Alberto Vizcaíno López
* Es autor del blog Productor de Sostenibilidad.
Si te pregunto cuánto y cómo se recicla en España seguramente me contestarás que mucho y muy bien. Podrías basar tu argumentación en titulares de prensa en los que se habla de cifras de reciclaje cercanas al 80%. Si, a continuación, te pregunto por alguno de los problemas de tu ciudad seguramente me hablarías de la suciedad, de las calles llenas de latas de bebidas y otros residuos abandonados. También de los plásticos que contaminan la naturaleza y los ecosistemas marinos. ¿Cómo es posible que reciclemos tanto y tan bien y luego tengamos tantos problemas relacionados con el impacto de los residuos de envases de usar y tirar?
No quiero desilusionarte, es más, te animo a que sigas separando tus residuos y entregándolos en los contenedores de colores. Sin tu participación en el sistema de recogida separada no sería posible recuperar y reciclar los residuos. Pero algo no estamos haciendo del todo bien.
Uno de los primeros pasos, y quizá uno de los más importantes, a la hora de resolver un problema es conocerlo bien y dimensionarlo adecuadamente. Y aquí es donde estamos fallando en materia de gestión de residuos.
Gestionamos sin datos ¿Cuántos envases se ponen en el mercado? ¿Cuántos se recogen? ¿Cuántos se reciclan? Si me tengo que fiar de los titulares de prensa resulta que estamos reciclando cerca del 80% de los envases. Analizando los datos oficiales llegamos a otras conclusiones. Estudios independientes muestran que apenas estamos reciclando un 30% del total de los envases comercializados. ¿Quién lleva razón? Hagamos un sencillo experimento.
¿Has mirado cuanto ocupan los residuos que generas en tu casa? ¿Te has parado a comparar el volumen de envases y el resto de los residuos? ¿Qué pasa cuando sales a la calle con la basura? En un hogar español medio, los envases vacíos suponen más de la mitad de la bolsa de basura. Pero cuando queremos depositar nuestros residuos encontramos que la proporción de contenedores no se corresponde con esta realidad física.
Si la dotación de contenedores para la recogida selectiva no es adecuada para la cantidad de residuos que generamos ¿cómo es posible que estemos reciclando mucho y muy bien? No es posible. Por ejemplo, gracias a la tramitación de la nueva Estrategia de Gestión Sostenible de los Residuos de la Comunidad de Madrid, sabemos que el contenedor amarillo sólo recoge el 28,39% de los residuos de envases ligeros, mientras que el otro 65,81% en la bolsa resto.
¿Puede reciclar la Comunidad de Madrid el 70% de sus residuos de envases si apenas un 30% se destina a un tratamiento específico de clasificación y recuperación? Difícilmente. La cuestión es peor en otras comunidades autónomas donde cerca del 80% de los residuos de envases recogidos acaban directamente en vertedero.
Si tienes la percepción de que el reciclaje se acerca a tasas del 80% es por el control de la información que ejerce Ecoembes, Ecoembalajes España S. A., esa rara organización con personalidad jurídica en forma de sociedad anónima sin ánimo de lucro que dice velar por el medio ambiente. El presupuesto que esta entidad, sus accionistas y las empresas adheridas a su sistema integrado de gestión de envases destinan a publicidad les permite controlar la información que se publica sobre residuos.
Y es que en vez de mejorar la dotación de contenedores o facilitar recursos para que los ayuntamientos puedan recoger todos los envases que acaban abandonados en calles, plazas, parques y jardines, Ecoembes ha visto, de un tiempo a esta parte, que le sale más rentable gastarse el dinero de todos los consumidores en lo que llama educación y concienciación ambiental.
Campañas como Recicla y Respira, para la que la empresa ha cogido una congestionada avenida de Pekín, ha difuminado los árboles de los laterales en grisáceas nubes de contaminación y ha cambiado el color y los textos de los letreros para que el lugar parezca una calle de una ciudad española.
Anuncios en los que afirma que depositando 6 latas en el contenedor amarillo podemos contrarrestar la contaminación que emite un tubo de escape durante 10 minutos, como si el proceso de recoger el contendor, llevarlo a una planta de clasificación, procesar los materiales, separarlos, enviarlos a tratamiento y, finalmente, transportarlos hasta una fábrica que los utilice como materia prima no generase emisiones. Diez minutos es lo que tardas en llegar al centro comercial, propiedad de una corporación multinacional adherida a Ecoembes, cuando vas en coche.
Las mentiras no acaban aquí. Siguen en forma de estudios pagados a cátedras universitarias e investigadores que no tienen escrúpulos a la hora de sumar mal los datos con tal de llegar a las conclusiones que busca el departamento de Comunicación y Marketing de Ecoembes. Descubierta la farsa ¿se retiran los estudios, se piden disculpas y se corrigen los titulares? No, se hacen nuevos estudios basados en metodologías más complejas para intentar que los mismos errores de bultos sean más difíciles de cuestionar.
Incluso sus lemas, como el repetido "poder de la colaboración" se traduce en todo lo contario: una fuerte inversión económica para tratar de ocultar cualquier opinión crítica con los datos y titulares que la empresa promociona en sus propios medios de comunicación. O a través de divulgadores y periodistas que ven amenazado su puesto de trabajo si no siguen las directrices marcadas por el patrocinador.
¿Por qué nos mientes, Ecoembes? Quizá para tratar de ocultar una realidad que se puede contrastar saliendo a la calle y viendo contenedores rebosantes de basura, latas de bebidas abandonadas por las calles, plásticos que vuelan por los campos y botellas que se convierten en microplásticos en el oleaje de las playas. O analiznado las palabras del CEO de Ecoembes, de las que se pueden deducir tasas del 54,54 % cuando la memoria anual de su empresa arroja resultados cercanos al 70%.
Nos miente para tenernos entretenidos en un modelo de producción y distribución insostenible: el que permite mantener a los directivos de Ecoembes un volumen de negocio creciente a medida que aumenta la cantidad de envases de usar y tirar que se ponen a la venta en España. Ocultando que apenas 2 de cada 100 envases de plástico se fabrican con envases de plástico reciclado.
Ecoembes nos miente para que consumamos sin remordimientos. ¿Te imaginas que nos parásemos a pensar y empezásemos a comprar únicamente productos locales a granel en comercios de proximidad? ¿Qué pasaría si exigiésemos que todos los productos envasados llegasen al comercio en envases reutilizables? ¿Qué sería de las multinacionales que forman su accionariado? No me importa. Lo que me inquieta es que cada vez comemos más plásticos. Literalmente, a través de los residuos que pasan a los peces y otros alimentos que consumimos. Para evitarlo tenemos que reducir el consumo basado en envases de usar y tirar. También es urgente mejorar el sistema de recogida de residuos, porque el reciclaje no ocurre en el contenedor amarillo.
Comentarios
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