Ecologismo de emergencia

Filomena, el trumpismo y el cambio climático

Juantxo López de Uralde

Hace ahora dos años, en enero de 2019, cuando Donald Trump todavía tenía cuenta en tuiter, una ola de frío se extendió por Estados Unidos dejando temperaturas mínimas de 40 grados bajo cero. Trump, una de cuyas batallas políticas más importantes ha sido el negacionismo del cambio climático, aprovechó la oportunidad de hacer alarde de ese negacionismo, y escribió un tuit en el que decía más o menos esto: "¿Qué demonios está pasando con el calentamiento global? Por favor vuelve pronto ¡Te necesitamos¡". Algo parecido hemos vivido a escala española en estos días de nieves y frío en las redes sociales.

Es ya un clásico del negacionismo aprovechar las olas de frío para cuestionar el calentamiento global. Poco les importa a ellos que los datos que avalan el progresivo calentamiento sean contundentes, y que 2020 haya sido el año más cálido desde que hay registros: el negacionismo aprovecha cualquier oportunidad para hacerse notar. También ha ocurrido con Filomena, y, mientras nevaba intensamente en grandes zonas de España, las redes se llenaban de comentarios  del estilo trumpista.

En realidad, de poco o de nada les sirven a los negacionistas las explicaciones científicas. También estos días numerosos expertos han explicado que los eventos meteorológicos extremos, como la tormenta de nieve Filomena que  hemos vivido, son uno de los efectos esperables del cambio climático. Pero eso no importa a quienes niegan el cambio climático, porque tratan simplemente de sembrar  dudas que dificulten la acción política decidida para reducir las emisiones. Llevan 30 años haciendo lo mismo. El actual negacionismo climático no tiene ninguna base científica, y es más parte de la conspiranoia extremoderechista, bien financiada por las empresas petroleras, que cualquier otra cosa. De hecho, en España, la extrema derecha de VOX ha hecho del negacionismo climático su principal mensaje en materia ambiental (junto con la defensa de la caza y los toros).

Más sorprendente ha sido que, aprovechando la nevada que nos trajo Filomena, el Presidente de Aragón, Lambán, del PSOE, saliera en tuiter desmintiendo la predicción científica de que (tal y como demostraba la nevada de estos días) el cambio climático iba a acabar con la nieve en las montañas, y aclarando que en realidad lo del cambio climático es una teoría científica sin confirmar... Es decir, se ponía al nivel argumentativo del negacionismo más recalcitrante,
aunque en el caso de Lambán es público y notorio que lo que pretende es defender las polémicas y contestadas obras de Castanesa, en el Pirineo aragonés. En todo caso,  han sido unas declaraciones lamentables de un presidente socialista de una comunidad autónoma como Aragón.

La mala noticia en todo caso es que el cambio climático sigue aquí, a pesar de Filomena. Ciertamente el frío de estos días nos recuerda los tiempos en que los inviernos eran más duros, pero recordemos que no hay que confundir la meteorología con la climatología, y que una ola de frío no es prueba de que no haya calentamiento, sino al contrario es parte del mismo fenómeno de alteración climática.

Ya vemos como ha acabado lo de Trump. Pero el trumpismo sigue vivo, y el negacionismo climático también, así que afinemos los argumentos para rebatir el cuñadismo con contundencia y sigamos adelante en esta lucha sin cuartel para evitar que se continúe agravando la situación climática. La década en la que entramos es decisiva, y no podemos distraernos del objetivo de reducir las emisiones, con todo lo que eso conlleva.

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