Cuando Greenpeace publicó el informe "MALDITO PLÁSTICO: Reciclar no es suficiente" puso sobre la mesa, a partir del análisis de datos públicos y publicados, que en España la recuperación de envases de plástico estaba en un 25,4%, muy lejos de los objetivos que marca la legislación europea y más todavía del complaciente mensaje de la industria del envase de usar y tirar. En respuesta, a pesar de que los datos son los que son, Ecoembalajes España S.A. (Ecoembes) acusó a la organización ecologista de mentir. De confundir al ciudadano sobre el reciclaje.
Greenpeace se ha puesto a hacer los deberes para demonstrar ese 25,4% y explicar al conjunto de la sociedad qué está pasando con los residuos de envases que se depositan en los contenedores amarillos de las ciudades y pueblos españoles. En esta ocasión el nombre del informe es un guiño a la respuesta de la sociedad anónima: "Ecoembes miente".
Y nuevamente hay respuesta. ¿Desmontando las mentiras evidenciadas por Greenpeace? No, por supuesto que no. La corporación se mantiene en su estrategia de acusaciones contra quienes ponen sobre la mesa lo que ya no se puede seguir escondiendo bajo la alfombra.
Ecoembes dice tener "muy clara nuestra meta medioambiental: reducir la generación de residuos y reciclarlos cada vez más y mejor". Pero sus acciones van en sentido contrario. Con RECICLOS, incentiva el consumo de envases de usar y tirar. Lo mismo hace con otras iniciativas como la batalla de los kilos, que premia a quienes más residuos generen.
Del reciclar cada vez más y mejor da buena cuenta el informe de Greenpeace. Recoge evidencias (fácilmente contrastables) de que una parte de los residuos de envases que los consumidores dejamos en el contenedor amarillo no acaban precisamente convertidos en nuevas materias primas.
Donde la corporación dice "siempre hemos destacado ante las autoridades competentes la importancia de la transparencia, la trazabilidad y el máximo control como señas necesarias de identidad de un modelo cercano, inclusivo y responsable", nos encontramos con un modelo de caja negra incapaz de responder a preguntas sencillas. Si el informe de Greenpeace tiene tan "escaso rigor" la corporación podría, con su transparencia, trazabilidad, cercanía y responsabilidad atender las cuestiones que en él se señalan.
En lugar de eso Ecoembes se victimiza acusando a Greenpeace porque "pone en entredicho el valor del hábito medioambiental del reciclaje". Cosa que no es cierta. Nadie cuestiona el reciclaje. Lo que se cuestiona es que Ecoembes realmente esté consiguiendo las estadísticas de reciclaje de residuos de envases que difunde en sus campañas de comunicación.
Acusa Ecoembes a Greenpeace de difundir "información falsa, intencionada y muy alejada de la realidad en España, que contradice incluso los datos oficiales y las fuentes nacionales e internacionales" cuando las fuentes de los datos que llevan a Greenpeace a concluir que en España solo se recuperan el 25,4% de los residuos de envases de plástico son, precisamente, los datos oficiales publicados por las administraciones competentes.
En un ejemplo recogido en el informe se parte de los datos del Ayuntamiento de Madrid para evidenciar que la ciudad no tiene capacidad para recoger en los contenedores amarillos todos los residuos de envases que se comercializan adheridos a Ecoembes. Utilizando esta fuente se puede comprobar que el 85% de los envases recogidos en la ciudad de Madrid llegan a Valdemingómez en el contenedor gris, mientras que sólo el 15 % llega en el contenedor amarillo. Con la misma fuente oficial podemos hacer la aproximación de que de las 435.877 toneladas de envases recogidos en la capital de España solo se recuperan para reciclaje 145.816 toneladas.
Es decir, en el mejor de los casos, Madrid estaría reciclando un 34% de los residuos de envases que recoge. Eso son datos oficiales. Analizar ese dato nos lleva a estimar el volumen que ocupan los residuos de envases recogidos en la capital y compararlo con la capacidad de los contenedores amarillos. Y es que por mucho hábito de reciclaje y ganas de cooperar en la recogida selectiva que tuviesen los madrileños, el contenedor amarillo solo tiene capacidad para recibir el 16% de los residuos de envases que se generan en la ciudad. ¿Qué cantidad de los envases que se ponen en el mercado se pueden reciclar si el contenedor que se destina a su recogida no recibe ni la cuarta parte?
Acusa Ecoembes a Greenpeace de que su informe es "una enorme irresponsabilidad por el claro riesgo de desincentivación del hábito del reciclaje", pero quien desincentiva el hábito del reciclaje es quien no está dotando a las ciudades españolas de una capacidad suficiente para la recogida adecuada de los residuos de envases.
No, no se cuestiona el reciclaje, ni se pone en entredicho la importancia de recuperar los residuos de envases. Lo que se pone de manifiesto es la distancia que hay entre el gesto de depositar residuos en el contenedor amarillo y la conversión de los residuos en materias primas. Porque reciclar es conseguir, en un proceso industrial, que un residuo se convierta en una cosa nueva. Idealmente una botella de plástico en otra botella. Algo que no ocurre con la mayoría de los envases que, cada día, se comercializan adheridos a Ecoembes.
Y es que son varios los puntos de ese recorrido en los que se pierden los envases depositados en el contenedor amarillo. Greenpeace lo evidencia bien en su informe. Nos habla de la clasificación por tamaños, donde se pierden gran parte de monodosis, cápsulas para cafeteras y otros envases pequeños que se descartan en las primeras etapas de la clasificación. Nos habla de esas cantidades indeterminadas de materiales recuperados que se almacenan incumpliendo la normativa en instalaciones relacionadas con la Asociación Nacional de Recicladores de Plásticos (ANARPLA). Nos habla de vertederos ilegales a los que llevan, incumpliendo los requisitos contractuales con Ecoembes, empresas que –a pesar de todo- siguen figurando como recuperadores homologados por la corporación.
Y de incendios. Decenas de recicladores homologados y en los que se pierde una cantidad indeterminada de residuos de envases previamente recogidos en el contenedor amarillo y clasificados. Y la pregunta no es nueva ¿Cuántas toneladas de material recuperado se queman cada año en instalaciones homologadas por Ecoembes? En vez de hacer valer la trazabilidad y la transparencia de las que presume, Ecoembes acusa de mentirosos a quienes hacen las preguntas. Un poco de respeto, por favor.
Que no es que lo diga yo. O que lo diga una asociación ecologista. El problema de los incendios, una de las claves del informe de Greenpeace, es algo que reconoce la propia Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje, que lleva tiempo con dificultades para encontrar seguros para las empresas del ramo. Y el dato del 25% está en consonancia con el "Análisis del sistema de gestión de los residuos municipales" presentado por el Gobierno de las Islas Baleares.
Otra cuestión que recuerda Ecoembes en su comunicado es que la administración pública tiene el poder de sancionar las malas praxis, pero que en los veinte años que llevan "trabajando por el reciclaje en España, esto no ha ocurrido en ninguna ocasión." Se olvida del posicionamiento de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia sobre su posición como monopolio. Efectivamente, a día de hoy no es una sanción. Pero es que Ecoembes no toda los residuos, es un mero sistema financiero. ¿Cuántos de los recuperadores homologados que trabajan con los materiales adjudicados por Ecoembes han recibido sanciones por parte de la Administración? Eso es otro cantar.
En última instancia quien sanciona el incumplimiento de los objetivos sobre gestión de residuos es la Unión Europea. Y sus multas ya han caído sobre nuestro país en varias ocasiones. A medida que se sigan evaluando los resultados en materia de residuos de envases es cuestión de tiempo que recibamos alguna sanción que acabe repercutiendo en el sistema integrado de gestión. Y eso, tal y como van las cosas, ocurrirá más pronto que tarde. Sí, es cierto, de momento las administraciones no han sancionado directamente a Ecoembes. Quizá tenga que ver con el dinero que esta organización dedica a eventos y campañas con cargos que toman decisiones en materia ambiental. Quizá no. Tiempo al tiempo.
Habla la sociedad anónima sin ánimo de lucro de "estrategias de presión e influencia política basadas en la desconfianza, el ruido y la confusión social". Lo dice una corporación que se encarga, dada día, de obstaculizar el desarrollo y la aplicación de la legislación que podría poner fin al drama de los envases de usar y tirar. Hasta el extremo de que desde Ecologistas en Acción piden a nuestros responsables políticos que dejen de hacerse la foto y consigan información no sesgada que los saque de la alucinación que produce una visita al The Circular Lab de Ecoembes.
La que presume de la capacidad del contenedor amarillo de contrarrestar las emisiones contaminantes de los tubos de escape cuando, según el informe de Greenpeace, todos los años paga importantes sumas a distintas incineradoras donde los plásticos recogidos por Ecoembes se convierten –al menos- en emisiones de gases de efecto invernadero. A modo de ejemplo, Ecoembes financió a la sociedad pública Garbiker A.B., que depende de la Diputación Foral de Bizkaia, con 205.260 euros, en concepto de valorización energética de los envases en la incineradora de Zabalgarbi. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB), ha recibido, en 2019, 1.117.978€ por parte de Ecoembes, en concepto de valorización energética de envases. A la planta de selección de envases del Parque Tecnologías Ambientales de Mallorca, entraron en 2017 según la memoria del MITECO, 21.486,81 toneladas. De ellas casi 8.000 toneladas fueron a parar directamente a la incineradora. Esto supone que prácticamente el 40 % de los envases que entraron en la planta de selección terminaron quemados.
No, nadie intenta "devaluar este esfuerzo que realizan a diario millones de personas y miles de ayuntamientos en nuestro país con la separación y el reciclaje de sus residuos". Todo lo contrario. Lo que se muestra en el informe es que ese esfuerzo acaba en un porcentaje indeterminado quemado en incineradoras, depositado en vertederos ilegales, exportado a terceros países para su eliminación, en almacenamientos que incumplen la legislación de residuos con el visto bueno de Ecoembes, o, en el peor de los casos, suponiendo la ruina de negocios que ven como su inversión se convierte en cenizas.
Lo que se pide es información. Respuesta a preguntas concretas. Porque sabemos que el reciclaje es una importante oportunidad de empleo y de negocio en una economía en crisis. Que es una necesidad en una sociedad de consumo basada en envases de usar y tirar. Una obligación legal de quienes ponen en el mercado productos que con su uso se convierten en residuos.
Por eso queremos saber si el dinero que pagamos cuando compramos productos envasados se destina realmente a crear todos los puestos de trabajo que hacen falta, comprar los recursos necesarios, permitir que las actividades de recuperación y reciclaje se hagan en condiciones de seguridad adecuadas... o si, por el contrario, alguien utiliza el dinero de todos para construir una mentira que beneficia a unos pocos.
Dice Ecoembes "Nosotros tenemos claro que la solución a los desafíos que ya tenemos sobre la mesa solo será posible desde la responsabilidad, el respeto, la cooperación entre las partes y el trabajo diario." Si esto es así y verdaderamente lo creen, por favor, dejen de llamarnos mentirosos y empiecen a responder preguntas. Es lo mínimo que pueden hacer si realmente buscan cooperación, respeto y son responsables en la gestión de los residuos que tienen encomendados.
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