Dominio público

La Pasión de Ayuso

Elizabeth Duval

La Pasión de Ayuso
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una rueda de prensa en la Real Casa de Correos, a 17 de febrero de 2022, en Madrid (España).- EUROPA PRESS

Isabel Díaz Ayuso, Mater Dolorosa, por obra y gracia de Miguel Ángel Rodríguez, su mano derecha, hace como las mariposas y emprende su metamorfosis: era larva, cava ahora su trinchera, se vuelve crisálida y acabará con todos (o al menos lo intentará). Acusa a la dirección nacional de colocarle en la cabeza una corona de espinas. Si por su fuerza no consigue matarlos, viendo las actuaciones en los últimos tiempos de Casado y García Egea, que gestionaron con suprema gracia y salero la crisis con Cayetana Álvarez de Toledo, Ayuso tampoco ha de inquietarse, porque acabarán haciéndose el harakiri.

Despachemos rápido los hechos. Cada uno de los bandos ha escogido ya su argumentario: Ayuso insiste en el espionaje al cual ha sido sometida de forma "cruel" por parte de la dirección nacional "de su partido". En una mano lleva el cuchillo, en la otra el posesivo: por más que la dirección nacional la ataque, ella es consciente de que el partido sí que es un poco suyo, o al menos lo es en lo que importa, que es en los corazones de los votantes. Egea remite a la comisión que el hermano de Ayuso se habría llevado por un contrato de mascarillas en marzo, a principios de la pandemia: comisión que aún no sabemos si es ilegal o sólo vergonzosa. Cualquiera de las dos opciones entraría en el modus operandi habitual del Partido Popular: por eso ha sido desternillante cuando Egea ha dicho que lo más importante para el Partido Popular es su honor, o que las declaraciones de Ayuso eran casi delictivas.

Habrá muertos. Aún no sabemos qué cadáveres quedarán, pero habrá muertos. La opción más verosímil es que todos tengan razón: es probable que se le haya encargado a Carromero ("¡no me mates!", dijo proféticamente Beatriz Fanjul, momentáneamente poseída por el mismo Dios de Ayuso durante la campaña electoral madrileña) una investigación detectivesca completamente disparatada con fondos del Ayuntamiento, por más que en Génova lo nieguen. Es probable que el hermano de Ayuso se haya llevado una mordida y que por el despacho de Ayuso hayan corrido ochocientos trapicheos. Ninguna de estas verdades da la victoria a nadie, ni hace ni siquiera que tenga más posibilidades de vencer. Vamos a lo divertido: ¿qué pasa ahora? ¿Cuál es el próximo capítulo la Pasión de Ayuso? ¿Se ha producido ya la subida al Gólgota? Hay varias posibilidades y muchos factores.

1. Teodoro García Egea ha cometido un error grave vinculando toda posibilidad de acabar con Isabel Díaz Ayuso a un expediente informativo ligado a la adjudicación del contrato y la comisión de su hermano. Si el equipo jurídico demuestra que no hay nada penal, quedará maniatado; lo que cabía que hiciera era más bien ir por la acusación de falta muy grave al haber incurrido en "manifiesta deslealtad al Partido y a sus órganos de gobierno", o "manifestación pública que supone descrédito, menosprecio o descalificación". Egea ha hablado de acciones jurídicas, pero no ha sido nada contundente, nada duro, ha temblado: Ayuso sigue por ahora en el Partido Popular, no está expulsada, tiene tiempo... y lo tiene casi todo a su favor. El proceso judicial, si se produce, será lentísimo, y la guerra interminable. Explotar mucho menos las "acusaciones gravísimas y casi delictivas" que el contrato y su comisión es pegarse un tiro y acometer otra chapuza.

2. Los barones no pueden estar muy contentos. Mañueco ya no tiene capacidad de negociación con Vox en Castilla y León, que ahora puede pedir la luna y tenerla ante el miedo del Partido Popular a una repetición electoral en la que perfectamente podría explotar, aprovechando Vox una coyuntura tan extraordinariamente favorable como la Boda Roja que se está produciendo. Feijóo ha pedido a la dirección del PP que examine si el espionaje se ha producido. No es poca cosa: Feijóo se ha posicionado del lado de Ayuso y ha acusado a la dirección del Partido Popular de provocar un incendio. Moreno Bonilla no tiene ningún interés ahora en convocar las elecciones andaluzas que otrora tanto deseaba. Y la inestabilidad de un Casado cuya carrera política cada vez promete ser más breve no genera confianza en ninguno.

A no ser que cambien las cosas en los próximos días, si Ayuso cuenta con apoyos entre los barones, por más que Casado controle el aparato, habrá guerra, y esa guerra se dará desde dentro, sin Ayuso montando ningún tipo de plataforma. El grupo parlamentario en el Congreso, salvo algunos casos concretos, cierra filas en torno a la dirección nacional... más por miedo que por otra cosa. Ayuso le ha recriminado a Casado en su comparecencia que él no sabe lo que es administrar: sólo va de pasillo a pasillo. Lo importante es quién será la mejor colocada para permanecer en el ejercicio del poder. Y Casado, que con su giro a los "principios" pareció cabrear a una parte de su partido que no quería estar maniatada a la hora de pactar con Vox, no tiene la propensión a los milagros típica de Pedro Sánchez.

3. Si en algún momento emergen pruebas de que ha habido espionaje dirigido por Carromero en torno a la figura de Isabel Díaz Ayuso, cosa que la mayoría de la gente ya se está creyendo, la cúpula actual de Génova tiene sus días contados, y las maniobras se volverán mil veces más estrambóticas que las que ya hemos presenciado. El PSOE de Madrid ha presentado una denuncia para saber si hubo espionaje a Ayuso financiado con fondos de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo. Hay que estar preparados para cualquier cosa: por especular, también caben vídeos, como en Black Mirror, en los que un político se folla a un cerdo. Nada es imposible y todo está por hacer: menos mal que no ha llegado a la derecha española la tecnología de los deep fakes.

 4. Todo el calendario electoral se ve sometido a una reordenación imposible de adivinar. Si se repiten las elecciones en Castilla y León, cosa que ahora mismo quizá sólo Vox desea, y a lo mejor desea con fervor, será difícil que Casado soporte los resultados de esa repetición. El futuro de Andalucía es un misterio. Y Madrid, si Ayuso queda expulsada tras el expediente administrativo, y siempre que ese expediente no vaya ligado a pruebas de que fue cometido un delito en la adjudicación de los contratos, puede ser un polvorín. La opción de una Liga Madrileña montada por Ayuso es poco probable, por el apego que le tiene Ayuso al Partido Popular. Si lo pierde, querrá reconquistarlo.

5. La política interna tiene una dimensión traumático-afectiva que haría necesario un servicio de asistencia y psicoterapia para todo cargo público y orgánico. Todo este drama es un drama de Nuevas Generaciones y el dolor más profundo de la traición viene por la amistad entre Ayuso y Casado. Lo decía Egea en su discurso: le hemos dado todo, ha tenido cargos más importantes que el de la Presidencia del Partido Popular de Madrid (que, como verán, no ha aparecido ni una sola vez en este texto: es porque da igual y aquí la clave ya es, definitivamente, sin riesgo de reconversión, completamente nacional), se ha confiado en ella cuando nadie más confiaba. A una puñalada por la espalda a veces se sobrevive, pero lo frecuente es que quien la aseste sea un amigo.

6. Cuanto más se prolongue la guerra civil del Partido Popular, más beneficiado saldrá Vox. Cuanto más se aparte a Ayuso, uno de los pocos perfiles capaces aún de absorber ese voto, más beneficios potenciales tendrá también Vox. Pero, cuanto más permanezca, más beneficios reales tendrá: la penetración de su discurso y de sus formas, el asentamiento de sus maneras en la política española. Para quienes observamos desde la izquierda no hay salida positiva a todo esto, así que yo recomiendo comprar palomitas, reclinarse en el sofá y observar, por una vez, cómo quienes se matan entre ellos son los otros.

7. Coda final: La actual candidata de Los Republicanos en Francia a las presidenciales, Valérie Pécresse, es la presidenta de Isla de Francia, región equivalente a la Comunidad de Madrid. Se fue de su partido en 2019 por discrepancias con la dirección; había, con anterioridad, montado un movimiento llamado ¡Libres!, que luego se convirtió en partido. Este último año volvió a adherirse a Los Republicanos para participar en las primarias presidenciales. Ganó y hoy es la candidata.

Quizá la resolución a todo este drama delicioso pase por un presidente capaz de atar los suficientes compromisarios y proponerse como el salvador del orden en medio del caos, quizá Feijóo... y un regreso de Ayuso, resucitada tras la crucifixión, si en algún momento Vox llega a quedar por encima de ese Partido Popular autodestruido. Todavía todo puede pasar. Como no hay opción buena en esta guerra, que cada uno escojo al candidato que más le divierta (lo confieso: viendo su rueda de prensa yo por Ayuso he sentido hasta ternura) y disfrute, como si contemplara el fin del mundo. Sin subestimar, como nos enseñó Pedro Sánchez, el poder de las resurrecciones.

Más Noticias