Dominio público

La turra del machista internauta

Oti Corona

@LaCrono__

El feminismo ha marcado algunos límites, pero usted no se achante. La cabeza bien alta, como el ánimo. Manténgase en sus trece aunque eso le suponga un viaje descacharrante hacia el ridículo. Usted, que sufría porque la ley del "solo sí es sí" iba a llenar la cárcel de hombres inocentes y ahora sufre por justo lo contrario. Usted, que es tan amigo de la igualdad y tan vago a la hora de prepararse la comida. Usted, sí, usted, usted que lee estas líneas con unas migas de pan caídas al descuido en la pechera, la bolsa vacía de Doritos, la ropa sin tender y la habitación sin ventilar desde el domingo. Prosiga con su lucha de internauta, no desfallezca, que está a tiempo de cambiar, hacia atrás, de siglo y de milenio.

¿Un nuevo caso de violencia machista? Qué pesadez. Usted no puede consentir que semejante nimiedad ocupe titulares. Recuerde los tres mil hombres que se suicidan cada año, sin duda por culpa de las mujeres. Ignore la crisis económica, la soledad, la idea patriarcal de que buscar ayuda es de cobardes. Acuérdese de los muertos en accidentes laborales y de tráfico, y rinda un sentido homenaje a los varones que fallecen en tiroteos, apuñalamientos, peleas, ajustes de cuentas, refriegas, magnicidios y un catálogo sinfín de muertes violentas cuyo número supera con mucho, sabe Dios por qué, al de las asesinadas. (Importante: fíjese en quién muere, no en quién mata; si se fija en quién mata, verá que casi siempre son varones. Cuidado con eso).

Cuando se quejen de la brecha de género, exija que le digan un oficio, uno solo, en el cual las empleadas cobren menos que los empleados. Por supuesto que los trabajos que desempeñan normalmente los señores se pagan mejor, pues conllevan más riesgos y requieren muchos más conocimientos. Los hombres se entregan a asuntos importantes. Eso no debe tildarse de machismo, como tampoco lo es que las mujeres elijan libremente reducir su jornada remunerada para cuidar de su hogar y de sus hijos. Escurra el bulto de inmediato si le echan en cara que los varones, según cifras oficiales, dedican mucho menos tiempo que sus esposas a las tareas domésticas y de crianza, y que eso podría ser la causa y no el efecto de que se reduzcan las nóminas de ellas. En general, permanezca alejado de cualquiera que aluda a las estadísticas del INE. Esas personas son peligrosas.

Trate de convencer a las mujeres de que no todos los hombres agreden y a la vez intente que se sientan culpables por no tomar las suficientes precauciones en su día a día por si se cruzan con un hombre. Ante la noticia de una violación, conserve la calma. Es prioritario averiguar la nacionalidad del acusado. Si es inmigrante, no albergará dudas: es culpable. Aproveche para cargar contra todos los de su calaña –es decir, los extranjeros pobres– y para exigir que los echen del país o que los encarcelen de por vida, pues ha quedado demostrado que son todos unos agresores sexuales. Si el violador es español, respire hondo. Lo más probable es que la víctima mienta o que se lo tenga merecido. Quizás sea un poco fresca o una incauta o, casi seguro, una golfilla. ¿Dónde estaba?¿Con quién?¿Era muy tarde? Estas son las circunstancias que deberían interesar a la justicia. Apele a la presunción de inocencia del violador; para la acusadora no hay presunción que valga: cómo se le ocurre a la muy puta salir hasta la madrugada, o hablar con su compañero de trabajo, o quedar con un desconocido, o residir en un lugar apartado, o comer y beber, bailar y divertirse. Si el supuesto agresor es un famoso –pongamos, por decir algo al azar, un futbolista–, átese los machos. Es primordial dar con los datos personales de la víctima, que sepa todo el mundo dónde vive y qué aspecto tiene. Es obligatorio exponerla de forma tan ejemplarizante que a ninguna otra se le ocurra traspasar según que límites. En cualquier caso, mencione que las mujeres también violan. A usted, sin ir más lejos, una buscona le tocó el culo a la salida de la disco Bonga-Bonga una noche de verano de 1983.

Extiéndase hasta el infinito para explicar qué es el auténtico feminismo. Admire a las feministas de antes y a las mujeres de Arabia Saudí; las únicas feministas buenas son aquellas que ya están muertas o las ciudadanas de países en los que no pueden abrir la boca sin riesgo de morir.

En las redes sociales, no deje comentario sin respuesta y, cuanto más larga sea esta, mejor. Que se note que domina el tema. Da igual si una discusión se alarga días, semanas, meses: usted dirá siempre la última palabra. Que quede claro que usted vive, la turra sigue.

Más Noticias