y colaboración con Iniciativa per Catalunya Verds.

Para nosotros, el balance es positivo. Seguir trabajando conjuntamente e ir ampliando este espacio con las organizaciones de izquierdas ecologistas y territoriales presentes en el Estado español para ICV no es ningún problema, todo lo contrario. Retroceder a la situación de conflicto sí es un problema. Izquierda Unida tendrá que optar en la disyuntiva que plantea un viejo refrán chino: "Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado". Para llegar lejos y acompañado, la mejor opción es, sin duda alguna, Gaspar Llamazares.

Jordi Guillot es secretario general de ICV

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