Ecologismo de emergencia

La laguna que nació de una tormenta

Quim Pérez Gómez y Santiago Martín Barajas

Durante el pasado mes enero, el temporal Gloria asoló una gran parte de la Península Ibérica, produciendo importantes daños materiales así como varias víctimas mortales, y dejando amplias zonas, especialmente en la costa mediterránea, totalmente devastadas. Ello fue debido a la fuerza e intensidad del temporal, pero también a la existencia de decenas de miles de construcciones y otras instalaciones situadas en zonas de muy alto riesgo de inundación, a pesar de que la normativa vigente es bien clara al respecto y lo prohíbe taxativamente.

Pero además de la devastación, el temporal Gloria también nos dejó un nuevo espacio de gran interés natural. La fuerza del temporal produjo el desbordamiento del río de La Tordera a la altura de su desembocadura, entre los municipios de Blanes (Girona) y Malgrat de Mar (Barcelona), conformándose en la desembocadura del mismo una barra de arena continua y paralela al mar. De esta manera, ahora el río de La Tordera finaliza en una laguna litoral cerrada en superficie, filtrándose el agua al mar a través de la barra de arena. Se trata de una formación especialmente interesante, poco frecuente y realmente bonita. Nada más formarse, se empezaron a generar los procesos ambientales propios de una laguna litoral. Así, a los pocos meses, ya la utilizaban como lugar de nidificación varias especies de aves acuáticas y limícolas que hasta entonces no estaban presentes en la zona, y durante este pasado mes de agosto, ha funcionado como lugar de reposo para un buen número de aves que migran siguiendo la línea de la costa, especialmente limícolas. Asimismo, es previsible que este próximo invierno sea utilizado también como lugar de invernada por bastantes especies de aves propias de humedales. Y es muy posible que, si se consolida, pase a ser uno de los principales humedales costeros de la costa catalana, además de una tipología muy poco frecuente.

Por todo ello, las administraciones con competencias en este nuevo paraje natural, la Agencia Catalana del Agua, la Demarcación de Costas, y los ayuntamientos de Blanes y Malgrat de Mar, deben adoptar todas las medidas necesarias para garantizar su conservación. Sin embargo, las dos primeras entidades de momento no han empezado con buen pie. En primavera, la Demarcación de Costas (dependiente del Gobierno Central) inició la "limpieza" de ramas y troncos de la barra de arena, destruyendo varios nidos de chorlitejos y otras aves limícolas, por lo que fue denunciado y pararon las obras. Casi a la vez, la Agencia Catalana del Agua (Dependiente de la Generalitat de Cataluña), está procediendo a la reparación del encauzamiento de La Tordera, mediante una escollera de varios metros de altura, en vez de aumentar la anchura del cauce, lo cual evitaría el considerable impacto ambiental y paisajístico que está produciendo, sería más barato y eficaz, y además es lo que se recomienda en la normativa vigente. A diferencia de estos organismos, los dos ayuntamientos afectados han hecho por proteger el nuevo paraje. En este sentido, solicitaron a la Demarcación de Costas la paralización inmediata de la mencionada la "limpieza", y han prohibido el acceso de personas a las zonas más sensibles. También instalaron un observatorio para aves y tienen previsto el establecimiento de un segundo.

Lo primero que debería hacer ahora la Generalitat es garantizar la conservación del tramo final de La Tordera, su desembocadura y la laguna que se ha formado, que por cierto ya formaban parte de la Red Natura 2000, mediante la aplicación rigurosa y efectiva de la normativa ambiental, impidiendo así que se lleven a cabo actuaciones en la zona que afecten negativamente a sus valores naturales. En este sentido, debería procederse a reubicar los campings existentes junto a la desembocadura, en ambas márgenes del río, pues además de ejercer una importante presión sobre este nuevo área natural, se encuentran situados en zonas de muy alto riesgo de inundación por lo que, por razones ambientales y de seguridad de las personas, y de acuerdo con el artículo 28 de la Ley 10/2001, de 5 de julio, del Plan Hidrológico Nacional, deberían eliminarse y reubicarse en otras zonas próximas donde no exista este riesgo. De esta manera se reduciría la presión que actualmente ejercen sobre el río y la laguna (están situados a escasos metros de ambos), además de desaparecer el riesgo para los usuarios/as de los campings.

La naturaleza, a través del temporal Gloria, nos ha regalado un nuevo espacio de gran interés natural, por lo que las diferentes administraciones implicadas: Generalitat de Cataluña, Gobierno Central y ayuntamientos, deben hacer todo lo que esté en su mano para garantizar la conservación de este nuevo y singular espacio natural con el que ahora contamos. De esta manera es previsible además que su riqueza ambiental siga aumentando en los próximos años. No podemos dejar pasar esta oportunidad.

 

 

Quim Pérez Gómez.
Santiago Martín Barajas.

Miembros del Área de Agua de Ecologistas en Acción.

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